Motilón Chupa: a diverse community based on collaboration

Members of the Tandana Foundation, along with volunteers from the Ohio Master Gardener program and from several U.S. universities have recently traveled to Motilón Chupa, Ecuador, to collaborate with community members on several projects. These projects included installing a water tank to improve the community’s irrigation system and planting a garden near the school. The following is a story written by Motilón Chupa’s president about the history of the community, its diverse people, and how Tandana’s staff and volunteer support helps them achieve the residents’ long-term goals.

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Motilón Chupa: una comunidad diversa basada en la colaboración

Los miembros de la Fundación Tandana, junto con voluntarios del programa Ohio Master Gardener y varias universidades estadounidenses, han viajado recientemente a Motilón Chupa, Ecuador, para colaborar con los miembros de la comunidad en varios proyectos. Estos proyectos incluyeron la instalación de un tanque de agua para mejorar el sistema de riego de la comunidad y la plantación de un jardín cerca de la escuela. La siguiente es una historia escrita por el presidente de Motilón Chupa sobre la historia de la comunidad, sus diversas personas y cómo el personal de Tandana y el apoyo voluntario los ayudan a cumplir con los objetivos a largo plazo de los residentes.

Mi nombre es José Lino Pichamba Gualacata, el actual presidente de la comunidad de Motilón Chupa. Soy albañil y trabajo en la ciudad de Quito, pero regreso a mi hogar todos los fines de semana y también cuando se asome cualquier situación imprevista que necesita una solución. Es mi obligación y deseo estar pendiente y listo para todo ya sea mediante reuniones o tratando de gestiones de cualquier proyecto porque tengo el compromiso con la comunidad de priorizar nuestro bienestar comunal.

Explorando el extenso territorio de la Parroquia de Quichinche, aproximadamente a 37 kilómetros desde la ciudad de Otavalo y justo al límite de la Provincia de Pichincha, nos encontramos ubicados en la comunidad de Motilón Chupa. Estamos alrededor de 35 familias, la mayoría dedicamos a la crianza de animales menores y a la agricultura. Sembramos los principales productos: habas, papas, mellocos, cebadas y entre otros. Y algunos de los padres de familia también se dedican al trabajo de la construcción de edificios; aunque así nos toca viajar a las ciudades de Otavalo, Ibarra o Quito, lo hacemos para poder obtener un mejor ingreso para la familia.

Aunque la vida en Motilón Chupa no siempre es fácil, estamos agradecidos por lo mucho que tenemos y compartimos como comunidad. Se formó la comuna por la integración de diferentes personas y por distintas razones. Cierta parte son quienes han huido de las grandes haciendas y de sus patrones, abandonando los huasipungos para buscar un refugio, ya cansados de los mal tratos y el sufrimiento interminable que vivían sirviendo a sus patrones. Otros estaban justo en el momento de formar organizaciones, levantarse para reclamar sus derechos, y apoderarse de los terrenos; por su valor, éstos fueron despedidos sin piedad de las haciendas y obligados a desalojar los huasipungos. Finalmente, otra parte de los habitantes se quedaron en esta zona después de venir a uniguillay (palabra kichwa que significa trueque). Por las condiciones de la pobreza en que se encontraban, salían haciendo trueque con su artesanía. Cargando fajas, fachalinas, chumbis, o cintas; tazas, wishas o platos de madera; tomaban un camino en búsqueda de granos. Les llevaba en dirección a la zona de Intag y se perdían por semanas, solo para regresar a sus hogares cargados de habas, chochos, frejol o maíz. Viajaban largos kilómetros, a pie por los chaquiñanes, y así estos herreros descubrieron la comunidad de Motilón Chupa. Les gusto el lugar y se quedaron a vivir por sus propias decisiones. Por eso puedo decir que aquí habitamos personas de diferentes Parroquias del Cantón Otavalo y Cotacachi, formando una comunidad diversa en historia pero unida en la actualidad.

Hoy en día tenemos un área comunitaria, compuesta de ciertas partes compradas y donaciones de vecindades. También una gran parte nos obsequió el señor Mayor Larrea y su señora Beatriz Jarrín para la creación de la escuela General Quis Quis. Actualmente, nuestra escuelita cuenta con 10 niños y una profesora, Sandra Martínez, que enseña de primero a séptimo grado.

Aquí en Motilón Chupa, trabajamos todos juntos la comunidad y la escuelita. Mediante gestiones, hemos logrado conseguir algunas hortalizas para el beneficio y la buena nutrición de nuestros niños. En el segundo mes del año 2018, gracias a la colaboración y participación de voluntarios extranjeros de la Fundación Tandana, sembramos cebolla paiteña, lechuga, coles, remolacha y brócoli, todos felices de ver esta ayuda importante y valiosa para nuestros hijos de la comunidad.

Con este mismo grupo de voluntarios, la Fundación Tandana nos donó también árboles frutales: aguacate, limón, mandarina, naranja, naranjilla, babaco y guayaba; plantas medicinales nativas: orégano, hierba luisa, cedrón, menta; y abono orgánico para sembrar las plantas. Todos los miembros de la comunidad nos sentimos comprometidos a salir a trabajar conjuntamente con los que llegaron desde muy lejos para colaborar en nuestras iniciativas. También valoramos el cuidado y mantenimiento necesario de estas esfuerzas, para poder cultivar los frutos todos juntos. Ahora y en respuesta a este ejemplo, queremos que nuestros niños, jóvenes y adultos también se motiven a sembrar en sus propios hogares las hortalizas, frutas y plantas medicinales, y además aprendan a vivir en armonía con nuestra naturaleza. Solo así comprenderán que deben respetar, cuidar y proteger el territorio de la comunidad y el lugar donde habitan. No queremos que ocurra en el futuro, como lo que acaba de suceder algún tiempo atrás, que un integrante de la comunidad se hizo dueño del terreno de la comunidad y se ponga a vender tierras conseguidas con sacrificio.

Estos sucesos nos han impulsado a seguir creciendo como comunidad y por esto tenemos algunos proyectos: tanque de reserva de sistema de riego, agua de riego, y construcción del estadio. También tenemos más iniciativas que se encuentran en gestión: plantaciones de frutas, reforestación de árboles nativos y una casa comunal. Para realizar al 100% estos proyectos y sueños de la comunidad, se necesita gran cantidad de inversiones; estamos en el proceso de luchar para conseguir reconocimiento a través del Consejo Provincial de Imbabura. Pese el gran desafío de gestionar con las entidades públicas, estamos sin rendir en la realización de nuestros proyectos colaborativas para el bien de toda la comunidad.

English

Motilón Chupa: a diverse community based on collaboration

Members of the Tandana Foundation, along with volunteers from the Ohio Master Gardener program and from several U.S. universities have recently traveled to Motilón Chupa, Ecuador, to collaborate with community members on several projects. These projects included installing a water tank to improve the community’s irrigation system and planting a garden near the school. The following is a story written by Motilón Chupa’s president about the history of the community, its diverse people, and how Tandana’s staff and volunteer support helps them achieve the residents’ long-term goals.

My name is José Lino Pichamba Gualacata, and I’m the current president of the Motilón Chupa community. I am a mason and work in the city of Quito, but I return to my home (in Motilón Chupa) every weekend and also when any unexpected situation occurs that needs a solution. It is my responsibility and my desire to be alert and ready for everything, either through meetings or trying to manage any project because I have the commitment to prioritize the common welfare of the community.

Exploring the vast territory of the parish of Quichinche, approximately 37 km (approximately 23 miles) from the city of Otavalo and just on the edge of the Pichincha province, you will find the community of Motilón Chupa. We have around 35 families; the majority work in the raising of small animals and agriculture. We cultivate these main products: beans, potatoes, mellocos (a type of root vegetable), barley and others. In addition, some of the men work in the construction of buildings; although we may have to travel to the cities of Otavalo, Ibarra or Quito, we do it to obtain a better income for our families.

Although life in Motilón Chupa is not always easy, we are grateful for how much we have and share as a community. We formed the community by integrating different people for different reasons. Some of us are those who have escaped from the large plantations and their owners, leaving the huasipungo system (forced labor) to find a refuge, already tired of the mistreatment and endless suffering they experienced in serving their employers. Others were ready to organize, rise up to claim their rights, and take possession of the land; for this act, they were fired without mercy from the plantations and evicted from their homes. Finally, another part of the inhabitants remained in this area after coming to uniguillay (Kichwa word that means to barter). Due to the impoverished conditions they were in, they were traveling to barter with their crafts. Loading belts, shawls, baskets, wooden bowls, they took to the road in search of grains. The road took them in the direction of the Intag area, and they were away for weeks, only to return to their homes, laden with fava beans, chochos (lupine beans), runner beans, and corn. They traveled long distances, walking along the chaquiñanes (narrow footpaths), and so these craftsmen discovered the community of Motilón Chupa.  They liked the place and stayed to live by their own accord. That is why I can say that the people who live here are from the different Parishes of the Canton of Otavalo and Cotacachi, forming a community diverse in history, but united in the present.

Members of the community council (Jose is on the far left)

Today we have a community area, composed of some purchased land and donations of neighbors. Also a large part (of the area) was given to us by Mr. Mayor Larrea and his wife Beatriz Jarrin for the creation of the school, called General Quis Quis. Currently, our school has 10 children and one teacher, Sandra Martinez, who teaches first- through seventh-grades.

Here in Motilón Chupa, we all work together, the community and the school. Through these efforts, we have managed to grow some vegetables for the benefit and good nutrition of our children. In February 2018, thanks to the collaboration and support of international volunteers from the Tandana Foundation, we planted onion, lettuce, cabbage, beets, and broccoli. We were all happy to see this important and valuable contribution for the children of our community.

When this same group of volunteers was here, the Tandana Foundation also donated fruit trees: avocado, lemon, tangerine, orange, naranjilla, babaco and guava; medicinal native plants: oregano, lemon verbena, lemongrass, mint; and organic compost to nourish the plants. All the members of the community were committed to go out to work together with those volunteers, who came from far away, to collaborate in our initiatives. We also value the care and work that went into these efforts, to be able to grow the fruit all together. Now, and in response to this example, we want our children, young people and adults to get inspired to garden in their homes and plant their own vegetables, fruits and medicinal plants, and in addition to learn to live in harmony with our nature. Doing this, they will understand that they must respect, care for and protect the territory of the community and the place where they live. We do not want something to happen again, like what happened some time ago, that a member of the community took possession of community lands and started selling lands that had been collected for the community with sacrifice.

These events have encouraged us to continue to grow as a community, and to keep moving forward, we have some projects to complete: a reserve tank for the irrigation system, and construction of the stadium. We also have more initiatives that are in progress: fruit plantations, reforestation of native trees and a community building. In order to complete these projects 100% and fulfill the dreams of the community, we need a lot of funding. We are in the process of working to achieve recognition through the Provincial Council of Imbabura. In spite of the great challenge of working with public entities, we will not give up on our goal to achieve these collaborative projects for the good of the whole community.

Français

Motilón Chupa: une communauté diversifiée basée sur la collaboration

Des membres de la Fondation Tandana, ainsi que des bénévoles du programme Ohio Master Gardener et quelques universités américaines, ont récemment voyagé à Motilón Chupa, en Équateur, pour collaborer avec des membres de la communauté sur plusieurs projets. Ces projets comprenaient l’installation d’une tanque d’eau pour améliorer le système d’irrigation de la communauté et la plantation d’un jardin près de l’école. Ce qui suit est une histoire écrite par le président de Motilón Chupa sur l’histoire de la communauté, ses diverses personnes, et comment le personnel et le soutien bénévole de Tandana les aide à atteindre les objectifs à long terme des résidents.

Mon nom est José Lino Pichamba Gualacata, je suis le président actuel de la communauté Chupa Motilon. Je suis maçon et je travaille dans la ville de Quito, mais je retourne chez moi chaque weekend et également lorsque survient toute situation qui nécessite mon aide. C’est mon souhait et aussi mon devoir d’être informé et prêt à tout, que ce soit dans le cadre de réunions ou dans le cadre de la gestion des projets. Car je me suis engagé pour donner la priorité au bien-être de la communauté.

Nous sommes sur le vaste territoire de la paroisse de Quichinche, à environ 37 km de la ville d’Otavalo et juste en bordure de la province de Pichincha, notre communauté s’appelle Motilon Chupa. Nous sommes environ 35 familles, la plupart travaillent à l’élevage et à l’agriculture. Nous semons les principaux produits : les haricots, les pommes de terre, les « mellocos », l’orge et d’autres. En outre, certains des hommes se consacrent à la construction de bâtiments ; bien qu’il nous arrive de voyager dans les villes d’Otavalo, Ibarra ou Quito, c’est un moyen pour obtenir un meilleur revenu pour la famille.

Bien que la vie à Motilon Chupa ne soit pas toujours facile, nous sommes reconnaissants de ce que nous avons et partageons en tant que communauté. La commune a été formée par l’intégration de personnes différentes et pour des raisons différentes. Certaines familles ont échappé aux grandes propriétés et à leurs patrons, laissant derrière eux les « huasipungos » pour trouver un abri, las de la maltraitance et des souffrances sans fin qu’ils enduraient en servant leur employeur. D’autres étaient prets pour former des organisations, se lever pour revendiquer leurs droits, et prendre possession des terres ; à cause de leurs valeurs, ils ont été licenciés sans pitié des fermes et expulsés des « huasipungos ». Enfin, une autre partie des habitants sont restés dans cette région après être venus pour « l’uniguillay » (mot Kichwa qui signifie faire du troc). Ces familles étaient très pauvres et faisaient du troc de leur artisanat. Par exemple, des ceintures, des « chumbis », des écharpes, ou des rubans ; des paniers, des « wishas » ou plats en bois. En ammenant leurs produits d’artisanata, ils partaient à la recherche de céréales. Cela les a emmenés dans la région « Intag », et ils se sont perdus pendant des semaines, pour finalement retourner dans leurs foyers, chargés avec les haricots, fèves, « chochos » ou maïs. Ils ont parcouru de longues distances, ils ont marché le long de « chaquiñanes » (petits sentiers), et ainsi ces artisans ont découvert la communauté de Motilon Chupa. Ils ont apprécié la région et se sont installés pour vivre comme ils le souhaitaient. C’est pourquoi je peux dire qu’ici vivent des gens de différentes paroisses du canton d’Otavalo et Cotacachi, formant une communauté diversifiée dans leurs histoires, mais unie dans le présent.

Aujourd’hui, nous avons un espace communautaire, composé de parcelles achetées et de dons de voisins. Également, une grande partie nous a été donnée par monsieur M. Larrea et son épouse Beatriz Jarrin pour la création de l’école « General Quis quis ». Actuellement, notre école a 10 enfants et une enseignante, Sandra Martinez, qui enseigne du cours préparatoire jusqu’à la septième.

Ici, à Motilon Chupa, nous travaillons tous ensemble, la communauté et l’école. Grâce aux efforts fournis, nous avons réussi à obtenir quelques légumes pour la bonne nutrition de nos enfants. Dans le deuxième mois de l’année 2018, grâce à la collaboration et la participation des bénévoles de la Fondation Tandana, nous avons planté les oignons, les laitues, les choux, les betteraves, et les brocolis, tous heureux de voir cette importante et précieuse contribution pour les enfants de notre communauté.

Avec ce même groupe de bénévoles, la Fondation Tandana a également fait don d’arbres fruitiers : de l’avocat, du citron, de la mandarine, de l’orange, du « naranjilla », du « babaco » et de la goyave ; des plantes médicinales locales : de l’origan, du citronelle, de la vervene citronnée, de la menthe, et de l’engrais organique pour la plantation des plantes. Tous les membres de la communauté se sont engagés à travailler de concert avec ceux qui sont venus de loin pour collaborer à nos initiatives. Nous apprécions également le soin et l’entretien nécessaire dans ces efforts, afin d’être en mesure de faire pousser les fruits tous ensemble. Maintenant et en réponse à cet exemple, nous voulons que nos enfants, jeunes et adultes s’inspirent de ce projet pour semer près de leurs maisons leurs propres légumes, fruits et plantes médicinales endémiques, et qu’ils apprennent à vivre en harmonie avec notre nature. Simplement pour qu’ils comprennent qu’ils doivent respecter, soigner et protéger le territoire de la communauté et de l’endroit où ils vivent. Nous ne voulons pas que les problèmes du passé ressurgissent, comme la période où un membre de la communauté  pris controle des terres communautaires et s’est mis à vendre les terres durement acquises.

Ces évènements nous ont encouragés à continuer à grandir en tant que communauté, et dans ce but nous avons quelques projets : un système de réservoirs pour l’irrigation, l’irrigation elle-même, et la construction d’un stade. Nous avons également quelques initiatives en cours : des plantations de fruits, le reboisement grâce à des arbres endémiques et la construction d’une maison communautaire. Afin de mener à bien les projets et les rêves de notre communauté à 100 %, nous avons besoin de beaucoup d’investissements ; et nous sommes également en train de lutter pour obtenir la reconnaissance de notre communauté par le Conseil Provincial de Imbabura.  Malgré la grande difficulté de gestion avec les entités publiques, nous ne nous rendrons jamais dans la réalisation de nos projets collaboratifs pour le bien de toute la communauté.

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