
Por Avelino Antamba
En la parroquia de Quichinche, aproximadamente a 12.5 kilómetros desde la ciudad de Otavalo, se ubica una comunidad llamada Tangalí. Actualmente somos 144 familias, nuestro territorio es extenso y, por esta razón, las casas se encuentran muy dispersas.
Mi nombre es Avelino Antamba y tuve la oportunidad de formar parte de la directiva de la comunidad en algunas ocasiones, y sigo motivando a los miembros de la comunidad a luchar por lo que es nuestro derecho y nuestra vida. Quisiera compartir lo poquito que sé sobre la historia de mi comunidad y mi sueño realizado.
El nombre de la comunidad de Tangalí viene de palabra kichwa “tagari” que quiere decir impulsarse o sobresalir. Esta comunidad se conforma por las personas que trabajaron para las grandes haciendas de esta zona y que eran los llamados Huasipungueros.

Hace tiempo, los indígenas eran esclavos de los dueños de las haciendas y la forma de servir era trabajar desde las 6H00 AM, hasta 6H00 PM. Tampoco se tenían en cuenta los fines de semana y se descansaba, cada año, durante un mes por turno cada familia. La actividad a la que se dedicaban era agricultura en la siembra de maíz, frijol, trigo, cebada, entre otros.
Cuenta mi mamá que el dueño de la hacienda organizó una reunión donde asistieron sus sirvientes, y les informó de que todos los que hacían de huasipungueros para él, eran libres a partir de ese momento, e incluso entregó 5 hectáreas de tierra a cada jefe de familia para que pudieran construir un hogar, alimentarse y vivir con sus hijos en la misma zona.
Personalmente, desde niño, he soñado con hacer algo grande que incluya a mi familia y a la comunidad; déjenme decirles que he logrado. Yo siempre quise cambiar la vida de mi gente, ya que desde pequeño vi sufrir a muchos, trabajando sin descanso, bajo el sol y lluvias torrenciales. Por estas razones, no deseo maltratar a mis hermanos con pagos o cosas injustas, mi objetivo es echar una mano y ayudarles a salir adelante juntos.
A partir de esta mentalidad de empresario, he logrado crear un centro de acopio de leche, con el nombre de «Asociación de Lecheros de Tangalí» y lleva funcionando desde 2013. He pensado hacer esta micro-empresa unipersonal, debido a que al no contar con recursos económicos propios, compartí la idea con un amigo que me apoyó y más personas fueron integrándose a este proyecto, hasta llegar a 13 socios quienes creyeron, apoyaron mi ilusión y se quedaron a seguir luchando a pesar de los muchos obstáculos. Cada uno puso un aporte de $3.000,00 como contraparte.
Siempre quise crear una organización lucrativa que pudiera generarnos ingresos y conseguir una mejor calidad de vida. Por esa misma razón, cuando era más joven, me gustaba participar en todos los talleres y programas facilitados por el Estado. Más tarde visité otras ciudades y campos para ver cómo trabajan en otros sitios y llegue así a la conclusión de que podía ser un proveedor de leche a empresas lácteas del Ecuador.
La verdad es que no ha sido fácil construir pequeños emprendimientos sobre todo en nuestra comunidad, debido a la desventaja de estar ubicada muy lejos de la ciudad. Cada día luchaba incansablemente por conseguir realizar mi sueño y mi deseo, se puede conseguir lo que uno quiere aunque parezca imposible. A día de hoy me siento satisfecho, sobre todo estoy orgulloso de mis hermanos, porque son ellos quienes están saliendo beneficiados.
Con los aportes de los socios, me acerque a diferentes entidades del Estado para realizar gestiones y pedir apoyo para este proyecto. Con la insistencia he logrado obtener resultados positivos, desde la ciudad de Cayambe, que es el lugar donde se ubica la empresa y entrego la leche. La empresa DULAC me facilita formación técnica en la comunidad, en diferentes e importantes áreas para producir leche de calidad, como: esterilizar antes de ordeñar la leche de la vaca, alimentarla correctamente, o cuándo se deben dar antibióticos y entre otros.
Cada día recibo la leche en la mañana de 6H00 a 6H30 y en la tarde de 18H00 a 18H30. No tengo que exigirla porque las familias de la comunidad se acercan a entregarla, desde 2 litros hasta 300 litros. Dentro de la comunidad hay 44 familias que reparten, además de otras 4 comunidades que se han interesado por entregar la leche a esta asociación, con ellos tengo 80 proveedores que se encuentran a 30 kilometros del centro de acopio en las comunidades de Minas Chupa y Padre Chupa. Siempre envío un carro que recoja leche de todo lugar sin importar la distancia.
Hay más personas que participan, obviamente, porque el pago es bueno. Según lo establecido por el estado, el costo de leche por litro es 0,42 ctvs, pero yo les pago 0,44 ctvs., de ahí la razón para que más personas se acerquen aquí; mi objetivo siempre ha sido ayudar a más gente, siempre que sea posible a partir de mi emprendimiento diario.
Con la última gestión realizada he podido conseguir una máquina que ayuda cortar los rastrojos (desperdicios después de cosechar maíz), lo que facilita que el ganado pueda consumirlo sin dificultad. A pesar de la escasez de hierba por la temporada de sequia en estos meses, les presto esta máquina cuando la requieran, para que contribuya en la preparación de la alimentación del ganado y evite la disminución en la producción de leche: estas son las pequeñas ayudas que puedo brindar a mi gente, en lo que esté al alcance de mi mano.

Por otra parte, entrego crédito a personas que desean progresar más, con el cual pueden comprar una vaca, producir la leche y entregarla, a partir de lo que podrán descontarse el precio sin ningún coste añadido. Todas estas iniciativas e incentivos ayudan al crecimiento rápido, ya que he logrado triplicar la cantidad de leche en 9 meses: en los meses pasados recolectaba 700 litros en 2 días, hoy, 1800 litros diarios.
Mi sueño es llegar a recolectar 12,000 litros diariamente, para esto estoy planeando conseguir 2 tanques más para guardar la leche. Tengo una buena acogida en la empresa en la que la entrego, debido a su calidad. Para ello tengo todos los instrumentos necesarios en el centro de acopio, los cuales me ayudan a detectar si tiene mezcla de agua, si la leche está muy ácida o lleva más de un día, si contiene antibióticos, si está esterilizada y todas las cosas que se exigen para garantizar la calidad. Ya que si no aplica este control cada vez que la recibo, existe un riesgo alto de pérdidas para mí. En 3 ocasiones perdí un valor de $800.00, estas son las experiencias que permiten aprender y evitar pérdidas en el futuro.

En estos últimos meses he recibido la visita de turistas extranjeros que han venido con la Fundación Tandana. La verdad es que me siento feliz de poder exponer la vivencia de la comunidad, de poder ayudar a las familias, sobre todo contarles acerca de mi superación y de cuáles son mis aspiraciones para el futuro. Mi sueño a largo plazo es ser la empresa de productos lácteos de Tangalí, proveer a empresas pequeñas, medianas y grandes de forma directa. Gracias por sus visitas, siempre son bienvenidos y estamos muy agradecidos por cualquier contribución.
Quisiera también agradecer a la Fundación Tandana que nos hayan donado los materiales necesarios para terminar de poner la cerámica en la casa de acopio de leche. Esta donación ayudará a la asociación al permitir mantener altos niveles de higiene en nuestro centro de acopio. ¡Gracias por su colaboración y por creer en nuestra empresa!

By Avelino Antamba
There´s a community called Tangalí in the Quichininche parish. It has 144 families and is approximately 12.5 km from the city of Otavalo. Our community is vast so the houses are scattered.
My name is Avelino Antamba and I have had the opportunity to be part of the community Council from time to time, and I´m always trying to continue to motivate the members of this community to fight for what is our right and for our life. I would like to share the little I know about my community and about my dream that came true.
The name of our community, Tangalí, comes from the kichwa word “tagari,” which means to boost or to get ahead. This community is made up of people who worked for the plantation in the area and were called Huasipungueros.

In the past, the indigenous people were slaves for the plantation owners and had to serve them. They had to work from 6 am to 6 pm, including on weekends, and each family was given one month off each year. They farmed corn, beans, wheat and barley, among other things.
My mother told us the plantation’s owner organized a meeting for his workers and informed them that everyone who worked for him as a Huasipunguero was free from then on. He even gave 12 acres of land to each head of household to build a home, feed themselves and live with their children in the same area.
Personally, as a child, I dreamed of doing something great for my family and my community. Let me tell you, I succeeded. I have always wanted to change people´s lives. Since I was little I have seen people working without rest under the sun and in torrential rain. For those reasons, I don´t want to punish my brothers with fees and unfair things. My goal is to lend a hand and help them to get by together.
Thanks to this entrepreneurial mindset, I have created a dairy association and milk collection center, named “Asociación de Lecheros de Tangalí” (Tangalí Dairy Association) that has been operating since 2013. Since I couldn’t afford it on my own, I had the idea of making it a collective business. I shared the idea with a friend who supported me on this project. Then more people joined, until we had 13 founding partners who believed in me, supported my dream and kept fighting despite difficulties. Each partner contributed $3,000 dollars.
I have always wanted to create a lucrative organization that could generate income and help us achieve a better quality of life. For this reason, when I was younger, I liked to participate in public workshops and programs. Later, I visited other communities and farms to see how they worked there, and I concluded I could be a milk provider for dairy companies in Ecuador.
The truth is it hasn´t been easy to build a small business, especially in our community, due to the fact that we are located far from the city. I fought hard to achieve my dream and my wish. Anyone can make their dreams come true even if it looks impossible. Nowadays I feel satisfied, mainly because I´m proud of my fellow community members, who benefit from the business.
With the financial contributions from my partners, I approached different government entities and asked them to support this project. Thanks to never giving up, I achieved positive results. The dairy company is located in the community of Cayambe and is where I deliver the milk. DULAC gives me all the technical information in different and important areas to produce quality milk, such as sterilizing the cows before milking them, how to feed them, or when they should be given antibiotics, etc.
I receive the milk each day from 6 AM to 6:30 AM in the mornings and from 6 PM to 6:30 PM in the evening. I don’t have to ask for it because the families from the community come to deliver it, from 2 liters to 300 liters. In the community, there are 44 families who provide milk. In addition, there are four other communities that provide milk to this association. With them I have 80 providers located around 30 kilometers from the collecting center. Some of my providers live in the communities of Minas Chupa and Padre Chupa. I always send a vehicle to pick up the milk from any place no matter the distance.

There are obviously more people participating because the earnings are good. According to the government, the milk costs $0.42, a liter, but I pay them $0.44, which is the reason more people come to me. My goal has always been to help more people, whenever it is possible within my daily routine.
With my last profits I have been able to get a machine that helps cut the stubble (waste after harvesting corn), which makes it easier to feed the cattle. Despite a lack of grass during the dry season in the last months, I lend my providers the machine when they need it. This helps with the preparation of the cattle and avoids a reduction in the milk produced: this is the little help I can give to my people. This is within reach.
On the other hand, I give credit to people who wish to do more, to buy another cow, produce milk and deliver it, to reimburse the price without adding any cost. All these initiatives and incentives help create fast growth. Because of them, I tripled the amount of milk I collect in 9 months: in previous months, I collected 700 liters every 2 days. Now I collect 1,800 liters a day.
My dream is to collect 12,000 liters a day, which is why I´m planning on getting 2 more tanks to store the milk. I have a good reputation for delivering high-quality products to the dairy company I work with. I have all the necessary equipment at the collecting center to detect if the milk is a watery mixture, if it is too bitter, has been there for more than a day, has antibiotics, if it is sterilized, and all the things required to ensure good quality. If I don´t apply these controls each time I receive milk, there is a high risk of loss for me. I have lost $800 on three occasions. I have learned from these experiences and know how to avoid losses in the future.

In recent months, I have been visited by foreign volunteers from The Tandana Foundation. The truth is that I’m happy to tell them about living in the community, helping the families and, mainly, about what I have overcome and my aspirations for the future. My long-term dream is to open a dairy company in Tangalí and to provide milk to small, medium-sized and large businesses directly. Thank you for your visits, you are always welcome and we are grateful for any donations.
I would also like to thank The Tandana Foundation for donating the materials needed to finish tiling the milk collecting center. This donation will help the association maintain high levels of cleanliness at our milk collecting center. Thank you for your collaboration and for believing in our company!

Par Avelino Antamba
Il existe une communauté, dans la paroisse de Quichininche, appelée Tangalí. Elle compte 144 familles et se trouve à environ 12,5 km de la ville d’Otavalo. Notre communauté est vaste et les maisons sont dispersées.
Je m’appelle Avelino Antamba et j’ai eu l’occasion de faire partie, de temps en temps, du Conseil communautaire et j’essaie toujours de continuer à motiver les membres de la communauté à lutter pour ce qui est de notre droit et pour notre vie. Je voudrais partager le peu que je connais de ma communauté et de mon rêve qui devint réalité.
Le nom de notre communauté, Tangalí, vient du mot kichwa tagari, qui signifie stimuler ou se démarquer. Cette communauté est composée de personnes qui travaillaient pour le domaine dans la région et qui étaient appelés Huasipungueros.
Dans le passé, les indigènes étaient esclaves des propriétaires fonciers et devaient les servir. Ils devaient travailler de 6 heures du matin à 18 heures le soir, y compris les week-end, et chaque famille recevait un mois de congé chaque année. Ils cultivaient maïs, haricots, blé et orge, entre autres.
Ma mère nous a dit que le propriétaire du domaine avait organisé une réunion pour ses travailleurs, les informant que tous ceux qui travaillaient pour lui comme Huasipungueros étaient désormais libres. Il a même donné 5 hectares de terre à chaque chef de famille pour construire une maison, se nourrir et vivre avec leurs enfants dans la même région.
Personnellement, étant enfant, je rêvais de faire quelque chose de bien avec ma famille et ma communauté. Laissez-moi vous dire, j’ai réussi. J’ai toujours voulu changer la vie de mes gens. Depuis que j’étais petit, j’ai vu des gens travailler sans repos, sous le soleil et sous une pluie torrentielle. Pour ces raisons-là, je ne veux pas punir mes frères avec des frais et des choses injustes. Mon but est de leur donner un coup de main et de les aider à se débrouiller ensemble.
Grâce à cet esprit d’entreprise, j’ai créé un centre de recollection de lait, appelé Asociación de Lecheros de Tangalí (Association des Laitiers de Tangalí), qui est en opération depuis 2013. Comme je n’en avais pas les moyens tout seul, j’ai eu l’idée d’en faire une petite entreprise collective. J’ai partagé l’idée avec un ami qui m’a soutenu dans ce projet. Puis plus de gens s’y sont joints, jusqu’à arriver à 13 partenaires fondateurs qui ont cru en moi, ont soutenu mon rêve et ont continué à lutter malgré les difficultés. Chaque partenaire a contribué 3000 dollars.
J’ai toujours voulu créer une organisation lucrative qui pourrait générer des revenus et nous aider à atteindre une meilleure qualité de vie. Pour cette raison, quand j’étais plus jeune, j’aimais participer à des ateliers et des programmes publics. Plus tard, j’ai visité d’autres communautés et fermes pour voir comment ils y travaillaient, et j’ai conclu que je pouvais être un fournisseur de lait pour les entreprises laitières en Équateur.
La vérité est qu’il n’a pas été facile de construire une petite entreprise, surtout dans notre communauté, car nous sommes situés loin de la ville. J’ai beaucoup lutté pour réaliser mon rêve et mon souhait. Tout le monde peut réaliser ses rêves, même si cela semble impossible. Aujourd’hui, je suis satisfait, principalement parce que je suis fier des membres de ma communauté qui se bénéficient de l’entreprise.
Avec les contributions financières de mes partenaires, j’ai approché différentes entités gouvernementales et leur ai demandé de soutenir ce projet. Du fait de n’avoir jamais laissé tomber, j’ai obtenu des résultats positifs. L’entreprise de produits laitiers est située dans la ville de Cayambe et c’est là que je livre le lait. Cette entreprise, DULAC, me donne toutes les informations techniques, dans les différents domaines importants pour produire du lait de qualité, tels que la stérilisation des vaches avant de les traire, la façon de les nourrir, les antibiotiques qu’elles doivent prendre etc.
Je reçois le lait chaque jour de 6h à 6h30 le matin et de 18h à 18h30 le soir. Je n’ai pas à le requérir car les familles de la communauté viennent le livrer, de 2 litres à 300 litres. Dans la communauté, il y a 44 familles qui produisent du lait. En outre, quatre autres communautés fournissent du lait à notre association. Avec celles-ci, j’ai 80 fournisseurs situés à environ 30 kilomètres du centre de collecte. Certains de mes fournisseurs vivent dans les communautés de Minas Chupa et Padre Chupa. J’envoie toujours un véhicule pour passer prendre le lait à n’importe quel endroit, peu importe la distance.
Il y a évidemment plus de gens qui participent parce que les bénéfices sont bons. Selon le gouvernement, le lait coûte 0,42 $ le litre, mais je leur paie 0,44 $, ce qui explique pourquoi de plus en plus de gens viennent me voir. Mon but a toujours été d’aider plus de gens, chaque fois que c’est possible dans ma routine quotidienne.
Avec mes derniers bénéfices, j’ai pu acheter une machine qui aide à couper les chaumes (déchets après la récolte du maïs), ce qui facilite l’alimentation du bétail. Malgré un manque d’herbe pendant la saison sèche ces derniers mois, je prête la machine à mes fournisseurs quand ils en ont besoin. Cela aide à la préparation du bétail et évite une réduction du lait produit : c’est le peu d’aide que je peux donner à mes gens. C’est à ma portée.
D’un autre côté, je fait des prêts aux personnes qui souhaitent en faire plus, acheter une autre vache, produire du lait et le livrer, pour repayer le prix sans ajouter aux coûts. Toutes ces initiatives et incitations aident à une croissance rapide. Grâce à elles, en 9 mois j’ai triplé la quantité de lait que je reçois : au cours des mois précédents, je collectais 700 litres dans 2 jours. Maintenant, je reçois 1800 litres par jour.
Mon rêve est d’arriver à 12 000 litres par jour, c’est pourquoi je prévois d’acheter deux réservoirs supplémentaires pour stocker le lait. J’ai une bonne réputation quant à livrer des produits de haute qualité à la compagnie laitière avec laquelle je travaille. J’ai tout l’équipement nécessaire au centre de collecte pour détecter si le lait est un mélange aqueux, s’il est trop amer, s’il a été là depuis plus d’une journée, s’il a des antibiotiques, s’il est stérilisé et tout ce qui est nécessaire pour assurer une bonne qualité. Si je n’applique pas ces contrôles chaque fois que je reçois du lait, je cours un risque élevé de perte. J’ai perdu 800 dollars à trois reprises. J’ai appris de ces expériences et je sais comment éviter les pertes à l’avenir.

Au cours des derniers mois, j’ai été visité par des volontaires étrangers de la Fondation Tandana. La vérité est que je suis heureux de leur parler de la vie dans la communauté, de l’aide aux familles et surtout, de ce que j’ai dû vaincre et de mes attentes pour l’avenir. Mon rêve à long terme est d’ouvrir une entreprise laitière à Tangalí et de fournir directement du lait aux petites, moyennes et grandes entreprises. Merci pour vos visites, vous êtes toujours les bienvenus et nous sommes reconnaissants pour toute donation.

Je tiens également à remercier la Fondation Tandana pour avoir fourni le matériel nécessaire pour achever le carrelage du centre de collecte du lait. Cette donation aidera l’association à maintenir les niveaux élevés de propreté dans notre centre de collecte de lait. Merci pour votre collaboration et pour avoir cru en notre entreprise!