Why I donated toward Tandana’s water projects in Ecuador and Mali

Full disclosure: I began thinking about what I would write to raise awareness of “exciting matching opportunities” that are available for The Tandana Foundation’s fundraisers to support the completion of community water projects in Mali and Ecuador.  

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To bring clean water to all residents of the Inguincho community in Ecuador, a donor has offered to contribute $5,000 if Tandana can raise another $6,100 to reach its $20,000 summer campaign goal. Another donor has offered to match dollar-for-dollar all donations up to $5,000 to provide the tools and food to sustain workers from surrounding villages in enlarging stock ponds ahead of the dry season in the Bandiagara District of Mali.  

But, as I pondered what words would inspire folks to participate in the donor matching opportunities, I got stuck in my own personal reflections. I’ve often recounted the challenges my friends face in accessing clean water in Ecuador, and the great benefits expanded stock ponds provide to my friends in Mali – both mitigating food insecurity and safeguarding future sustainability.  

Before and after the pond expansion at Andjine

Each time I craft narratives, read reflections, or watch videos from others about these experiences I’m reminded of how fortunate I am. These aren’t issues I have to deal with on a daily basis. What I assume is safe water appears out of my faucets, showers, and baths in my condo whenever I want. Usually, I take this privilege for granted – cooking, cleaning, and drinking without much thought.  

And when my water does not appear, or I fear it’s not safe, I get really upset. Or so I recently discovered.  

Right now, a hotel is being built next to my condo complex. Twice one week the construction crew knocked out my water without warning for a few hours. The first time was late at night as I was attempting to shower, and the other I was wanting to make lunch. Both times when the water returned it made weird noises that made me – and others in my complex – question whether the water was safe or if we were under a boil water advisory.  

These incidents made me question my personal health and well-being and my community’s safety. Along with many of my neighbors, we were so frustrated the second time we called the City to inquire about why we lost water and whether it was safe. I also asked repeatedly for them to inform us about any additional planned or unplanned outages.  

It turned out the construction crew first accidentally damaged our water valve first, and then forgot to turn back on our water valve following a fire hydrant installation on the second occasion. The water was safe both times, and it was just air bubbles from the rush of water we heard.

Was my community’s and my worry and frustration unexpected? Probably not to anyone else in the Western world who does not have to think about the privilege of having safe water everyday.  

Yet, circling back to the intent of this blog, water issues are a real concern of daily life in other parts of the world, with potentially dangerous consequences. “Coffee colored” water coming out of pipes makes people sick in rural communities in Ecuador, and staple grains are non-existent in the market during the dry season in Mali. These lived realities make me even more upset and concerned than my tiny drop of a water problem, especially when I know the communities are ready and committed to carry out the water projects to address these situations.  

That’s why I decided to donate toward Tandana’s water project fundraisers’ new “exciting matching opportunities.” I challenge you – whoever you are reading this – to do the same if you also do not have to think about the safety and accessibility of your water each day.  

Anything you can contribute toward the fundraisers helps Tandana support its friends in Ecuador and Mali. Together, we can make a difference.

Donate here.

By Bridget Vis

Español

Por qué doné para los proyectos de agua de Tandana en Ecuador y Malí. 

En un espíritu de total transparencia, debo decir lo siguiente: Empecé a pensar en lo que escribiría para dar a conocer las “emocionantes oportunidades de recaudación de fondos de contrapartida” que están disponibles para los recaudadores de fondos de la Fundación Tandana en apoyo a la realización de proyectos hídricos comunitarios en Malí y Ecuador.  

Para llevar agua potable a todos los habitantes de la comunidad de Inguincho, en Ecuador, un donante se ha ofrecido a aportar 5.000 dólares si Tandana consigue recaudar otros 6.100 dólares para alcanzar el objetivo de 20.000 dólares de la campaña de verano. Otro se ha ofrecido a igualar dólar por dólar todas las donaciones de hasta 5.000 dólares para proporcionar las herramientas y los alimentos necesarios para que los trabajadores de las aldeas vecinas puedan ampliar los estanques antes de la estación seca en el distrito de Bandiagara (Malí).  

Sin embargo, mientras pensaba qué palabras inspirarían a la gente a participar en las oportunidades de contrapartida de los contribuyentes, me quedé atascada en mis propias reflexiones personales. A menudo he relatado los problemas de acceso al agua potable que enfrentan mis amigos en Ecuador, y los grandes beneficios que los estanques de cría ampliados aportan a mis amigos de Mali, tanto para mitigar la inseguridad alimentaria como para salvaguardar la sostenibilidad futura.  

Cada vez que elaboro un relato, leo alguna reflexión o veo vídeos de otras personas sobre estas experiencias, recuerdo lo afortunada que soy. No son problemas que tenga yo que enfrentar a diario. El agua, que supongo es agua potable, sale de mis grifos, duchas y bañeras siempre que quiero. Normalmente, doy por sentado este privilegio: cocino, limpio y bebo sin pensar en ello demasiado.  

Y cuando no tengo agua, o temo que no sea segura, me enfado mucho. Eso es lo que he descubierto recientemente.  

Ahora mismo se está construyendo un hotel al lado de mi edificio de apartamentos. En una sola semana, el equipo de obras me cortó el agua dos veces durante varias horas, y sin previo aviso. La primera vez fue a altas horas de la noche, cuando intentaba ducharme, y la otra cuando quería hacer la comida. Las dos veces, cuando volvió el agua, se oyeron ruidos extraños que me hicieron dudar, a otros vecinos y a mí, si el agua era potable o si había que hervirla.  

Estos incidentes me hicieron cuestionar mi salud y bienestar personales y la seguridad de mi comunidad. Junto con muchos de mis vecinos, nos sentimos tan frustrados la segunda vez que llamamos al Ayuntamiento para preguntar por qué habíamos perdido el agua y si era segura. También pedí repetidamente que nos informaran de cualquier otro corte, previsto o imprevisto.  

Resultó que el equipo de construcción primero dañó accidentalmente nuestra válvula de agua, y luego, en la segunda ocasión, se olvidó de volver a abrirla tras la instalación de una boca de incendios. El agua era segura en ambas ocasiones, y solo eran burbujas de aire del torrente de agua que oímos.  

¿Eran inesperadas mi frustración y mi preocupación y las de mi comunidad? Probablemente no, por lo menos para cualquier otra persona del mundo occidental que no tiene que pensar en el privilegio de disponer de agua potable a diario.  

Sin embargo, volviendo a la intención de este blog, en otras partes del mundo, el problema del agua es una preocupación real de la vida diaria, con consecuencias potencialmente peligrosas. El agua “color café” que sale de las tuberías hace enfermar a la gente en las comunidades rurales de Ecuador, y los cereales básicos desaparecen del mercado durante la estación seca en Malí. Estas realidades reales me molestan y preocupan aún más que mi minúsculo problema de agua, sobre todo cuando sé que las comunidades están dispuestas y comprometidas a llevar a cabo los proyectos hídricos para hacer frente a estas situaciones.  

Por eso decidí hacer un donativo para la recaudación de fondos para proyectos de agua de Tandana. Te reto a ti -quienquiera que esté leyendo esto- a que hagas lo mismo si tú tampoco tienes que pensar en la seguridad y accesibilidad de tu agua cada día.  

Todo lo que puedas aportar para recaudar fondos ayuda a Tandana a apoyar a sus amigos de Ecuador y Mali. Juntos, podemos marcar la diferencia.

Dona aquí.

Por Bridget Vis

Français

Pourquoi j’ai fait un don aux projets d’eau de Tandana en Équateur et au Mali

Par souci de transparence totale, je dois dire ceci : j’ai commencé à réfléchir à ce que j’écrirais pour sensibiliser le public aux “opportunités passionnantes de fonds de contrepartie ” offertes aux bailleurs de fonds de la Fondation Tandana pour soutenir la mise en œuvre de projets communautaires d’approvisionnement en eau au Mali et en Équateur.  

Afin d’apporter de l’eau potable à tous les membres de la communauté Inguincho en Équateur, un donateur a proposé de verser 5 000 dollars si Tandana pouvait recueillir 6,100 dollars supplémentaires pour atteindre l’objectif de la campagne d’été, à savoir 20,000 dollars. Un autre donateur a proposé d’égaler, dollar pour dollar, tous les dons jusqu’à 5,000 dollars pour fournir les outils et la nourriture nécessaires aux travailleurs des villages voisins afin d’agrandir les mares avant la saison sèche dans le district de Bandiagara, au Mali.  

Cependant, en réfléchissant aux paroles qui inciteraient les gens à participer aux opportunités de contributions de jumelage, je me suis retrouvée coincée dans mes réflexions personnelles. J’ai souvent évoqué les problèmes d’accès à l’eau potable rencontrés par mes amis en Équateur et les bénéfices considérables que les mares agrandies apportent à mes amis du Mali, à la fois pour atténuer l’insécurité alimentaire et pour préserver la durabilité future.  

Chaque fois que j’écris une histoire, que je lis des réflexions ou que je regarde des vidéos d’autres personnes sur ces expériences, je pense à la chance que j’ai. Je n’ai pas à faire face chaque jour à tous ces problèmes. De l’eau abondante, et que je suppose être de l’eau potable, sort des robinets, de la douche et de la baignoire quand je le veux. En temps normal, je considère ce privilège comme acquis : je cuisine, je fais le ménage et je bois sans trop y penser.  

Et lorsque je n’ai pas d’eau ou que je crains qu’elle ne soit pas potable, je me mets très en colère. C’est du moins ce que j’ai découvert récemment.   En ce moment, un hôtel est en construction à côté de mon complexe d’appartements. En deux occasions, il y a quelques semaines, sans m’ avertir, les ouvriers ont coupé pendant quelques heures mon approvisionnement en eau. La première fois, c’était tard dans la nuit, alors que j’essayais de prendre une douche, et la deuxième fois, c’était pendant que je préparais le déjeuner. Les deux fois, lorsque l’eau est revenue, il y a eu des bruits étranges qui nous ont fait penser, aux autres voisins et à moi, que l’eau n’était pas potable et qu’il fallait la faire bouillir.  

Ces incidents m’ont fait me préoccuper pour ma santé et mon bien-être personnels, ainsi que pour la sécurité de ma communauté. Mes voisins et moi-même étions tellement frustrés, la deuxième fois que c’est arrivé, que nous avons appelé la mairie pour demander pourquoi nous avions perdu notre eau et si elle était encore potable. J’ai également demandé à plusieurs reprises à être informée de toute nouvelle coupure, prévue ou non.  

En fait, l’équipe de construction avait d’abord accidentellement endommagé notre vanne d’eau, puis la deuxième fois, ils ont oublié de la rouvrir après avoir installé une bouche d’incendie. L’eau était saine dans les deux cas, et t le bruit était causé par des bulles d’air provenant du torrent d’eau.  

Ma frustration et inquiétude et celles de toute ma communauté sont-elles vraiment inattendues ? Probablement pas pour ceux qui vivent dans le monde occidental et ne pensent jamais au privilège d’avoir de l’eau potable tous les jours.  

Toutefois, pour en revenir à l’objet de ce blog, les problèmes d’eau sont une préoccupation réelle de la vie quotidienne dans d’autres parties du monde, avec des conséquences potentiellement dangereuses. L’eau brune qui sort des canalisations rend les gens malades dans les communautés rurales de l’Équateur, et les céréales de base ne sont pas disponibles sur le marché pendant la saison sèche au Mali. Ces réalités vécues me bouleversent et m’inquiètent encore plus que mon minuscule problème, qui n’est qu’une goutte d’eau, surtout lorsque je sais que les communautés sont prêtes et déterminées à mettre en œuvre des projets d’approvisionnement en l’eau pour trouver des solutions à ces situations.  

C’est pourquoi j’ai décidé de faire un don à la collecte de fonds de Tandana pour des projets liés à l’eau. Je vous mets au défi, vous qui lisez ces lignes, de faire de même si vous aussi vous n’avez pas à vous soucier de la sécurité et de l’accessibilité de votre eau tous les jours.  

Tout ce que vous pouvez donner pour collecter des fonds aidera Tandana à soutenir nos amis en Équateur et au Mali. Ensemble, nous pouvons faire la différence.  

Faites un don ici.

Par Bridget Vis

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