
All program coordinators dedicated to social justice and civic engagement are faced with the challenges of community engagement and community building due to the pandemic’s social distancing requirements. How do you connect with others and make substantive change in your community without being able to interact with others or physically enter into a community? My response: we must expand our definition of community.
Now more than ever, we have been confronted with the interconnectedness of all of our lives. Before this year, willful ignorance could convince us that the consequences of our actions, or lack thereof, only affected ourselves and those in our immediate surroundings. Now, every decision we make, even the simple decision of choosing when and why we leave our homes, requires the weighing of community and global needs with our own.
This virtual environment, though brought on by tragedy, has allowed us at the George Washington University (GW) Alternative Breaks program to reconnect with community partners and create an international learning environment that enriches all involved. As part of our program this year, we have introduced a speaker series featuring experts and organizations dedicated to community engagement work around the world. In mid November, we were able to host a virtual event in partnership with the Tandana Foundation entitled, “Designing Community Development Initiatives for Success and Sustainability” with speakers from the organization’s team in Mali: Moussa Tembiné and Housseyni Pamateck. The speakers described the community projects that the Tandana Foundation assists with and their philosophy behind community engagement work.
For them, introducing projects that are beneficial for a particular community must come from the people who live there. Service is not about imposing a particular solution, thought process, or culture upon a people, but instead about truly and genuinely listening to their needs. As Moussa and Housseyni described the projects and their method of support, I became even more proud to have partnered with the Tandana Foundation. The Alternative Breaks philosophy has a similar pillar in that we believe in mutually beneficial partnerships. This means that service should not be performed with the sole intention of self fulfillment or satisfaction, but rather to offer needed assistance to a community and receive knowledge through lived experiences in return.
A common criticism (and a valid one, at that) of service trips or experiences during which there is temporary entrance into a community of which one is not a part is that it can easily be perceived as voluntourism. This phenomena is characterized by individuals participating in short term service in a foreign community to soothe their own conscience during a vacation experience. Tourism itself here is not the issue, but rather the complete lack of engagement and learning that comes from a single act of service in a community without intentional education, reflection, and connection.

This attitude and set of actions is one that we actively avoid and are able to do so because of community partners like the Tandana Foundation who do the hard work of establishing communities of mutual benefit and networks of support. We, as humble servants, are temporary visitors. However, our connections and relationships with the organization and the community in which we serve last far beyond our short term stay.

It is the work of people like Moussa and Housseyni who are in their communities each and every day ensuring that organizations like ours are able to support and assist people around the world. It is through this shared philosophy of mutual support and learning that the GW Alternative Breaks program and the Tandana Foundation have remained connected for all these years. And it is with great gratitude that we continue this relationship for the, no doubt, difficult years ahead.
By Will Hoadley-Brill, Executive Chair of Alternative Breaks at George Washington University
Español
Una filosofía compartida de apoyo mutuo y aprendizaje

Todos los coordinadores de programas dedicados a la justicia social y la participación cívica se enfrentan a los desafíos de la participación comunitaria y la construcción de la comunidad debido a los requisitos de distanciamiento social de la pandemia. ¿Cómo conectar con otros y realizar cambios sustanciales en la comunidad sin poder interactuar o ingresar físicamente en una comunidad? Mi respuesta: debemos ampliar nuestra definición de comunidad.
Ahora más que nunca, nos hemos enfrentado a la interconexión de todas nuestras vidas. Antes de este año, la ignorancia deliberada podría convencernos de que las consecuencias de nuestras acciones, o la falta de ellas, solo nos afectaron a nosotros mismos y a quienes nos rodean. Ahora, cada decisión que tomamos, incluso la simple decisión de elegir cuándo y por qué dejamos nuestros hogares, requiere examinar detenidamente las necesidades comunitarias y globales con las nuestras.
Este entorno virtual, aunque provocado por la tragedia, nos ha permitido en el programa Alternative Breaks de la Universidad George Washington (GW) reconectarnos con socios comunitarios y crear un entorno de aprendizaje internacional que enriquece a todos los involucrados. Este año, como parte de nuestro programa, presentamos una serie de oradores con expertos y organizaciones dedicadas al trabajo de participación comunitaria en todo el mundo. A mediados de noviembre, pudimos organizar un evento virtual en asociación con la Fundación Tandana titulado “Diseño de iniciativas de desarrollo comunitario para el éxito y la sostenibilidad” con oradores del equipo de la organización en Mali: Moussa Tembiné y Housseyni Pamateck. Los oradores describieron los proyectos comunitarios a los que asiste la Fundación Tandana y su filosofía detrás del trabajo de participación comunitaria.
Para ellos, la introducción de proyectos que sean beneficiosos para una comunidad en particular debe provenir de las personas que viven allí. El servicio no se trata de imponer una solución, un proceso de pensamiento o una cultura en particular a un pueblo, sino más bien de escuchar verdadera y genuinamente sus necesidades. Cuando Moussa y Housseyni describieron los proyectos y su método de apoyo, me sentí aún más orgulloso de haberme asociado con la Fundación Tandana. La filosofía de Alternative Breaks tiene un pilar similar en el sentido de que creemos en asociaciones de beneficio mutuo. Esto significa que el servicio no debe realizarse con la única intención de autorrealización o satisfacción, sino más bien para ofrecer la asistencia necesaria a una comunidad y recibir conocimientos a través de experiencias vividas a cambio.
Una crítica común (y válida, por cierto) de los viajes de servicio o las experiencias durante las cuales hay una entrada temporal a una comunidad de la que uno no es parte es que puede percibirse fácilmente como voluntariado. Este fenómeno se caracteriza por la participación de personas en un servicio a corto plazo en una comunidad extranjera para calmar su propia conciencia durante una experiencia vacacional. El turismo en sí no es aquí el problema, sino más bien la falta total de compromiso y aprendizaje que proviene de un solo acto de servicio en una comunidad sin educación, reflexión y conexiónes intencionales.
Esta actitud y conjunto de acciones es algo que evitamos activamente y podemos hacerlo gracias a socios comunitarios como la Fundación Tandana que hacen el arduo trabajo de establecer comunidades de beneficio mutuo y redes de apoyo. Nosotros, como humildes servidores, somos visitantes temporales. Sin embargo, nuestras conexiones y relaciones con la organización y la comunidad en la que servimos duran mucho más allá de nuestra corta estadía.

Es el trabajo de personas como Moussa y Housseyni que están en sus comunidades todos los días, lo que garantiza que organizaciones como la nuestra puedan apoyar y ayudar a personas de todo el mundo. Es a través de esta filosofía compartida de apoyo mutuo y aprendizaje que el programa GW Alternative Breaks y la Fundación Tandana se han mantenido conectados durante todos estos años. Y es con gran gratitud que continuamos esta relación durante los, sin duda, difíciles años por venir.
Por Will Hoadley-Brill, presidente ejecutivo de pausas alternativas en la Universidad George Washington
Français
Une philosophie commune de support mutuel et d’apprentissage

Tous les responsables de programmes dédiés à la justice sociale et à l’engagement civique doivent faire face aux difficultés crées par les restrictions de distanciation sociale de la pandémie. Comment faire pour créer des liens les uns avec les autres et mettre en action des changements communautaires sans pouvoir interagir, ou même rentrer physiquement dans une communauté ? Ma réponse : nous devons élargir notre définition de communauté.
Maintenant plus que jamais, nous avons été confrontés à la nature interconnectée de toutes nos vies. Avant cette année, l’ignorance voulue pouvais nous convaincre que les conséquences de nos actions, ou leur absence, n’avaient d’effet que sur nous-mêmes et nos relations directes. Maintenant, toute nos décisions, même le simple choix de quand et pourquoi quitter nos domiciles, demande que nous considérions les besoins globaux et communautaires par rapport aux nôtres.
Cet environnement virtuel, issu d’une tragédie, nous a donné, à nous, membres du programme « Alternative Breaks » de l’Université George Washington (GW), l’opportunité de renouer des liens avec les partenaires communautaires et de créer un environnement international d’apprentissage enrichissant pour chacun. Une nouvelle partie du programme introduit cette année comprenait une série d’orateurs experts venus d’organisations dédiées à l’engagement communautaire autour du monde. En mi-Novembre, on a eu l’occasion d’animer un évènement virtuel en collaboration avec la Fondation Tandana intitulé, « Concevoir des Initiatives de Développement Communautaire pour le Succès et la Durabilité » avec des intervenants de l’équipe Malienne, dont : Moussa Tembiné et Housseyni Pamateck. Les intervenants décrivirent les projets communautaires auxquels la Fondation assiste, ainsi que la philosophie qui anime leur travail d’engagement communautaire.
Pour eux, introduire des projets bénéfiques à certaines communautés doit venir des personnes qui y habitent. Le service n’impose pas une solution, mode de pensée, ou une culture particulière sur un peuple, mais essaie plutôt de connaitre leurs besoins de façon authentique. Depuis que Moussa et Housseyni ont décrit leurs projets et leurs méthodes de support, je suis de plus en plus fier d’avoir collaboré avec la Fondation Tandana. La philosophie des « Alternative Breaks » possède un pilier qui est aussi basé sur les partenariats mutuellement bénéfiques. Ceci signifie que le service ne doit pas être performé avec pour but l’épanouissement personnel, mais plutôt celui d’offrir une aide nécessaire à une communauté, et de recevoir la sagesse et l’expérience vécue en retour.
Une critique récurrente (et valide) de voyages bénévoles temporaires dans une communauté dont on ne fais pas partie est celle du « volontourisme. » Ce phénomène se caractérise par le service bénévole à court terme qui apaise la conscience de certains pendant leur séjour à l’étranger. Ce n’est pas le tourisme qui est ici l’issue, mais plutôt le manque complet d’ouverture et d’apprentissage qui ressort d’un acte unique de service dans une communauté qui ne cherche pas l’éducation, la réflexion, et la relation intentionnée.
Nous évitons activement ce genre d’attitude grâce aux partenaires communautaires comme la Fondation Tandana, qui travaillent à établir des communautés de bénéfices mutuels et de réseaux de support. En temps qu’humbles serviteurs, nous sommes des visiteurs temporaires. Cependant, nos liens et relations avec l’organisation et la communauté dans laquelle nous sommes serviteurs dure bien au-delà de notre bref séjour.

C’est le travail de gens comme Moussa et Housseyni, qui vivent dans leurs communautés tous les jours, qui permet que des organisations comme la nôtre puisse soutenir des personnes partout dans le monde. C’est au travers de cette philosophie partagée de support mutuel et d’apprentissage que le programme « Alternative Breaks » de GW et la Fondation Tandana sont restés liés toutes ces années. Et c’est avec grande reconnaissance que nous continuons cette relation pour les années à venir, qui seront sûrement difficiles.
Par Will Hoadley-Brill, President Executif de Alternative Breaks at George Washington University