Below, Virginia Sánchez, Patient Follow-up Coordinator for the Tandana Foundation, shares the story of Richard and how generous Tandana donors were able to assist him to hear.
In November of 2015, we (Tandana) had the opportunity to learn about Richard, a young man from the community of Panecillo, in the parish of Quichinche, Ecuador, who, through his mother, desperately sought support from a non-governmental organization to obtain a left foot prosthesis, but first let me tell you his whole story.
English
Nueva oportunidad de vida
A continuación, Virginia Sánchez, Coordinadora de seguimiento de pacientes de la Fundación Tandana, comparte la historia de Richard y la generosidad con la que los donantes de Tandana pudieron ayudarlo a escuchar.
En Noviembre de 2015, tuvimos la oportunidad de conocer la historia de Richard, un joven de la comunidad de Panecillo de la parroquia de Quichinche que por intermedio de su Madre buscaban desesperadamente apoyo de alguna organización no gubernamental para conseguir la prótesis de su pie izquierdo, pero antes debo hacerles conocer toda su historia.
Richard nació sin su pie izquierdo y sin orejas, esto ocasiono que en el sitio en que vivían sintiera un poco de rechazo, los niños no querían jugar con él y como consecuencia no quería ir al jardín y luego a la escuela, se convirtió en un niño retraído, tímido y al no poder comunicarse tenía más dificultad. Comenzó el trabajo arduo para su madre Luz, que se convirtió en todo su apoyo, en la persona que escuchaba y luego en señas le transmitía las conversaciones, ello lucho hasta convencer a su esposo para que el niño pudiera asistir al Jardín y luego a la escuela, porque desafortunadamente su familia creía que el niño no debía salir, le consideraban deforme, no era normal y esto les avergonzaba.
La primera prótesis le pusieron cuando tenía 5 años, era solamente un plástico que cubría el pequeño muñón que tenía, como era pequeño y no hacía mucha esfuerzo le duro hasta los 7 años. Luego con apoyo del Municipio de Otavalo le entregaron una nueva prótesis que le duro hasta cuando tuvo 21 años. Por supuesto le quedaba pequeña, tenida mucha dificultad para caminar y le dolía, jugando futbol que es un deporte que le gusta mucho se le rompió, y con su Madre trataron de arreglarle forrándole de cinta porque no podían conseguir ninguna ayuda para cambiar la prótesis que era muy costosa.
Fue ahí que como dice su Madre, milagrosamente María Cristina que fue Directora de nuestra Fundación en Ecuador hasta Marzo de 2016, fue quien gestiono para que dos personas fueran los donadores y financiaran el pago de la prótesis. Finalmente en Abril de 2016 Richard recibió su nueva prótesis, por supuesto completamente diferente a las plásticas que había tenido hasta ese momento, ahora era algo maravilloso como decía su Madre, tenía un pie de carbono y era hasta la rodilla con un material de primera, importado desde los Estados Unidos, algo que ellos nunca hubieran podido pagar por la pobreza en que viven.
Luz su Madre siempre fue una luchadora incansable, en medio de la pobreza buscaba la manera de conseguir dinero para movilizarse, cuantas ocasiones habrá ido al Hospital de Otavalo!!!! Hasta lograr que su hijo fuera transferido a Quito al Hospital Baca Ortiz para intentar cirugías para crear sus orejas.
Cuando Richard tenía 12 años fue su primera cirugía, sacaron parte de cartílago de sus costillas para crear sus orejas, un año después se realizó la siguiente cirugía extrayendo parte de piel de las piernas para cubrir los cartílagos que fueron implantados, no pudieron conseguir unas orejas perfectas, pero poco a poco se hacía realidad el sueño de Richard y su Madre. A los 15 años se realizó la última cirugía en el mismo Hospital, intentando crear el orificio en sus oídos, pero desafortunadamente la cirugía no tuvo el éxito esperado, y más bien le ocasiono una parálisis facial de la que no ha podido recuperarse.
La única solución para que pudiera oír eran los Audífonos vibradores, como siempre su Madre busco ayuda porque este tipo de audífonos son mucho más caros, consiguió apoyo en el Municipio de Otavalo, pero estos se rompieron por el uso y a finales del 2016 se quedó sin ellos y por supuesto sin poder escuchar.
Actualmente la pésima situación económica del país que se refleja en el poco presupuesto con el que cuentan todas las Instituciones Públicas, hace cada vez más difícil que los pacientes reciban apoyo de parte del Ministerio de Salud que es el organismo que debe brindar atención y solucionar los problemas de salud de todas las personas que no tienen ningún tipo de Seguro Médico.
Richard debió vivir por 11 meses sin Audífonos, no encontraban ninguna persona o institución que les ayudara. Su Madre estaba desesperada, pues el no poder hablar por tanto tiempo ocasiono que el perdiera la facilidad para comunicarse, ya casi no hablaba y no podía comunicarse ni siquiera con su familia.
Una vez más nuestra Fundación Tandana, por medio de Anita nuestra Directora Fundadora fue quien consiguió las personas Donadoras que se encargaran de financiar el costo de los Audifonos, cuando le comunique a Luz la Madre de Richard, se puso a llorar diciendo “Que Dios me los bendiga, hemos esperado tanto tiempo ya casi sin esperanza y ahora tenemos a alguien que pagara por ellos, parece un milagro”.
Inmediatamente fuimos a Quito a Proaudio donde están los Médicos que le han atendido, allí le hicieron la Audiometría y se comprometieron a entregarle en 15 días. Este tiempo para ellos les parecía interminable, pues estaban ansiosos porque el pudiera de nuevo escuchar.
A los 15 días nos entregaron los Audífonos, el Medico puso a Richard en una oficina especial para probar y verificar que todo estuviera funcionando correctamente, al inicio no escuchaba, el Medico le enseño como modular el volumen, cambiar las pilas, etc. El milagro se había hecho realidad.
Creo imposible siquiera imaginar cómo sería estar sin poder escuchar y hablar. La ayuda a este paciente es tan grande, significa tanto el devolverle el oído y el habla, que pueda iniciar una vida diferente, que no dependa de su Madre y aprenda a desenvolverse solo.
Actualmente le han ofrecido trabajo en Otavalo en una mecánica como ayudante, tendrá que aprender, pero finalmente será el quien podrá hacer sus propias cosas, tomar sus decisiones y empezar a ver el mundo de diferente forma, no solamente desde su pequeño cuarto en Panecillo.
English
A new opportunity for life
Below, Virginia Sánchez, Patient Follow-up Coordinator for the Tandana Foundation, shares the story of Richard and how Tandana was able to assist him to hear.
In November of 2015, we (Tandana) had the opportunity to learn about Richard, a young man from the community of Panecillo, in the parish of Quichinche, Ecuador, who, through his mother, desperately sought support from a non-governmental organization to obtain a left foot prosthesis, but first let me tell you his whole story.
Richard was born with no left foot and no ears; this caused him to feel some rejection where he lived; other children did not want to play with him and, as a consequence, he did not want to attend preschool or school later on. He became a withdrawn and shy child, who faced more difficulties as he was not able to communicate. Thus hard work began for his mother Luz, who became his whole support, as the person who listened and who then conveyed the conversations in signs. She struggled to convince her husband that the child should attend preschool and then school, because unfortunately, his family believed that the child should not leave home. They considered him deformed, he was not normal and this embarrassed them.
He received his prosthesis when he was 5 years old. It consisted only a piece of plastic that covering his small stump. As he was small and was careful with it, it lasted until he was 7 years old. Then, with the support of the Municipality of Otavalo, he received a new prosthesis that lasted until he was 21 years old. Of course, it became too small. He had a lot of difficulty walking and it did hurt. Then he broke it playing soccer, a sport that he likes a lot. He and his mother tried to fix it with tape, as they could get no assistance to replace the prosthesis which was very expensive.
It was then that, miraculously as his mother says, two people decided to be the donors and finance the cost of the prosthesis. Finally, in April 2016, Richard received a new prosthesis, of course completely different from the plastic ones he had had until that moment. Now it was something wonderful, as his mother said. It had a carbon foot and was knee-high, made of first-class materials, imported from the United States, something they could never have afforded due to the poverty in which they live.
Luz, his mother, was always a tireless fighter. She was looking for a way to raise money to take action; the number of times she went to Otavalo Hospital!!! Until she had her son transferred to Quito, to the Baca Ortiz Hospital to attempt surgeries that would reconstruct his ears.
Richard had his first surgery when he was 12 years old. They took cartilage from his ribs to reconstruct the ears. A year later he had the next surgery, taking part of the skin from the legs to cover the implanted cartilages. They could not achieve perfect ears, but little by little, the dream of Richard and his mother came true. When he was 15 years old, the last surgery was performed at the same hospital, attempting to create the hole in his ears, but unfortunately, the surgery did not have the expected success. Instead it caused facial paralysis, from which he has not recovered.
The only solution for him to hear were vibrating hearing aids. As always, his mother sought help because this type of hearing aids are much more expensive. She got support in the Municipality of Otavalo, but these broke from wear, and by the end of 2016, he was left without them and of course without being able to hear.
Currently, the poor economic situation of the country is reflected in the low budget that all Public Institutions have, which makes it increasingly difficult for patients to receive support from the Ministry of Health, the body that should provide care and solve the health problems of all people who do not have medical insurance.
Richard had to live for 11 months without a hearing aid. They did not find any person or institution that would help them. His mother was desperate, because not being able to talk for so long caused him to lose the ability to communicate. He almost did not talk and could not communicate even with his family.
Once again, two donors from Tandana offered to finance the cost of the Hearing Aid. When Luz, Richard’s mother found out, she began to cry saying, “May God bless them, we’ve waited so long and almost hopelessly and now we have someone to pay for them, it seems like a miracle.”
Immediately we went to Proaudio, in Quito, to the doctors who have taken care of him. There, they did the audiometry and they promised to deliver in 15 days. This period seemed endless because they were anxious for him to hear again.
After 15 days, we received the hearing aids. The doctor placed Richard in a special office to test and verify that everything was working properly. At first, he could not hear; the doctor taught him how to modulate the volume, change the batteries, etc. The miracle had come true.
I think it impossible to even imagine what it would be like to be unable to hear and speak. The help to this patient is so great, it means so much regaining hearing and speech that he can start a different life, not depending on his mother and learning to function by himself.
Recently, he has been offered a job in Otavalo as an assistant in a garage; he will have to learn, but finally, he will be the one doing his own things, making his own decisions and starting to see the world in a different way, not only from his little room in Panecillo.
Français
Une nouvelle opportunité pour la vie
Ci-dessous, Virginia Sánchez, coordinatrice du suivi des patients pour la Fondation Tandana, raconte l’histoire de Richard et raconte comment les donateurs généreux de Tandana ont pu l’aider à entendre.
En novembre 2015, nous avons eu l’occasion de connaître Richard, un jeune homme de la communauté de Panecillo, dans la paroisse de Quichinche, qui, par l’intermédiaire de sa mère, a désespérément demandé l’aide d’une organisation non gouvernementale pour obtenir une prothèse du pied gauche, mais laissez-moi d’abord vous raconter toute son histoire.
Richard est né sans pied gauche ni oreilles; cela l’a amené à ressentir un certain rejet là où il vivait; d’autres enfants ne voulaient pas jouer avec lui et, par conséquent, il ne voulait plus aller à l’école maternelle ou à l’école par la suite; il devint un enfant retiré et timide, qui faisait face à plus de difficultés car il était incapable de communiquer. C’est ainsi qu’a commencé le travail difficile de sa mère, Luz, qui est devenue son soutien, en tant que personne qui a écouté et qui a ensuite transmis les conversations en signes; elle a eu du mal à convaincre son mari que l’enfant devrait aller à l’école maternelle puis à l’école, car malheureusement, sa famille pensait que l’enfant ne devait pas quitter la maison; ils l’ont considéré comme déformé, il n’était pas normal et cela les a embarrassés.
Il a reçu sa prothèse à l’âge de 5 ans. Il ne s’agissait que d’un morceau de plastique recouvrant sa petite souche; comme il était petit et prudent, cela a duré jusqu’à l’âge de 7 ans. Puis, avec le soutien de la municipalité d’Otavalo, j’ai reçu une nouvelle prothèse qui a duré jusqu’à l’âge de 21 ans. Bien sûr, il est devenu trop petit. J’ai eu beaucoup de difficulté à marcher et ça m’a fait mal; Je l’ai cassé en jouant au football, à un sport que j’aimais beaucoup; lui et sa mère ont essayé de la réparer avec du ruban adhésif, car ils ne pouvaient obtenir aucune aide pour remplacer la prothèse qui coûtait très cher.
C’est alors que, miraculeusement, comme le dit sa mère, deux personnes ont décidé d’être les donneurs et de financer les coûts de la prothèse. Enfin, en avril 2016, Richard a reçu une nouvelle prothèse, bien entendu totalement différente de celle en plastique qu’il avait eue jusqu’à ce moment-là. Maintenant c’était quelque chose de merveilleux, comme disait sa mère. Il avait un pied en carbone et atteignait le niveau du genou, fabriqué à partir de matériaux de première qualité, importés des États-Unis, ce qu’ils n’auraient jamais pu se permettre en raison de la pauvreté dans laquelle ils vivent.
Luz, sa mère, a toujours été un combattant infatigable. Elle cherchait un moyen de collecter des fonds pour agir; le nombre de fois où elle est allée à l’hôpital d’Otavalo !!! Jusqu’à ce que son fils soit transféré à Quito, à l’hôpital de Baca Ortiz pour tenter une chirurgie qui reconstruirait ses oreilles.
Richard a été opéré pour la première fois à l’âge de 12 ans. Ils ont pris du cartilage de ses côtes pour reconstruire les oreilles. Un an plus tard, il subit la chirurgie suivante, prenant une partie de la peau des jambes pour recouvrir les cartilages implantés. Ils ne pouvaient pas atteindre des oreilles parfaites, mais petit à petit, le rêve de Richard et de sa mère est devenu réalité. À l’âge de 15 ans, la dernière intervention chirurgicale a été effectuée dans le même hôpital, dans le but de créer un trou dans ses oreilles. Malheureusement, l’opération n’a pas eu le succès escompté, mais a plutôt provoqué une paralysie faciale, dont il n’a pas récupéré.
La seule solution à entendre pour lui était les prothèses auditives vibrantes; comme toujours, sa mère a demandé de l’aide parce que ce type d’appareil auditif coûte beaucoup plus cher; elle a obtenu un soutien dans la municipalité d’Otavalo, mais ceux-ci se sont échappés et à la fin du 2016 il était resté sans eux et, bien sûr, sans pouvoir entendre.
Actuellement, la maigre situation économique du pays, qui se reflète dans le faible budget de toutes les institutions publiques, rend de plus en plus difficile pour les patients de bénéficier de l’aide du ministère de la Santé, qui devrait s’occuper des problèmes de santé des toutes les personnes qui n’ont aucune assurance médicale.
Richard a dû vivre pendant 11 mois sans aide auditive, ils n’ont trouvé aucune personne ou institution susceptible de les aider. Sa mère était désespérée, parce que ne pas pouvoir parler pendant si longtemps lui avait fait perdre la capacité de communiquer, il ne parlait presque pas et ne pouvait même pas communiquer avec sa famille.
Encore une fois, deux donateurs ont offert de financer le coût de l’appareil auditif. Lorsque Luz, la mère de Richard, le découvrit, elle se mit à pleurer en disant: “Que Dieu les bénisse, nous avons attendu si longtemps et presque sans espoir et nous avons maintenant quelqu’un pour les payer, cela semble un miracle.”
Nous sommes immédiatement allés à Proaudio, à Quito, chez les médecins qui s’occupaient de lui; là, ils ont fait l’audiométrie et ils ont promis de livrer dans 15 jours. Cette période semblait interminable car ils avaient hâte qu’il l’entende à nouveau.
Après 15 jours, nous avons reçu les aides auditives. le médecin a placé Richard dans un bureau spécial pour tester et vérifier que tout fonctionnait correctement; au début, il ne pouvait pas entendre; le médecin lui a appris à moduler le volume, à changer les piles, etc. Le miracle est devenu réalité.
Je pense qu’il est impossible d’imaginer ce que ce serait de ne pas pouvoir entendre et parler. L’aide apportée à ce patient est si importante qu’elle lui permet de retrouver son audition et sa parole de manière à pouvoir commencer une vie différente, sans dépendre de sa mère et apprendre à fonctionner seule.
Récemment, il s’est vu proposer un emploi à Otavalo en tant qu’assistant dans un garage; il devra apprendre, mais ce sera finalement lui qui fera ses propres choses, prendra ses décisions et commencera à voir le monde différemment, pas seulement depuis sa petite chambre à Panecillo.