Kristin types notes in her patients’ medical records
By Kristin Linzmeyer
As a medical subspecialist here in the U.S., I was not convinced I would have anything to offer patients arriving at the clinics in the communities outside of Otavalo. I felt a little like an imposter at first, wanting to help but not really understanding what it is that they needed. I ended up learning more from my patients than they learned from me. Continue reading “A Doctor Learns From Her Patients on a Health Care Volunteer Vacation”
Creo que nunca me cansaré de decir lo afortunada que soy con mi trabajo de Coordinadora de Seguimiento de Pacientes, con la oportunidad que tenemos en la Fundación Tandana de colaborar para poder cambiar el futuro de muchas personas con nuestro trabajo diario, con las conversaciones con nuestros pacientes que no solamente tienen que ver con la enfermedad que les aqueja, sino con su entorno familiar, con los problemas con los que deben batallar día a día para poder conseguir su alimento diario, el pasaje para que sus hijos puedan seguir estudiando y puedan lograr las anheladas metas que la mayoría de veces se ven truncadas por la falta de salud, de medios económicos. De grandes o pequeños problemas en la familia, en fin mi trabajo me facilita el poder contribuir al mejoramiento de la calidad de vida de muchos pacientes. Continue reading “Tandana Listens and Now Two Patients Can Hear Again”
Soy Richard Jesus Almeida Bravo y el primer hijo, tengo 21 años, y hace dos años termine mis estudios del colegio en carrera de Contabilidad y Administración (polivalente), actualmente no estoy en ninguna institución, somos de etnia mestizo, mi familia esta conformada por mi madre Luz Bravo, mi padre Domingo Almeida y mi hermana Joselyn, vivimos en una casa arrendada, de la familia trabaja solo mi padre para sustentar a la familia. Mi hermana recibe beca de Tandana. Continue reading “New Foot Prosthesis Puts A Spring In Richard’s Step”
Soy Carla Guerra directora del Subcentro de Salud Rural Quichinche, este es la unidad operativa area 4, se encuentra ubicada a 3 km de la ciudad de Otavalo, cuenta con vias de acceso y transporte desde el terminal terrestre de Otavalo hay transporte directo cada 20 minutos, de 6 am a 7:30pm, el trayecto dura 15-20 minutos en transporte publico y aproximadamente 10 minutos en auto propio. Continue reading “Good Nutrition Grows from the Quichinche Health Center Vegetable Garden”
Joanna working in the lab during a health care volunteer vacation
By Joanna Caldwell
During one of my first days working with the Tandana Foundation, I went to a foundation in Otavalo called Vista Para Todos with a few patients to see an ophthalmologist. The patients’ eyes were burning and itching, and the doctor prescribed each of them the same medicine and also recommended they wash their face with “agua de manzanilla.” I wanted to know what this secondary treatment was, so when I got home, I immediately looked up the word to find it meant chamomile. Continue reading “Mix of Traditional and Western Medicine”
My story actually begins in the spring of 2016 when my wife Mindy returned from her first trip to Ecuador as a volunteer for Tandana’s Health Care Volunteer Vacation. It was all she could talk about for weeks (months) to come. She was so excited about her experience that she immediately committed to continue her support of The Tandana Foundation with donations of supplies and future volunteer trips. Continue reading “Experience in Ecuador Solidifies a Participant’s Desire to Volunteer”
Rebecca (far left) working as a medical scribe for a doctor during the Health Care Volunteer Vacation
By Rebecca Lewinson
When I left Canada one week ago to work with The Tandana Foundation, I had no idea what to expect. I had different visions of what Ecuador would be like, and what the communities would be like, but nothing prepared me for the amount of learning, culture, and compassion that I would come to realize within the next week. Continue reading “Health Care Volunteer Vacation in Ecuador Opens A Volunteer’s Eyes”
Hola Tandana por medio de la presente les quiero dar un enorme agradecimiento por su ayuda ya que sin ella no podría seguir cumpliendo mis sueños de antemano darles mis sinceras felicitaciones por su décimo aniversario.
Bueno les voy a contar mis anécdotas en todo este periodo de mis estudios he aprendido mucho como ser humano y profesional ya que con las ciencias de la salud debemos aprender todo a conciencia ya que estamos poniendo en práctica lo aprendido con seres humanos.
La verdad nunca se me hizo o se me hace difícil el estudio ya que me encanta lo que yo escogí me gusta muchísimo ser una enfermera de corazón en el periodo de los últimos días del segundo semestre hasta el tercer semestre tuve una bonita experiencia ya que tuve que realizar mi programa de vinculación y escogí ir a un lugar muy lindo que a mí me encantó esa experiencia tuve que realizarlo en un centro del adulto mayor tuve muchas emociones, tristezas y todo no se cómo explicarlo con todos los abuelitos que los tuve que atender todos se quedaron con un pedacito de mi corazón ya que el amor de ellos es incondicional son una ternurita aprendí muchísimas cosas con el personal como atender correctamente al adulto mayor, como bañarlos, cambiarlos algunos no podían comer por si solos teníamos que ayudarlos teníamos que tener mucha paciencia ya que cuando llegamos a esa edad somos niños otra vez, les daba su medicamento algunos no querían tomar pero con juegos les hacía tomar para que se sientan mejor y calmar su dolor cuando me contaban sus tristezas que no les van a visitar sus hijos se me hacia el corazón pequeño ya que da mucha tristeza escuchar eso pero con un abrazo un te quiero ellos se conforman y se olvidan un momento de su tristeza
Al momento que ya me tocó despedirme porque ya había acabado mi programa fue muy doloroso me encariñe mucho con ellos son grandes seres humanos, pero fue una experiencia demasiado bonita.
Seguí con mis clases hasta acabar del tercer semestre y una semana antes de acabar nos avisaron que teníamos que ir a las practicas pre-profesionales y pues desde ese día hasta ahora sigo en prácticas.
En el poco tiempo que me encuentro en el Centro de Salud Tabacundo he aprendido demasiadas cosas todo el personal de la unidad trabajan en equipo eso es lo primordial para que haya un buen ambiente que haya compañerismo, la persona que está a nuestro cargo es una excelente profesional gran ser humano no es egoísta nos permite realizar varias cosas los médicos igual son grandes en todo les hago preguntas me responden sin ningún problema me gusta atenderles a los pacientes con mucho respeto, paciencia y lo primordial la humildad como a mí me gustaría que me tratasen si estuviese en el lugar de ellos.
Al momento de colocar los medicamentos los hago con mucho cuidado para no dañar al paciente yo igual con mi bioseguridad yo realizo de todo y me gusta ayudar al igual en lo que pueda no me gusta estar quieta , inyecto, realizo curaciones, retiro puntos, damos charlas, recibo charlas, lavo y preparo material, realizo el hace general de la unidad hasta hoy en día no he tenido ninguna queja de mi desempeño y luego que acabe mis practicas tengo que regresar a mi universidad a seguir con mis estudios hasta culminarlos.
No fue fácil pero lo logre y lo estoy logrando seré una profesional una buena enfermera y muy agradecida con su ayuda ya que sin ella no podría seguir les agradezco una inmensidad bueno
Eso es lo que les puedo contar lo que he realizado les envió mi más cordial saludo les dejo unas fotos muchas gracias
Att. Lady
AQUÍ FUE MI PRIMERA CANALIZACION
OTAVALO; OCTOBER 19, 2016
To: The Tandana Foundation
From: Lady Martinez
Hello Tandana. Through this letter I want to express to you my enormous thanks for your support because without it I could not continue with my dreams, as well as offer you my sincere congratulations on your tenth anniversary.
Well, I’m going to tell you some anecdotes from my time studying. I have learned a lot, both as a human being and professional since in the Health Sciences field we must learn everything consciously. We have to put into practice what we have learned with real patients.
The truth is I never found it difficult to study because I love what I chose. I really like being a cardiac nurse. From the last days of the second semester until the third semester, I got to go to a very nice place where I loved the experience. I went to a nursing home. I was filled with many emotions, including sadness. I don’t know how to explain everything I felt when spending time with all the grandparents. I had to attend to them all and I left them with a piece of my heart since their love is unconditional. I learned a lot of things from the staff, including how to properly care for the elderly, how to bathe them, and change them. Some could not eat on their own, so we had to help them. We had to have a lot of patience. When we reach that age, we are like children again. I gave them their medication although some did not want to take it. However, with games we made them take it to make them feel better and calm their pain. When they told me they were sad because their children don’t visit them, it made me sad. It’s so sad to hear, but with a hug, one “I love you,” they forget their sadness for a moment.
When it was time to leave because I had finished my internship, it was very painful because I had grown fond of them. They are great human beings and it was a very beautiful experience.
ONE OF OUR JOBS IS TO BATHE THE PATIENTS.
I continued with my classes during my third semester. The week before we finished we were told that we had to do our pre-professional clinicals, so that’s what I’m doing now.
In the short time that I have been at the Tabacundo Subcentro, I have learned many things. All the staff work as a team and it is essential to have a good environment and to work together. The person who is in charge of us is an excellent professional and a great human. She is not selfish, and allows us to do many things. Also, the doctors are great. I ask a lot of questions but they always answer me without any problems. I like to attend to the patients with a lot of respect, patience, and humility. I would like to be treated like that if I were in their place.
When I am administering medicine I do it carefully so I don’t injure the patient. I am the same with all the biosecurity measures. I do everything in my field. I like to do all that I can do because I don’t like to stay still. I do injections, cures and, remove stitches. We also give lectures and attend lectures. I also clean and prepare medical supplies and I clean the entire unit. Up until now, I haven’t had any complaints about my performance. Now that I am finished with my clinicals, I have to return to my university to continue with my studies until I graduate.
I can say that it hasn’t been easy, but I did it, and I’m getting to be a professional and a good nurse. I’m very grateful for your support because without it I can’t continue. Thank you immensely.
Well, that’s all that I can share with you about what I did, and what I’m doing.
I send you my best regards and want to share some pictures with you. Thanks!
Sincerely,
Lady
THIS IS MY LAST DAY IN THE LAB BEFORE GOING TO DO PRE-PROFESSIONAL CLINICALS.
OTAVALO; 19 Octobre 2016
À: Fondation Tandana
Par: Lady Martinez
Salut Tandana, Par cette lettre, je voudrais exprimer mes remerciements pour votre soutien, sans lequel, je ne pouvais pas continuer à réaliser mes rêves, aussi bien que vous offriez mes sincères félicitations pour votre dixième anniversaire.
Donc, je vais vous raconter quelques anecdotes qui sont arrivés pendant mes études. J’ai beaucoup appris, à la fois en tant qu’être humain et professionnel, car dans le domaine des sciences de la santé, nous devons tout apprendre consciencieusement. Nous devons mettre en pratique ce que nous avons appris avec de vrais patients.
La vérité est que je n’ai jamais trouvé ça difficile à étudier, car j’aime ce que j’ai choisi. J’aime vraiment être infirmière cardiaque. Depuis les derniers jours du deuxième semestre jusqu’au troisième semestre, je suis arrivé à un endroit très agréable où j’ai aimé l’expérience. Je suis allé à une maison de repos. J’ai été rempli de beaucoup d’émotions, y compris la tristesse. Je ne sais pas comment expliquer tout ce que j’ai ressenti pendant le temps que j’ai passé avec les grands-parents. J’ai pris soin de tous. Je les ai laissés avec un morceau de mon cœur, car ils aiment inconditionnellement. J’ai appris beaucoup de choses du personnel, y compris comment soigner convenablement les personnes âgées, comment les baigner et les changer Quelques-uns ne pouvaient pas manger seuls, alors nous devions les aider. Nous devions avoir beaucoup de patience. Quand nous atteignons cet âge, nous sommes à nouveau comme des enfants. Je leur ai donné leurs médicaments, même si certains ne veulent pas les prendre. Avec des jeux nous avons réussi à leur donner le médicament afin qu’ils puissent se sentir mieux et calmer leur douleur. Quand ils m’ont dit qu’ils étaient tristes parce que leurs enfants ne leur rendent pas visite, ça me rendait triste. Il est tellement triste d’entendre, mais avec un câlin et « je t’aime», ils oublient leur tristesse pour un moment.
Quand j’ai fini mon stage, il a été très douloureux de partir parce que j’avais pris d’affection pour eux. Ils sont de grands êtres humains et, c’était une très belle expérience.
Après avoir terminé le stage, j’ai poursuivi mes études au cours du troisième semestre. La semaine avant que nous ayons terminé le semestre, on nous a dit que nous devions faire nos ‘cliniques pré-professionnelles’, alors c’est ce que je fais maintenant.
J’ai appris beaucoup de choses au cours de ma courte période à ‘Tabacundo Subcentro’. Tout le personnel a travaillé en équipe. Il est essentiel d’avoir un bon environnement de travail et de travailler ensemble. Notre superviseur est un excellent professionnel et une personne extraordinaire. Elle n’est pas égoïste. Elle nous permet de faire beaucoup de choses. Aussi, les médecins sont tous formidables. Je pose beaucoup de questions, mais ils me répondent toujours sans aucun problème. J’aime assister aux patients avec beaucoup de respect, de patience et d’humilité. Je voudrais être traité comme ça si j’étais à leur place.
Quand je donne des médicaments, je le fais soigneusement afin de ne pas blesser le patient. Je suis également attentif à toutes les mesures de bio-sécurité. Je fais tout dans mon domaine d’expertise. Je suis pro actif parce que je déteste n’avoir rien à faire. Je fais des injections, des cures et, enlever les points de suture. Nous donnons et assistons également à des conférences. Je nettoie et prépare les fournitures médicales et aussi toute l’unité médicale. Jusqu’à présent, je n’ai eu aucune plainte à propos de ma performance. Maintenant que j’ai fini avec mon stage, je dois retourner à mon université pour poursuivre mes études jusqu’à obtention de mon diplôme.
Je peux dire que cela n’a pas été facile, mais je l’ai fait et je vais devenir un professionnel et une bonne infirmière. Je vous remercie pour votre soutien, sans ça, je ne peux pas continuer. Je vous remercie énormément.Voilà tout ce que je peux partager avec vous à propos de ce que je faisais et ce que je fais.
Je veux partager quelques photos avec vous. Je vous envoie mes meilleures salutations. Merci!
Cordialement,
Lady
RENCONTRE AVEC TOUS LES AÎNÉS POUR FAIRE DES ACTIVITÉS LUDIQUES POUR RÉDUIRE LEUR STRESS UN PEU ET AUSSI DE PARTAGER UN MEILLEUR REMÈDE, QUI EST UN SOURIRE. TOUTES CES ACTIVITÉS SONT RÉALISÉES GRÂCE AU SOUTIEN DE TANDANA.
I am pretty sure that only a few of us have the opportunity to change other people’s lives, especially that of a child’s. To make them smile, and show how happy they feel when they recover from a health problem which didn’t allow them to live a normal life and do ordinary activities such as running, playing or jumping. A health problem, which for years Mickael’s family couldn’t solve due to their lack of economic resources and the lack of support from any institution or people willing to take the case.
Tandana, our foundation, has the privilege of offering help and support to solve these kinds of problems and needs, which are very common in the communities of the Quichinche District. During each Health Care Volunteer Vacation, we encounter so many ailments that these indigenous people in the communities suffer from. The medical care provided to individuals during the Health Care Volunteer Vacations is the only treatment they receive. They rely on us to cure their illnesses; and once they are cured, they will be able to live a better life.
During the referral portion of our 19th Health Care Volunteer Vacation, I saw the case of 8 year old Mickael from the community of Tangali. His left testicle had not yet descended.
As soon as I informed his mother Maria that we had an appointment at the clinic in Quichinche, she was very pleased that somebody was finally helping her to start the long and difficult process of arranging appointments at the clinic and hospital. She has had bad experiences on several occasions when she went to the hospital, and she wasn’t able to either arrange any appointments or to continue the follow up process.
As soon as the doctor at the clinic checked Mickael, the child complained of a severe pain that didn’t let him run. He also couldn’t sleep on his left side, or he couldn’t play soccer, which is something he loved. To sum up, he couldn’t live a normal life and this was very frustrating for him. According to his mother Maria, Mickael was always a happy child. However, gradually, as he was growing up, his pain increased and he started to lose his happiness and started to have a lot of anger towards things he couldn’t do. He wasn’t able to play with his brothers and classmates. He wasn’t able to do any physical exercise. Whenever he had Physical Education he had to sit and wait until it finished; his classmates used to tease him about it saying: “you are a poor little girl because you cannot do whatever we do. You are always seated”.
With the referral, I managed to get an appointment with the paediatrician at the Otavalo Hospital in July. This professional is a great co-worker and supporter because she is aware that the cases Tandana undertakes are those of people who have very few economic resources, are from remote communities that have no access to health services, and that it is our foundation that provides them with the health services they require.
Previously, these types of patients were referred to the Baca Ortiz Hospital in Quito, which specializes in children. Fortunately, nowadays, Otavalo Hospital has hired two surgeons to cover the demand.
Immediately, we were referred to the surgeon who examined Mickael. He requested an ultrasound to check the condition of the child’s testicle. The appointment was on August 11th. The doctor checked the ultrasound and told us that Mickael needed an urgent operation. He should have been operated on at the age of 4, at the latest. In these cases there was a high risk that the child could become sterile; due to this delay. There is also a possibility he could have developed a cancerous tissue and therefore, the testicle would have to be removed. On August 16th, Mickael had to have some laboratory tests. For those tests that he couldn’t have done before due to the lack of lab equipment, we had to go to a private laboratory and Tandana paid the costs as Mickael’s parents couldn’t afford it. After receiving the test results, the surgeon arranged the operation for Friday August 19th at 9:30 am.
On August 18th at 14:00 hours, I arranged his admission into the hospital and delivered the doctor’s report to the surgery department.
As it was arranged on Friday August 19th, Mickael went into surgery. His mother Maria was very anxious, and the day before she asked me to accompany her. She felt safer with me; she felt that if I was there, the hospital would be more careful with the whole procedure. Furthermore, she was very worried about the outcome of the operation.
We had to buy some medicines and medical supplies such as surgical gloves, syringes, etc. because the hospital doesn’t have enough money to cover all the patients’ needs. Once again Tandana covered the cost of the supplies because of his parents lack of economic resources.
After an hour and a half, the surgeon came out to tell us that everything went well. He put the testicle in its place and all the tissue was normal. In two hours, Mickael would be in his hospital room. The next day he would be discharged and sent home. According to the surgeon, the child should remain resting, without doing any physical activity for 8 days. He would need to come back to the hospital to have his stitches removed and have a post surgery check up done. I stayed with Mickael and his mother until he woke up completely and was able to talk.
This was the moment when I saw Mickael’s smile on his face. The most wonderful moment without a doubt was when he said to me: “Thank you doctor for helping me; now I will be able to play with my brothers, and my classmates won’t tease me calling me poor little girl”. His smile stayed on his face, and he kept saying I am going to be better, and I can play soccer.
His mother Maria kept crying after finding out that the operation was a success, and he didn’t need any other medical procedure to cure him. She couldn’t believe that he was operated on in such a short time, as she had been trying to get some medical help for 8 years. She thanked God and Tandana, because she felt this was the only foundation that helped people in the communities without lying to them. Other foundations never come back to the communities after they have promised to help. She asked me to tell Anita to continue supporting the people of Tangali. They don’t receive any other help, not even from the Department of Health, whose duty it is to help their people.
Now her son would be able to live a normal life, like other children; and he wouldn’t feel different from his classmates.
Ten days later we returned to the hospital to have his stitches removed. His condition was excellent, Mickael had recovered very quickly; as soon as he saw me, he said: “Good morning doctor, I wonder how you are feeling today”. Whenever I have met him again, he is always smiling. He is very happy, fully recovered and has a permanent smile on his face.
A new experience in my wonderful job. Above all, it highlights the fact that our Foundation makes it possible for a person to get better and live a dignified and better life. Furthermore, we have created a relationship of trust between us, and the community members rely on us to help patients till the end of their treatment.
November 15/2016
Translated by Beatriz Aramendia
Virginia (izquierda) con Mickael, María, y un miembro del personal de Tandana
Por Virginia Sanchez
Patient Follow-up Coordinator
Estoy convencida que muy pocas personas tenemos la oportunidad de cambiar la vida de las personas, especialmente de algunos niños, y lograr que sonrían, que demuestren la alegría tan grande que sienten al conseguir sanar de un problema de salud que no les permitía llevar una vida normal, como correr, jugar, saltar. Problema de salud que durante años su familia no pudo solucionar porque no disponían de los recursos económicos necesarios, o alguna institución o personas que se pusiera al frente y tomara el caso como algo propio.
Nuestra Fundacion, Tandana tiene el privilegio de apoyar y ayudar a solucionar este tipo de problemas-necesidades que son tan frecuentes en las comunidades de la Parroquia de Quichinche. En cada Brigada Médica nos encontramos con tantas dolencias que padecen los indígenas de las comunidades que esperan nuestras Brigadas como la única solución y sobre todo la confianza en que nosotros si seremos capaces de solucionar la enfermedad que les aqueja, y que una vez solucionados sus problemas de salud, podrán tener una mejor calidad de vida.
Luego de la Brigada Médica HCVV19 en los Referidos encontré el caso del niño MickaelMuenala de 8 años, de la comunidad de Tangali, que no le había descendido el testículo izquierdo desde su nacimiento.
Su Madre María en cuanto le comunique que teníamos cita en el Subcentro de Quichinche, agradeció muchísimo porque finalmente había encontrado alguien que apoyara a iniciar todos los tramites largos y con mucha dificultad que representaba el coger turnos en el Subcentro y peor aún en los hospitales. Ella había tenido muy malas experiencias porque en varias ocasiones había acudido al Hospital y no había logrado siquiera coger un turno, mucho peor el continuar con el proceso de seguimiento.
Al momento que el Medico del Subcentro le reviso, Mickael se quejó de un dolor fuerte que no le permitía correr, no podía dormir del lado izquierdo, no podía jugar futbol que tanto le gustaba, en síntesis no estaba llevando una vida normal, lo que le causaba mucha frustración. Según Maria su Madre el niño siempre fue muy alegre, pero poco a poco, conforme iba creciendo el dolor aumentaba y él iba perdiendo su alegría y empezando a reaccionar mal, con ira por lo que no podía hacer, porque no podía jugar con sus hermanos y compañeros en la escuela. No podía hacer ejercicios físicos, cuando tenían clases de Cultura Fisicael tenía que esperar hasta cuando terminaran y esto ocasionaba que sus compañeros se burlaran de él diciéndole: Eres una mujercita porque no puedes hacer lo que nosotros hacemos, siempre estas sentado. Esto ocasionaba que Mickael llegara a su casa llorando y reclamando a sus padres porque no hacían algo para ayudarle
Con el Referido realice el proceso para obtener el turno con la Pediatra del Hospital de Otavalo consiguiendo para el mes de Julio. Esta profesional es una gran colaboradora, gran apoyo porque ya conoce que los casos que son llevados por Tandana representan a personas de muy bajos recursos económicos, de comunidades muy alejadas, que no tienen casi acceso a los servicios de salud por parte del Ministerio, y que somos nosotros como Fundación quienes conseguimos la atención en salud que requieren.
Anteriormente este tipo de pacientes eran referidos al hospital Baca Ortiz especializado en niños en la ciudad de Quito, ventajosamente en la actualidad el Hospital de Otavalo ha contratado 2 Médicos Cirujanos para cubrir la demanda de pacientes.
En forma inmediata nos refirió al Médico Cirujano para que le evaluara, y solicito un Ultrasonido para poder establecer como estaba el testículo del niño. Teníamos cita para el 11 de Agosto. El medico reviso el ultrasonido y nos dijo que había que operar de inmediato porque se debió haber operado máximo a la edad de 4 años, en estos casos había un alto riesgo de que el niño quedara estéril, o también que por el largo tiempo que había pasado había la posibilidad de que se haya desarrollado un tejido cancerígeno y tendría que extirpar el testículo. El 16 de Agosto nos solicitó exámenes de laboratorio, los mismos que no pudieron hacerle en el hospital porque carecían de los reactivos, tuvimos que ir a un laboratorio privado y la Fundación asumir el costo de los mismos porque sus padres no disponían de dinero. Con los resultados de laboratorio el Cirujano programo la cirugía para el viernes 19 de agosto a las 9:30 am.
El 18 de Agosto a las 14.00 realice los trámites en Estadísticapara el ingreso del paciente a hospitalización, así como también entregar en la Sala de Cirugía el formulario del Médico programando la cirugía.
El Viernes 19 de Agosto como estaba programado, Mickael ingreso a cirugía, Maria su Madre estaba muy nerviosa, el día anterior me dijo que tenía que pedirme que no le fuera a dejar sola, que cuando estaba conmigo se sentía más segura, sabía que en el hospital estarían más preocupados si yo estaba presente, pendiente de todo el proceso. Además estaba muy preocupada por los resultados de la cirugía.
Tuvimos que comprar varias medicinas e insumos médicos como guantes quirúrgicos, jeringuillas, etc. porque el hospital no dispone de un presupuesto suficiente para atender los requerimientos de todos los pacientes. Una vez más era nuestra Fundación la encargada de solucionar el problema, porque como dije anteriormente sus padres no disponen de recursos económicos.
Transcurrió hora y media y salio el Medico que opero a Mickaela decirnos que todo había salido bien, que coloco el testículo en su sitio y que todo el tejido estaba normal, que en dos horas saldría de recuperación para pasar a su habitacion, al siguiente día seria dado de alta y podría regresar a su casa.Según el criterio del Medico el niño debería estar en reposo, sin realizar ningún esfuerzo físico por 8 días, debería volver al hospital para retirar los puntos y realizar un control post-operatorio. Permanecí con Mickael y su Madre hasta cuando el despertó completamente y pudo hablar.
Fue el momento en que pude finalmente ver una gran sonrisa en la cara de Mickael, y lo más maravilloso e incomparable para mí fue cuando me dijo: Gracias doctorita por ayudarme porque ahora ya podre jugar con mis hermanos y en la escuela ya no me molestaran diciéndome que soy una mujercita, y su sonrisa no desapareció de su cara, repitiendo muchas veces voy a estar mejor, ya puedo jugar futbol!!!
Maria su Madre lloraba de emoción al saber que su hijo saliobien de la cirugia, que no fue necesario ningún otro procedimiento para que su hijo recupere su salud. No podía creer que en tan poco tiempo hubiera logrado que su hijo fuera operado después de haber transcurrido 8 años sin poder conseguir ayuda para que obtuviera la cirugía. En sus palabras dio gracias infinitas a Dios y a Tandana porque según ella dijo era la única Fundación seria que ayudaba en las comunidades a todas las personas sin mentirles ofreciéndoles apoyo y luego nunca regresaban.Me pidió que dijera a Anita que sigan apoyando a la gente de Tangali, porque ellos no cuentan con ninguna otra ayuda, ni siquiera el Ministerio de Salud que tiene obligación con los pobladores no se interesan en ayudarles.
Su hijo ahora llevaría una vida normal como los demás niños, no habría limitaciones que le impidieran sentirse como sus compañeros de escuela.
Regresamos en 10 dias para que el Medico le retirara los puntos, le encontró excelente, Mickael se había recuperado muy rápidamente, apenas me vio dijo: Buenos diasdoctorita, me pregunto como esta? Siempre sonriendo, en adelante en las veces que nos hemos encontrado está muy feliz, con una sonrisa permanente en su cara y recuperado completamente.
Una nueva experiencia en mi maravilloso trabajo, pero sobre todo el que nuestra Fundación sea quien haga posible y real que una persona recupere su salud, pueda llevar una vida digna, que mejore su calidad de vida, y que sembremos la confianza y la seguridad de llegar hasta el fin de un tratamiento con los pacientes que tenemos oportunidad de ayudar.
Noviembre 15/2016
iz Aramendia
Mickael
Par Virginia Sanchez
Coordinatrice du suivi des patients
Tout le monde n’a pas la chance de pouvoir changer des vies, en particulier celles des enfants. De pouvoir les faire sourire et montrer à quel point ils sont heureux d’être guéris d’une maladie qui les empêchait de mener une vie normale et faire des activités simples comme courir, jouer ou sauter. Par manque de moyens financiers et d’aide de la part d’organisations ou de personnes voulant bien prendre en mains leur cas, un problème de santé a rythmé le quotidien de la famille de Mickael pendant des années.
La fondation Tandana a le privilège d’offrir de l’aide et du soutien pour résoudre ce genre de problèmes, très fréquent dans les communautés de Quichinche. A chaque programme de bénévolat soins de santé, nous faisons face à tellement de maladies dont souffre la population indigène. Les soins de santé offerts pendant la durée de ce programme sont les seuls qu’ils recoivent. Ils comptent sur nous pour les guérir car une fois guéris, ils peuvent alors mener une vie meilleure.
J’ai vu le cas de Mickael, un jeune garcon de huit ans de la communauté de Tangali. Sa testicule gauche n’avait pas degonflé.
Dès que j’ai informé sa mère Maria que nous avions un rendez-vous à l’hôpital de Quichinche, elle était très heureuse que quelqu’un puisse enfin l’aider à entamer ce long et difficile processus de prises de rendez-vous. Elle a eu de mauvaises expèriences dans le passé ou elle s’est déplacée à l’hôpital mais n’a jamais obtenu de rendez-vous ou de suivi.
Dès que le docteur a examiné Mickael, ce dernier s’est plaint de fortes douleurs qui l’empêchaient de courir. Il ne pouvait également pas dormir sur le côté gauche ni jouer au football, lui qui adorait cela. En résumé, il ne pouvait pas vivre une vie normale ce qui le frustrait énormément. D’apres sa mère, Mickael avait toujours été un enfant heureux. Mais petit a petit, en grandissant, la douleur s’est amplifiée et Mickael a commencé à perdre sa joie et à s’énerver devant les choses qu’il ne pouvait plus faire. Il ne pouvait plus jouer avec ses frères ou ses camarades de classe. Il ne pouvait plus faire aucunes activites physiques. A chaque cours de sport, il devait s’asseoir et attendre que le cours se termine. Ses camarades de classe se moquaient souvent en lui disant : “tu es une petite fille, tu ne peux pas faire tout ce que nous on peut faire. Tu restes toujours assis”
Grâce à une recommendation du docteur, jai reussi à obtenir un rendez-vous avec le pédiâtre à l’hôpital d’Otavalo en Juillet. Cette professionnel le est une très bonne collègue et fervente partisane de la fondation. Elle sait que les cas pris en charge par la fondation sont ceux de familles qui viennent de communautés tres éloignées et dont les moyens financiers et l’accés aux soins de santés sont très réduits. Elle sait que notre fondation leur offre les soins de santé dont ils ont besoin.
Auparavant ce type de patients étaient envoyés à l’hôpital Baca Ortiz à Quito qui est spécialisé dans le traitement des enfants malades. Heureusement, l’hôpital d’Otavalo a embauché deux chirurgiens pour pouvoir répondre a la forte demande. Très vite, nous avons été dirigé vers le chirurgien qui avait évalué Mickael. Il demanda à faire un ultrason afin d’examiner la testicule de Mickael. Le rendez-vous à eu lieu le 11 aout. Le docteur a ensuite analysé les résultats et nous a informé que Mickael devait être opéré de toute urgence. Il aurait d’ailleurs dû être opéré à l’âge de 4 ans, au maximum. Dans un cas comme celui-ci, il y avait un gros risque que l’enfant devienne stérile ou qu’il ait développé des tissus cancéreux auquel cas il faudrait retirer la testicule. Le 16 aout, Mickael a fait des analyses médicales, ces tests qu’il n’avait pas pu faire auparavant par manque d’équipements. Nous avons du aller dans un laboratoire privé, le paiement fut pris en charge par la foundation Tandana car les parents ne pouvaient avancer une telle somme. Apres avoir recu les résultats, le chirurgien fixa la date d’opération au vendredi 19 aout a 9h30.
Le 18 aout à 14h, j’ai arrangé son admission à l’hôpital et transmis le rapport du médecin au service de chirurgie.
Comme prévu, Mickael fut opéré le vendredi 19 aout. Sa mère Maria était très anxieuse et la veille elle m’a demandé de l’accompagner. Elle se sentait plus rassurée avec moi. Elle pensait que si j’étais à ses cotés, l’hôpital et les chirurgiens seraient plus consciencieux. De plus elle s’inquiétait beaucoup sur le résultat de l’operation.
Nous avons dû acheter des médicaments et du matériel comme des gants chirurgicaux, des seringues etc. car l’hopital n’a malheureusement pas les moyens suffisants pour couvrir tous les patients. Une fois encore, la fondation Tandana a couvert la totalité des frais.
Après une heure trente, le chirurgien est venu nous dire que tout s’était bien passé. Il avait remis en place la testicule et il n’y avait aucuns tissus cancéreux. En deux heures, Mickael était en chambre de réveil. Le jour suivant il pouvait rentre chez lui. D’après les recommandations du chirurgien, Mickael devait se reposer pendant 8 jours, sans activités physiques. Il devait par la suite revenir à l’hôpital pour enlever ses points de suture et faire un contrôle post-opératoire. Je suis restée avec Mickael et Maria jusqu’à ce que ce dernier se réveille et puisse parler.
J’ai a ce moment la vu le sourire sur son visage. Le moment le plus merveilleux est sans aucun doute quand il m’a dit: “Merci docteur de m’avoir aidé; maintenant je vais pouvoir jouer avec mes frères et mes camarades de classes ne se moqueront plus en me traitant de petite fille”. Son sourire ne disparaissait plus et il n’arrêtait pas de répéter qu’il allait aller mieux et qu’il aller pouvoir jouer au football.
Sa mère ne pouvait s’empêcher de pleurer de joie après l’opération et l’annonce qu’il n’y aurait pas d’autres procédures chirurgicales. Elle n’arrivait pas à croire qu’il avait été opéré en si peu de temps, elle qui essayait d’obtenir de l’aide depuis huit ans. Elle remercia Dieu et la Fondation Tandana qui pour elle est la seule fondation qui aide vraiment les communautés en difficultés sans mentir. Certaines fondations lui ont promis de l’aide et ne l’ont jamais recontactée. Elle m’a demandé de dire à Anita qu’elle continue de soutenir la population de Tangali. Cette dernière ne recoit aucune aide, pas même du départment de santé dont la mission première est de venir en aide aux personnes en difficultés.
A présent, son fils sera capable de mener une vie normale comme les autres enfants, et il ne se sentira pas différent de ses camarades de classe.
Dix jours plus tard, nous sommes retournés à l’hôpital pour enlever ses points de suture. L’état de Mickael était excellent. Il s’était remis très vite de son opération. Dès qu’il m’apercu, il me dit: “Bonjour docteur, je me demande comment vous allez aujourd’hui?”. A chaque fois que je le revois, il a le sourire.Il est très heureux, s’est remis complètement de son opération et son sourire ne le lache plus.
Encore une expérience que m’offre mon merveilleux travail. Par dessus tout, ceci montre que notre fondation Tandana soigne des personnes et rend leur vie meilleure et plus digne. Nous avons crée une relation de confiance et les membres des communautés comptent sur nous pour aider les patients jusqu’au bout.
The most memorable moment of this week long trip happened on the last day when a mother and her young daughter brought their grandfather in a wheelbarrow. He was suffering from the aftermath of a stroke and was all skin and bones, but the love his daughter and granddaughter were showing him was so touching. There was not much we could do for him besides giving him a pillow for his head and rubbing his arms with moisturizing lotion, but at least we were able to provide a bit of comfort.
The second most vivid picture in my memory bank is from the same day. The sun was hot and many of the stations, including the vitals station, were outside. Chuck and Frances were manning this station, and you could tell Chuck was trying his best to avoid the sun. He had a scarf under his hat and looked like Lawrence of Arabia. We found an umbrella and taped it to the back of his chair, so he really looked like a king then! It did the trick though and was a great example of how on these trips you have to be creative in how you solve problems.
One of the best aspects of this Health Care Volunteer Vacation was that the electronic medical records system worked so well. There were a few minor glitches, but on the whole the system is tracking patients through all the stations of the mobile clinic and giving us good results at the end of the day. We even perfected attaching patient photographs to their records so we can be sure we have the correct person to go with the past records that we can now access. It is wonderful not to have to carry around 10 years of notes equal to about 7000 pages!
I have some impressive results to share with you. Here are the number of patients seen in each station during the week:
Intake: 208 Patients
Vitals: 202 Patients
Medical: 192 Patients
Dental: 379 Patients
Vision: 94Patients
Pediatrics: 155 Patients
Lab: 43 Patients
315 Prescriptions
It was a great trip to celebrate Tandana’s 10th anniversary. You can tell by its number -HCVV20- that Tandana has set up clinics two times a year for 10 years.
I hope each of you can come on a Health Care Volunteer Vacation to experience the thrill of partnering with communities in isolated parts of the Andes mountains. The communities are so appreciative of our efforts and thankful we come to the same places again and again to blend western medicine with their traditional cures.
Helping a patient in Cambugan
By Janet Lasley
For the last two days we have spent four hours each day running a health clinic high in the mountains, bringing all our supplies and serving the native Ecuadorians near their homes. Today we provided medical services to 41 people and had a great time socializing. The views up there are many and changing…sun on the farms across the valley while we were bundling up for rain. There has been great food served by the local communities, too…corn, queso (cheese), fresh salsa, aji sauce (hot pepper), and baked potatoes!
Sharing a community meal in Cambugan
Por Hope Taft
El momento más memorable de esta excursión de una semana ocurrió en el último día, cuando una madre y su hija pequeña trajeron a su abuelo en una carretilla. Este estaba sufriendo las repercusiones de un ataque cerebral y era todo piel y huesos, pero el amor que su hija y su nieta le profesaban era conmovedor. No había mucho que pudiésemos hacer por él más que darle una almohada para su cabeza y echarle crema en los brazos, pero al menos pudimos proporcionarle algo de comodidad.
La segunda imagen más vívida en mi memoria es también de ese mismo día. El sol estaba caliente y muchas de las estaciones, incluyendo la de los signos vitales, estaban en el exterior. Chuck y Frances se encargaban de ella, y podías ver a Chuck intentando evitar el sol. Llevaba un pañuelo debajo del sombrero y parecía Lawrence de Arabia. Encontramos un paraguas y lo pegamos en el respaldo de su silla, ¡sí que parecía un rey!. Sirvió suficientemente bien y fue un buen ejemplo de cómo en estas experiencias tienes que ser creativo para resolver problemas.
Uno de los mejores aspectos de esta Vacaciones de Voluntariado para Asistencia Médica (HCVV) fue que el sistema de registro médico electrónico funcionó muy bien. Hubo algunos fallos, pero en general el sistema monitorea los pacientes de todas las estaciones de la clínica móvil y nos da buenos resultados al final del día. Incluso hemos perfeccionado el añadir fotografías de los pacientes en sus registros para así asegurarnos de tener a la persona correcta asociada a los registros pasados que podemos acceder. ¡Es fantástico no tener que llevar físicamente notas y apuntes de los últimos diez años! ¡Eso sería igual a casi 7000 páginas!
Tengo resultados impresionantes que compartir con vosotros. Aquí están el número de pacientes vistos en cada estación durante esta semana.
Ingesta: 208 Pacientes
Vitales: 202 Pacientes
Medical: 192 Pacientes
Dental: 379 Pacientes
Visión: 94 Pacientes
Pediatría: 155 Pacientes
Laboratorio: 43 Pacientes
Farmacia: 315 Prescripcións
Fue un viaje increíble para celebrar el 10º aniversario de Tandana. Puedes ver por su número –HCVV20- que Tandana ha establecido clínicas dos veces al año durante diez años.
Espero que cada uno de vosotros pueda venir a un HCVV para experimentar la emoción de colaborar con comunidades aisladas en partes de los Andes. Estas comunidades aprecian en gran manera nuestros esfuerzos y nos agradecen que vayamos a los mismos sitios una y otra vez para combinar nuestra medicina occidental con sus curas tradicionales.
Tratamiento de pacientes en La Banda
Por Janet Lasley
Los dos últimos días, hemos pasado cuatro horas cada jornada llevando una clínica de salud en la alta montaña, trayendo todo el equipamiento disponible y sirviendo a los Ecuatorianos nativos cerca de sus casas. Hoy nos hemos ocupado de 41 personas con las quepasamos un buen rato socializando. Las vistas desde aquí son muchas y cambiantes… el sol en las granjas del valle mientras nosotros nos protegíamos de la lluvia. Además, la comunidad local trajocomida muy sabrosa, maíz, queso, salsa fresca, salsa Aji, y patatas asadas!
Voluntarios en el trabajo en Cambugan
Par Hope Taft
Le moment la plus mémorable de ce voyage de longue semaine s’est produite le dernier jour quand une mère et sa jeune fille ont amené le grand-père dans une brouette. Il souffrait des séquelles d’un accident vasculaire cérébral et était pratiquement seulement le peu et les os. Mais l’amour que sa fille et sa petite-fille lui montraient était si émouvant. Il n’y avait pas grand chose que nous puissions faire pour lui en plus de lui donner un oreiller pour sa tête et se frotter ses bras avec la crème, mais au mois nous avons se donné un peu de confort.
La deuxième image la plus vivant dans ma banque de mémoire est du même jour. Le soleil était chaud et beaucoup de stations, y compris la station vitale, étaient dehors. Chuck et France s’occupaient la station et on pouvait dire que Chuck faisait de son mieux pour éviter le soleil. Il avait une écharpe sous son chapeau et ressemblait à Lawrence d’Arabie. Nous avons trouvé un parapluie et scotché à l’arrière de sa chaise, donc il avait vraiment l’air d’un roi alors ! Il a fait le truc et c’était un excellent exemple de comment sur ces voyages, vous devez être créatif dans la façon dont vous résoudre des problèmes.
L’un des meilleurs aspects de ce Volontariat en soins de santé était que le système de dossiers médicaux électroniques fonctionnait si bien. Il y a eu quelques petits pépins, mais dans l’ensemble, le système suit les patients à travers toutes les stations de la clinique mobile et nous donne des bons résultats en fin de journée. Nous avons même perfectionné l’attachement un photos du patient à leurs dossiers afin que nous puissions assurés que nous avons la bonne personne pour aller avec les dossiers passés que nous pouvons maintenant accéder. Il est merveilleux de ne pas avoir à porter environ 10 ans de notes! Cela équivaut à environ 7000 pages!
J’ai des résultats impressionnants à partager avec vous. Voici le nombre de patients observés dans chaque station pendant la semaine.
Admission: 208 patients
Vitaux: 202 Patients
Médical: 192 patients
Dentaire: 379 patients
Vision: 94 patients
Pédiatrie: 155 patients
Laboratoire: 43 patients
Pharmacie: 315 médicaments
C’était un très bon voyage pour célébrer le 10ème anniversaire de Tandana. Vous pouvez dire par son numéro-HCVV20- que Tandana a mis en place des cliniques deux fois par an pendant 10 ans.
J’espère que chacun d’entre vous peut venir en vacances bénévoles en soins de santé pour ressentir l’émotion de s’associer avec des communautés dans des régions isolées des Andes. Les communautés sont tellement reconnaissantes de nos efforts et reconnaissantes, nous revenons aux mêmes endroits encore et encore pour mélanger la médecine occidentale avec leurs remèdes traditionnels.
Test de vision à Tangali
Par Janet Lasley
Les deux derniers jours, nous avons passes quatre heures chaque jour gérer une clinique de santé dans les hautes-montagnes, en portant tous les fournitures et de server des Équatoriens indigènes locaux près de leur domicile. Aujourd’hui, nous avons servi 41 personnes et nous sommes nous amusés bien socialiser. Les points de vue là-bas sont nombreux et changeant…soleil sur les fermes à travers la vallée pendant que nous nous emmitouflons pour la pluie. Il y a eu de nourriture délicieuse servie par les communautés locales, aussi…maïs, fromage, sauce sala fraîche, sauce d’aji, et pommes de terre au four !
I was recently out of PA school and after getting some clinical experience under my belt, I felt pulled to venture out into the world and share my skills in a unique and positive way. In my search, I stumbled upon the Tandana foundation’s website and felt it would be a perfect fit- The philosophy of the group and the type of work to be done was exactly what I had been looking for. So in 2008 I set off to Ecuador with my best friend, Kristina, (also a fellow PA) and that began my work with Tandana. I was so impressed and felt so enriched by the immersion into these communities that I went back in 2009- and again in 2010, 2011, 2012, and 2014( ha!). I just fell in love and felt truly as though we made a difference in the lives of the indigenous population which we served. On one of the trips I had engaged in discussion with Anna and other Tandana folks about their time in Mali- I was excited to hear stories of the work being done there and the completely different environment, language, customs, setting…etc. I couldn’t help myself and in 2012 I ventured to Mali with the group. This was, by far, the greatest adventure of my lifetime and I will carry memories of that trip with me forever! Sleeping on cots in the desert (the stars are like nothing else), the late night dance parties in the village, the physical labor in the heat (which actually felt quite good!), witnessing the literacy program firsthand, etc. Most importantly, sharing smiles with the villagers was like nothing else. Who can forget the welcoming party upon our arrival to the villages! I was saddened that unfortunately the incredible dangers that existed after our departure in the remote northern part of Mali would prevent us from returning to the country in the near future. Nonetheless, Tandana’s work has continued there (grain bank, literacy program, planting…etc.) despite us not being able to be physically present. I feel my experiences with Tandana have carried over to my own community here in Maine- one which is a haven for refugees from Somalia, Burundi, and the Democratic Republic of the Congo, among others. I have volunteered with a population within the Somali community and more recently have provided friendship and aid to a Burundi refugee. That ‘interconnected’ philosophy was made strong by my experiences with Tandana. Here’s to another ten years!
Kelly shares a smile with a Housseyni, a Tandana staff member in Mali
Por Kelly McCosh
Acababa de graduarme de la escuela de Asistente médico y luego de obtener algo de experiencia clínica bajo mis hombros, me sentí atraída hacia la Aventura en el mundo y compartir mis habilidades en una forma única y positive; En mi búsqueda, tropecé con la página de internet de la Fundación Tandana y sentí que sería un encaje perfecto – La filosofía del grupo y el tipo de trabajo a realizar eran exactamente lo que estaba buscando. Fue así que en el año 2008 decidí viajar a Ecuador junto a mi mejor amiga, Kristina, (también Asistente médica) y eso comenzó mi trabajo con Tandana. Estaba tan impresionada con la inmersión en estas comunidades, que volví a viajar en el 2009 y otra vez en el 2010, 2011, 2012, y 2014 (ja!) Me enamoré y me sentí verdaderamente que hacíamos cambios en la vida de los indígenas a los que servíamos. En uno de los viajes mantuve una conversación con Anna y otros miembros de Tandana acerca de su estadía en Mali- Estaba muy entusiasmada al oír sus historias del trabajo que se viene realizando allí, del completamente distinto escenario, lenguaje, costumbres, configuración … etc. No lo pude evitar y en el 2012 me aventuré a viajar a Mali con el grupo. ¡Esta fue de lejos la mejor Aventura de mi vida y llevaré conmigo los recuerdos de ese viaje siempre! Dormir en camarotes en el desierto (las estrellas eran como algo jamás visto), las tardes noches de baile en las comunidades, el trabajo físico bajo el calor (que en realidad se sentía muy bien), observar el programa de alfabetizacion en directo, etc. Más importante, compartir sonrisas con los habitantes de las comunidades, no se asemeja a nada. Quien puede olvidar nuestra fiesta de bienvenida al arribar a las aldeas. Me entristecí sin embargo porque desafortunadamente los peligros increíbles que existieron despues de nuestra partida en la remota parte norte de Mali, podría dificultar nuestro retorno en el futuro. Sin embargo, el trabajo de Tandana ha continuado allí (programas de plantacion de arboles frutales, literatura, banco de granos…etc.) a pesar de no estar físicamente presente. Siento que mi experiencia con Tandana ha sido puesta en marcha en mi propia comunidad acá en Maine- ya que es un santuario para muchos refugiados de Somalia, Burundi y la República Democrática de Congo entre otras. He servido de voluntaria para pobladores de la comunidad de Somalia y recientemente proveí Amistad y ayuda para un refugiado de Burundi. La filosofía de interconexión se hizo más fuerte gracias a mi experiencia con Tandana. Brindemos por otros diez años más.
Los amigos en Ecuador
Par Kelly McCosh
Une fois terminées mes études d’assistante médicale et, après avoir acquis une certaine expérience clinique, j’ai eu envie de prendre le large afin de me rendre utile et de mettre mes compétences à disposition. Au fil de mes recherches en ce sens, je suis tombée sur le site web de la Fondation Tandana et j’ai tout de suite su que c’était ce qu’il me fallait. Leur philosophie et le type de tâches qui étaient proposées correspondaient tout à fait à ce que je recherchais. Mon expérience auprès de la Fondation a débuté en 2008, lorsque je suis partie en Équateur en compagnie de ma meilleure amie, Kristina, qui est aussi assistante médicale. J’ai été tellement marquée par ce séjour si enrichissant auprès de ces communautés que j’ai à nouveau participé au programme en 2009, puis en 2010, en 2011, en 2012, et… en 2014! J’y ai vraiment pris goût, tout en ayant le sentiment que ce que nous faisions changeait vraiment les choses pour les autochtones auxquels nous venons en aide. C’est au cours d’un de ces séjours que j’ai demandé à Anna et à d’autres membres de Tandana de me parler de leur expérience au Mali, car j’étais très curieuse de découvrir quelles activités étaient menées dans un tel environnement, compte tenu des différences en matière de langue, de coutumes, de cadre… Je n’ai pas pu m’empêcher de partir là-bas en 2012 en compagnie de l’équipe. Cela a été, et de loin, la plus grande aventure de ma vie et je me souviendrai à jamais de ce séjour! Je n’oublierai jamais les bivouacs dans le désert (où l’on voit les étoiles comme nulle part ailleurs), les danses tard le soir dans le village, le travail physique sous la chaleur (ce qui ne fait pas de mal en réalité!), le fait d’assister au déroulement du programme d’alphabétisation et, plus important encore, les sourires partagés avec les habitants du village… Comment ne pas se souvenir de la fête qui nous était réservée lorsque nous arrivions dans un village! Je regrette en revanche que les risques qui se sont manifestés au nord du pays suite à notre départ nous empêchent d’y retourner pour le moment. Le travail de la Fondation (projet de banque de céréales, programme d’alphabétisation, semis) s’y poursuit néanmoins malgré notre incapacité à nous rendre sur place. J’ai le sentiment que mon expérience auprès de Tandana s’est prolongée chez moi, dans le Maine, où les réfugiés en provenance de Somalie, du Burundi et de République démocratique du Congo, entre autres, sont très nombreux. Je suis intervenue en tant que bénévole auprès d’une communauté somalienne et j’ai aussi apporté mon aide à un réfugié du Burundi. C’est mon expérience auprès de Tandana qui m’a permis de renforcer cet état d’esprit. Puissent les dix années à venir être aussi riches!
It was late one night at the hospital that I first stumbled across Tandana. I became a nurse because I wanted a skill set useful anywhere, and yet I had never been a nurse outside of the hospital setting. Now desperate for something meaningful to do with the vacation week I had been assigned, and determined to make the most of my time, I searched the Internet for a travel opportunity. I had an idea of what I wanted: a trip focused on healthcare, with an organized group, and most importantly, through a non-profit organization with strong values in regards to working with communities, fostering relationships, and respecting culture. I could not believe my luck when The Tandana Foundation popped into my search results. It was exactly what I had been looking for.
I was immediately surprised with what a large operation Tandana is. Their work goes beyond healthcare and into the realms of education and environment as well. In addition to hosting medical professionals twice a year, they are kept busy funding an educational scholarship program, hosting college and high school groups, and building and beautifying schools and community centers. They have American interns living in Otavalo for 6-9 months at a time teaching English in schools, helping with a patient follow up program at the subcentro (the local health clinic), and assisting with the volunteer vacations. They have group leaders from both the U.S. and Ecuador. Each day when we traveled to a remote site in Imbabura Province, our group consisted of: American volunteers, American expats living locally, Ecuadorian dentists, Ecuadorian university scholarship students, local translators (Kichwa to Spanish, Spanish to English), staff from the local subcentro, host family members, our wonderful bus driver, and sometimes other members of the community. I was so proud to show up every day with such a diverse group of people.
Eliza and the other nurse
We unloaded the bus and immediately got to work. Another nurse and I were in charge of the lab for the week. We were set to perform simple blood and urine tests, ear flushes, give shots, and carry out the occasional rapid strep test.
As a nurse, I’m more than familiar with the ins and outs of the human body, but I’m also used to retracting lancets, specimen cups, and sending fluid samples off to some unknown place where results are generated and then magically inputted into the electronic medical record. It seems silly now, but I was slightly intimidated by the manual nature of the work. Eventually, however, I eased into these simple tasks with the help of the other nurse, and our daily problem became where we would find electricity to warm the water for our ear flushes.
How amazing it was to be out of the hospital! How incredible to perform a blood test and see it through from start to finish! How wonderful to get back to the basics of healthcare! How fun to work with limited resources and remember that healthcare is more than just high tech equipment! How important to remember why I wanted to be a nurse in the first place! How interesting to learn about the health issues and ailments that affect a specific population of people!
Eliza enjoying children singing
How special to connect to schoolchildren from another culture, hear their songs, and be witness to their curiosity (and also how kind and patient of them to help me practice my Spanish)!
I feel very privileged to have been a part of the Tandana Health Care Volunteer Vacation. There are many things that make this foundation a unique organization, but one reason is its emphasis on exchange.
the meal made during the cooking class
In the evenings we had a cooking class, visited a shaman, went to a museum, hiked to a waterfall, and learned how to knit and make bracelets. I feel like I learned at least as much as I was able to contribute, and this makes the experience feel simultaneously holistic and complete.
On our last night, we were having our goodbye dinner in Otavalo before the teams heading to the airport. Musicians were playing, and the mood was celebratory. At a certain point I thought, “All right everyone, I know the music is catchy, but stomp a little less because the whole room is shaking!” It was then that one of our group leaders recognized the shaking as an earthquake. It went on for what felt like forever, although in retrospect, it was probably a minute or two. It wasn’t until we arrived at the airport that we were able to read about the earthquake’s magnitude and its growing death toll.
I can imagine that the earthquake has struck a nerve with all of us. Although Imbabura Province was largely unharmed, I came away from Ecuador feeling wholly connected to it. We cannot know the full extent of the suffering and damage that the earthquake has caused and is still causing, but I know all of our hearts are breaking for the country where we found so much kindness and beauty. I truly look forward to returning again.
Por Eliza Silverman
Tandana HCVV19 Vacaciones de Voluntario
Era tarde una noche, cuando por primera vez me crucé con Tandana. Me hice enfermera porque quise tener una habilidad que fuera útil en cualquier lugar, aunque nunca había ejercido la enfermería fuera del hospital. Estaba determinada a hacer algo significativo en la semana de vacaciones que tenía y estaba determinada a aprovechar el tiempo, busqué por internet por oportunidades de viaje. Tenía una idea de lo que estaba buscando, un viaje enfocado en el cuidado de la salud, con un grupo organizado, y más importante, a través de una organización sin fines de lucro con fuertes valores en cuanto trabajo comunitario, establecer relaciones y respetar la cultura. No pude creer mi suerte cuando la Fundación Tandana, apareció entre mis resultados. Era exactamente lo que estaba buscando
Quedé inmediatamente sorprendida con la magnitud de la operación Tandana. Su trabajo va mas allá del cuidado de la salud y dentro de la realidad de la educación y el medio ambiente también. Además de albergar profesionales médicos dos veces al año, se mantienen ocupados solventando un programa de becas educacionales, albergando grupos de estudiantes de secundaria y universitarios construyendo y embelleciendo escuelas y centros comunitarios. Hay internos estadounidenses, que viven en Otavalo de 6-9 meses enseñando Inglés en escuelas, ayudando a pacientes con programas de chequeo en el subcentro (la clínica local) y asistiendo con las vacaciones de voluntarios. Hay líderes de grupo de ambos países Estados Unidos y Ecuador. Cada día, cuando viajábamos a una remota localidad de la provincial de Imbabura, nuestro grupo consistía en voluntarios estadounidenses, repatriados estadounidenses que viven en la localidad, dentistas ecuatorianos, estudiantes universitarios ecuatorianos becados, traductores locales (kichwa a español, español a inglés), miembros de la clínica local, miembros de familias anfitrionas, nuestro maravilloso chofer de bus, y a veces otros miembros de la comunidad. Me sentía muy orgullosa de presentarme cada día con este grupo de gente tan diversa.
la enfermera con lacual Eliza trabajaba en el laboratorio
Bajamos del autobús e inmediatamente nos pusimos a trabajar. Otra enfermera y yo estuvimos a cargo del laboratorio esa semana. Se nos brindó lo necesario para realizar simples exámenes de sangre y orina, lavados de oído, aplicar inyecciones, y ocasionalmente realizar una rápida prueba de estreptococo.
Como enfermera, estoy más que familiarizada con lo referente al cuerpo humano, pero también estoy acostumbrada al uso de lancetas retractiles, frascos de muestra, enviar muestras de fluidos a un lugar desconocido en el cual generan los resultados y mágicamente estos aparecen en la base de datos médica. Puede sonar extraño ahora, pero me encontraba un poco intimidada por todo el procedimiento manual de este proceso.
Eventualmente me sentí más tranquila con estos simples procedimientos gracias a la ayuda de otra enfermera, y nuestro problema diario fue el de conseguir electricidad par calendar el agua realizar los lavados de oído.
los pacientes en espera de tratamiento
Que maravilloso fue estar fuera del hospital. ¡Que increíble fue realizar pruebas de sangre y observar el proceso desde el comienzo hasta el final! Fue maravilloso regresar a lo básico del cuidado de la salud. Fue divertido trabajar con recursos limitados y recordar que el cuidado de la salud es más que el uso de equipos de alta tecnología. ¡Cuán importante recordar porque quise ser enfermera en primer lugar! Fue muy interesante aprender sobre problemas de salud y enfermedades que afectan a un especifico grupo de pobladores. ¡Qué especial conectarme con niños en edad escolar que tiene otra cultura, escuchar sus canciones y ser testigo de sus curiosidades (además de su amabilidad y paciencia para ayudarme a practicar mi español)!
Me siento muy privilegiada de haber sido parte de las Vacaciones de Voluntarios del cuidado de la salud de Tandana. Hay muchas cosas que hacen a esta fundación una organización única, sin embargo, una razón es su énfasis en intercambio.
haciendo pulseras
Por las tardes teníamos una clase de cocina, visitábamos a un chamán, fuimos al museo, hicimos caminatas hacia una caída de agua y aprendimos a tejer y hacer brazaletes. Siento como que aprendí al mismo ritmo que contribuí, y esto hace que la experiencia se sienta simultáneamente incorporadora y completa.
En nuestra última noche, tuvimos una cena de despedida en Otavalo antes de dirigirnos al aeropuerto. Los músicos tocaban y el ambiente era de celebración. ¡En cierto momento pensé “bien, sé que la música es contagiosa, pero dejen de zapatear que todo el cuarto está temblando”! fue en ese momento en el que uno de los integrantes de nuestro grupo reconoció el movimiento como un terremoto. Duró mucho y continuaba por lo que parecía una eternidad, pero en retrospectiva duró un minuto o dos. No fue hasta que arribamos al aeropuerto que pudimos leer sobre la magnitud del terremoto y la cantidad creciente de muertes.
Me puedo imaginar que el terremoto a afectado un nervio en todos nosotros. A pesar de que la provincia de Imbabura no fue muy afectada, me retiré de Ecuador sintiéndome bastante conectada a ello. No podemos saber la total extensión del sufrimiento y daño que causó el terremoto y que continua causando, pero sí sé que nuestros corazones esta rotos por el país en el cual encontramos tanta amabilidad y belleza. En verdad estoy ansiosa de regresar otra vez.
Par Eliza Silverman
Bénévole Tandana HCVV19
J’ai découvert l’existence de la fondation Tandana au beau milieu de la nuit, à l’hôpital. Si je suis devenue infirmière, c’est parce que je voulais pouvoir mettre à profit mes compétences dans n’importe quel environnement, et pourtant, je n’avais jusqu’alors jamais exercé hors de l’hôpital. Comme j’étais bien décidée à occuper de façon utile la semaine de congé qui m’avait été accordée et que je comptais bien en profiter au mieux, je me suis mise à chercher sur internet une occasion de voyager. J’avais une idée assez précise de ce que je voulais : un séjour axé sur les soins de santé aux côtés d’une organisation à but non lucratif qui soit profondément engagée auprès des communautés tout en respectant les cultures et en établissant des liens entre elles. Ce fut une véritable aubaine pour moi de tomber sur la fondation Tandana au cours de ma recherche, car la fondation correspondait exactement ce que je cherchais.
des nouvelles amies
L’organisation me frappa d’emblée par son envergure. Leurs activités vont bien au-delà des soins de santé et concernent tout aussi bien l’éducation ou l’environnement. En plus d’accueillir du personnel médical deux fois par an, les membres de la fondation s’emploient à financer un programme de scolarisation, ils accueillent des groupes de lycéens et d’étudiants et construisent ou rénovent des écoles et des centres communautaires. La fondation envoie des stagiaires américains à Otavalo pour des périodes de 6 à 9 mois pour y enseigner l’anglais, participer au programme de suivi des patients du subcentro (la clinique locale) et s’occuper de l’accueil des bénévoles. Le personnel encadrant est constitué de personnes venant aussi bien des États-Unis, que d’Équateur. Chaque jour, lors de nos interventions dans une zone reculée de la province d’Imbabura, notre groupe était composé de bénévoles et d’expatriés américains vivant sur place, de dentistes et d’étudiants équatoriens, d’interprètes locaux (pour la traduction du kichwa à l’espagnol et de l’espagnol à l’anglais), de membres du personnel du subcentro, de membres des familles d’accueil, de notre formidable chauffeur de bus, et parfois d’autres membres de la communauté. J’avais beaucoup de fierté à rejoindre chaque jour un groupe aussi diversifié.
Nous nous mettions au travail dès la descente du bus. J’étais chargée pour la semaine de m’occuper du laboratoire d’analyses avec une autre infirmière. Nous devions effectuer de simples analyses de sang et d’urine, des nettoyages du conduit auditif, des injections et des tests de diagnostic rapide, de temps en temps.
Je connais bien, en tant qu’infirmière, les aléas du corps humain, et je suis aussi habituée à récupérer des lancettes ou des coupelles de prélèvement et à envoyer les échantillons je ne sais trop où afin qu’ils soient traduits en résultats qui viennent comme par magie renseigner le dossier médical par voie électronique. Cela paraît maintenant idiot, mais j’étais alors un peu intimidée par la procédure manuelle en vigueur. Je me suis pourtant adaptée peu à peu à ces actes simples grâce à l’aide de l’autre infirmière, jusqu’à ce que notre problème quotidien se résume à trouver une source d’électricité pour réchauffer l’eau nécessaire aux lavements d’oreilles.
les patients
C’était vraiment merveilleux de se retrouver hors des murs de l’hôpital ! C’était extraordinaire d’effectuer une analyse de sang du début à la fin et formidable de revenir aux fondamentaux des soins de santé ! C’était si plaisant de travailler avec des moyens limités et de reprendre conscience que les soins médicaux ne se réduisent pas à des équipements high tech ! Il était vraiment crucial de me rappeler pourquoi j’avais voulu devenir infirmière ! Comme ça a été passionnant de découvrir les problèmes de santé qui affectent les membres d’une population donnée et d’entrer en relation avec des écoliers appartenant à une autre culture, de découvrir leurs chants et d’être témoin de leur curiosité (mais aussi de la patience et de la gentillesse dont ils ont su faire preuve en ce qui concerne ma connaissance de l’espagnol) !
Ce fut pour moi un privilège d’avoir participé à ce séjour bénévole auprès de la fondation Tandana. Cette organisation est unique à bien des égards, mais elle se distingue notamment par la priorité qu’elle accorde à l’échange. En soirée, nous avons assisté à un cours de cuisine, nous avons rendu visite à un shaman, nous avons visité un musée, nous sommes allés voir des chutes d’eau et nous avons appris à tricoter et à confectionner des bracelets. J’ai le sentiment d’avoir au moins autant appris que contribué, ce qui fait de cette aventure une expérience à la fois globale et complète.
Le dernier soir s’est tenu un dîner d’adieu à Otavalo, avant notre retour à l’aéroport. Il y avait des musiciens, et l’ambiance était festive. À un moment, je me suis dit : « Ok, tout le monde, je suis d’accord, la musique est entraînante, mais tapez du pied un peu moins fort, parce que vous faites trembler toute la pièce !». C’est alors qu’un de nos accompagnateurs s’est rendu compte qu’il s’agissait en fait d’un tremblement de terre. J’ai eu l’impression que cela a duré une éternité, bien qu’en fait cela n’ait duré qu’une ou deux minutes. Ce n’est qu’une fois à l’aéroport que nous avons appris quelle avait été la magnitude de ce tremblement de terre et combien de victimes il avait déjà fait.
de beaux paysages
Cet événement nous a sans aucun doute tous profondément marqués. Même si la province d’Imbabura a été plutôt épargnée, je suis rentrée d’Équateur avec un fort sentiment d’attache. In ne nous est pas possible de connaître l’ampleur de la souffrance et des dégâts causés par ce tremblement de terre, mais je sais que nous avons tous de la peine pour ce pays où nous avons trouvé tant de bonté et de beauté. J’ai vraiment hâte d’y retourner.
My Dad always says that the best way to help yourself is to help someone else. Well, several years ago, I decided to take this to heart and see if it could apply to my situation. I was going through a challenging time in my life and had been feeling sorry for myself.
I reached out to my Aunt Hope for some wisdom. She said that my cousin Anna had a trip coming up to Ecuador with the foundation she started, and I should go with her. It was a health care volunteer vacation and I have no medical background, so I wasn’t sure how exactly I would be able to help. I also didn’t speak Spanish very well, so in my mind that further limited me in what I would be able to offer in terms of support.
beautiful scenery
After a flight to Quito and a scenic ride through the countryside and mountains, I arrived in a little community and met the other volunteers. I was encouraged to find them all to be very nice and from a wide variety of backgrounds. There were others without any medical training, and they assured me I would find ways to contribute. They were right. Each day, I helped load up the truck as we made our way to a different community. After unloading our supplies, there was plenty for me to do.
Matthew taking vitals
I checked vitals on patients, comforted them as best I could, played with the kids, and handed out the prescribed medicine. We found ways to communicate despite the language barrier. I learned that a smile crosses all language and cultural barriers. So does a kind heart, and that’s what so many of the volunteers and indigenous people shared. Everyone was so nice and loving. The people that we helped were so grateful to have us there doing what we were doing. It really seemed like we were making a big difference in the quality of their lives.
The home where Matthew was invited to eat dinner
I was so amazed at how hard the locals worked to just survive. Yet they all seemed so happy and content. They truly valued their families, their friendships, their land and community. On our final day, one of the families in a nearby community opened up their home to us and made us dinner. Their home consisted of two rooms with cinder block walls and dirt floors for the 10 family members to live in. They offered us the best of their bounty, even killing one of their chickens. They gave us cinder blocks to sit on, inside their home and proudly served us. They were so thankful and generous to us that it had a powerful impact on my life.
I came home grateful for my life and all that I had. I will never forget their contented nature and their happy/care free attitude. They taught me what is really important in life, relationships, not material things. I have made the trip twice and still keep in contact with some of the other volunteers. I hope to go back again soon with my wife and friends from my community here.
some of the children that Matthew taught how to skateboard
I love sharing my favorite memories with friends, like making pizza with an Ecuadorian family (their first time), walking through fields with cows and pigs roaming around, and skateboarding with the kids on a makeshift board. All of the amazing handmade items at the market in Otavalo, the Alpaca roaming around the property where we stayed, visiting with a Shaman and learning about natural healing remedies, the scenic beauty of the Andes mountains and so much more.
On a trip like this, you always go thinking that you will help someone else, but ultimately you help yourself. I gained so much more from the experience than I gave and I have memories that I will never forget. Thank you Tandana for making this possible.
Por Matthew Rothert
Voluntario de Tandana, septiembre del 2008 y septiembre del 2009
Mi padre siempre dice que la mejor manera de ayudarte a ti mismo es ayudar a alguien. Bueno, hace varios años, decidí cumplirlo y ver si era capaz de aplicarlo a mi situación personal. Yo estaba pasando por un tiempo difícil en mi vida y en el que sentía pena de mi mismo.
Me dirigí a mi sabia tía Hope para que me aconsejara. Me comentó que mi prima Anna tenía previsto un viaje a Ecuador con la fundación que ella creó, y que debería ir con ella. Eran unas vacaciones de voluntariado de asistencia sanitaria y como no tengo ninguna formación médica, no estaba seguro exactamente de cómo podría ser de ayuda. Tampoco hablaba muy bien español, así que tenía mis dudas sobre el limitado tipo de ayuda que podría ofrecer.
Mateo (fila trasera izquierda) con los otros voluntarios
Tras un vuelo a Quito y un recorrido panorámico a través del campo y las montañas, llegué a una pequeña comunidad y conocí a los otros voluntarios. Ya me habían advertido que todos serían muy simpáticos y de diferentes orígenes. Había otros sin formación médica, y me aseguraron que encontraría formas de colaborar. Tenían razón. Cada día, ayudaba a cargar el camión cuando íbamos a otra comunidad. Tras cargar nuestros productos, tenía mucho que hacer.
revisando los signos vitales
Comprobaba las constantes vitales de los pacientes, los consolaba lo mejor que podía, jugaba con los niños y también les daba las medicinas recetadas. Encontramos formas de comunicarnos a pesar de la barrera del idioma. Me di cuenta de que una sonrisa rompe todas las barreras culturales y lingüísticas, al igual que un buen corazón. Esto es lo que compartían mucho de los voluntarios y la población indígena. Todo el mundo era muy amable y cariñoso. La gente a la que ayudábamos estaba muy agradecida por lo que hacíamos. Realmente parecía que estábamos creando una gran diferencia en la calidad de sus vidas.
Mateo y amigos locales disfrutan de una comida
Me sorprendió enormemente cuánto trabajaba la gente local para simplemente sobrevivir. Sin embargo, a todos se les veía felices y satisfechos. Valoran mucho la familia, las amistades, su tierra y su comunidad. En nuestro último día, una de las familias de una comunidad cercana nos abrió su casa y nos preparó la cena. Su casa consistía en dos habitaciones con paredes de hormigón y suelos de tierra para vivir los 10 miembros de la familia. Nos ofrecieron lo mejor de su cosecha, incluso mataron uno de sus pollos. Nos dieron bloques de hormigón para sentarnos dentro de la casa, y con mucho orgullo nos sirvieron. Fueron tan generosos y agradecidos que ello ha causado un gran impacto en mi vida.
Volví a casa agradecido por mi vida y todo lo que tenía. Nunca olvidare su actitud positiva y despreocupada. Me enseñaron lo que es realmente importante en la vida: las relaciones humanas y no las cosas materiales. He realizado este viaje dos veces y todavía mantengo contacto con algunos de los voluntarios. Espero volver a ir pronto con mi esposa y amigos de mi comunidad de aquí.
demostrando el skate
Me encanta compartir mis recuerdos con amigos, como cuando hice una pizza con una familia ecuatoriana (su primera vez), cuando caminamos a través de los campos con vacas y cerdos rondando por allí, cuando montaba en monopatín con los niños sobre una tabla improvisada. Todos los fascinantes artículos confeccionados a mano en el mercado de Otavalo, la alpaca rondando por la vivienda donde nos alojábamos, la visita con un hechicero y el aprendizaje de remedios curativos naturales, la belleza panorámica de las montañas de los Andes y mucho más.
En un viaje de este tipo, uno siempre piensa que ayudará a alguien, pero al final uno se ayuda a sí mismo. He obtenido mucho más de esta experiencia de lo que yo he dado; tengo recuerdos que jamás olvidaré. Gracias Tandana por hacer esto posible.
Par Matthew Rothert
Volontaire de Tandana, septembre 2008 et septembre 2009
Mon père dit toujours que la meilleure façon de s’aider soi-même est d’aider quelqu’un d’autre. Eh bien, il y a plusieurs années, j’ai décidé de le prendre au sérieux et de voir si cela pouvait s’appliquer à ma situation. Je traversais une période très difficile et je m’apitoyais sur mon sort.
Matthew et Anna
Je fis appel à ma Tante Hope pour avoir quelques conseils. Elle me dit que ma cousine Anna allait voyager sous peu pour l’Equateur avec la fondation qu’elle avait créée, et que je devrais partir avec elle. C’était du volontariat dans le secteur des soins de santé et je n’avais pas de formation médicale, donc je ne voyais pas vraiment comment je pourrais aider. En plus, je ne parlais pas très bien espagnol, donc à mes yeux cela me limitait encore plus dans ce que j’aurais été capable d’apporter en terme de support.
Après un vol pour Quito et une balade pittoresque à travers la campagne et les montagnes, je suis arrivé dans une petite communauté et j’ai rencontré d’autres bénévoles. J’ai été satisfait de voir qu’ils étaient tous très gentils et issus de milieux très divers. Il y en avait d’autres sans aucune formation médicale, et ils m’assurèrent que je trouverais des moyens d’aider. Ils avaient raison. Chaque jour, j’aidais à charger le camion pendant que nous nous dirigions vers une autre communauté.
Matthew aide à transporter un patient
Après le déchargement de notre matériel, il me restait encore plein de choses à faire. Je prenais la tension des patients, les réconfortais du mieux que je pouvais, jouais avec les enfants, et distribuais les médicaments prescrits. On trouva des manières de communiquer malgré la barrière de la langue. J’ai appris qu’un sourire traverse toutes les barrières linguistiques et culturelles. Et il en va de même pour un bon cœur, et c’est ce qu’un grand nombre de bénévoles et d’indigènes avaient en commun. Tout le monde était tellement sympathique et chaleureux. Les personnes que nous avions aidées étaient tellement reconnaissantes de nous avoir parmi eux, à faire ce que nous faisions. On avait vraiment l’impression d’apporter une contribution importante dans la qualité de leur vie.
Amis du village avec Matthew
J’ai été tellemselect surpris de voir combien les locaux doivent travailler dur rien que pour survivre. Pourtant, ils avaient tous l’air d’être tellement heureux et satisfaits. Ils attachaient beaucoup de valeur à leurs familles, leurs amis, leur terre et la communauté. Au terme de notre dernière journée, une des familles d’une communauté voisine nous ouvrit sa maison et nous fit à diner. Leur maison consistait en 2 pièces avec des murs en parpaing et des sols sales pour y loger les 10 membres de la famille. Ils nous offrirent le meilleur de leur bien, tuant même un de leurs poulets. Ils nous donnèrent des blocs de parpaings pour nous asseoir dessus, dans leur maison, et nous servirent avec fierté. Ils furent tellement reconnaissants et généreux envers nous que cela a eu un puissant impact dans ma vie.
Je suis rentré chez moi en étant reconnaissant pour ma vie et pour tout ce que j’avais. Je n’oublierais jamais leur nature souriante et leur attitude joyeuse / insouciante. Ils m’ont appris ce qui comptait vraiment dans la vie: des relations humaines, pas des biens matériels. J’ai fait deux fois le voyage et je suis toujours en contact avec certains des autres bénévoles. J’espère y retourner encore bientôt avec ma femme et des amis de ma communauté d’ici.
faire des pizzas
J’aime partager mes meilleurs souvenirs avec des amis, comme faire une pizza avec une famille équatorienne (pour leur première fois), marcher à travers des champs avec des vaches et des cochons errants autour, et faire du skateboard avec les enfants sur des planches improvisées/ de fortune .Tous les remarquable objets faits mains au marché à Otavalo, l’Alpaga qui se promène autour de la propriété où nous avions séjourné, la visite au Shaman et l’apprentissage sur les remèdes naturels, la beauté du paysage de la cordillère des Andes et bien plus encore.
Dans un voyage comme celui-là, vous partez toujours en pensant que vous allez aider quelqu’un d’autre, mais au final vous vous aidez vous-même. J’ai reçu bien plus de cette expérience que ce que j’ai donné et j’ai en mémoire des souvenirs que je n’oublierais jamais. Merci Tandana pour avoir rendu tout cela possible.
Kiera working in the lab during the Health Care Volunteer Vacation
By Kiera Homann
I have wanted to travel internationally as a nurse since nursing school, but had a hard time finding something that fit, either due to cost or the mission statement of the organization. I met people this winter who introduced me to Tandana. I looked at the website and immediately felt that it fit all my requirements. The Tandana approach, as described on the website, made me immediately excited. The cost was reasonable, especially considering that room and board were included. I was very happy with all the food and the accommodations at the hotel. Finally, I really liked hearing that Tandana follows up with patients. This was very important to me. I didn’t want to show up in a community and then leave with no continued care. Since being in Ecuador, I am so impressed with Anna’s and Tandana’s involvement in the communities. I was truly honored to see what Anna and Tandana have done and continue to do in Ecuador.
Upon returning home from my trip with Tandana, I have been asked the question what was my experience like, and was it what I had expected? The best response I have is that Tandana lived up to their Mission and Value statement on their website. I was excited when I found Tandana and was telling myself that if they lived up to just a little of what they have on their website, then I would be happy. But I have to say that they fully honored their mission and value statement on the Health Care Volunteer Vacation I was part of in Ecuador. I am grateful for my experience with them and thankful for their existence.
Kiera (derecha) trabaja en el laboratorio durante las vacaciones de Cuidado de la Salud Voluntarios
Por Kiera Homann
Había querido viajar internacionalmente, como enfermera, desde que estaba en la escuela de enfermería, pero tuve dificultades, encontrando algo afín, ya sea debido al costo o la misión de la organización. Este invierno, conocí a gente que me habló sobre Tandana. Chequeé la página de internet e inmediatamente sentí que cumplía con todos mis requerimientos. El enfoque de Tandana, según como está descrito en su página, me llenó de emoción. El costo era razonable, especialmente considerando que viaje y estadía estaban incluidos. Me sentí muy contenta con la comida y el hotel. Finalmente, me encanta escuchar que Tandana hace seguimiento a los pacientes. Esto es muy importante para mí. No quería presentarme a una comunidad para luego marcharme sin ningún tipo de seguimiento médico. Desde que estoy aquí en Ecuador, estoy muy interesada en el compromiso de Anna y Tandana con las comunidades. Verdaderamente ha sido un honor, ver lo que Anna y Tandana han hecho y continúan haciendo en Ecuador.
Luego de mi regreso a casa, luego de mi viaje con Tandana, me preguntaron cuál fue mi experiencia y si fue lo que esperaba? La mejor respuesta que tengo es que Tandana se rige por su misión y su visión en cuanto al cuidado de la salud, conforme a lo expresado en su página de internet. Me sentí muy contenta cuando encontré sobre Tandana, y me decía a mí misma que si se rigieran un poco a lo que expresan en su página, me sentiré muy feliz. Sin embargo, tengo que decir que completamente llenaron mis expectativas y cumplen su misión y visión en cuanto a las vacaciones de voluntarios del cuidado de la salud, fui parte de ello en Ecuador. Estoy completamente agradecida por mi experiencia con ellos y agradecida por su asistencia.
Kiera (à droite) travaillant dans le laboratoire pendant les vacances de soins de santé bénévoles
Par Kiera Homann
Cela faisait depuis l’école de médecine que je souhaitais voyager en tant qu’infirmière mais c’était difficile de trouver quelque chose qui convienne, soit pour une raison financière, soit en raison de la mission proposée par l’organisation. L’hiver dernier j’ai rencontré des personnes qui m’ont mise en relation avec la Fondation Tandana. J’ai consultéson site internet et immédiatement j’ai senti que cette organisation répondaità toutes mes exigences. J’ai été trèsemballée par son approche décrite sur le site. Le prix était raisonnable, sachant que le gite et le couvert étaient inclus. J’ai d’ailleurs ététrès satisfaite du service de restauration et d’hébergement de l’hôtel. Mais ce que j’ai apprécié le plus, c’est le fait que la Fondation Tandana suive ses patients. C’était très important pour moi. Je ne voulais pas arriver dans une communauté pour ensuite repartir sans qu’il n’y ait de suivis. Depuis que je suis ici en Equateur, je suis impressionnée par l’engagement de Anna et de la Fondation dans les communautés. J’ai été honorée de voir ce qu’ils ont fait et continuent de faire dans ce pays.
De retour de mon voyage, on m’a demandé comment s’étaitpassé mon expérience et comment je l’avais imaginée ? La meilleure réponse que je puisse donner c’est que la Fondation Tandana se montre à la hauteur de sa mission et de ses valeurs.J’étaistrèsenthousiaste lorsque j’ai découvert la Fondation et je me disais que si cette dernière respectait un tant soit peu ce qui étaitdécrit sur le site internet, je serais heureuse. Mais je dois dire qu’elle honore entièrement sa mission et ses valeurs concernant le programme de bénévolat de soins de santé auquel j’ai participé. Je suis très reconnaissante de cette expérienceet très heureuse que cette organisation existe.
Kiera (right) working in the lab during the Health Care Volunteer Vacation
En mi vida he pasado muchos episodios e historias increíbles, especialmente desde que estoy trabajando con la Fundación Tandana como Coordinadora de Seguimiento de Pacientes, pero pienso esta es una de las historias más especiales de alguien que apareció en último momento.
Antonio que vive en la comunidad de Morochos, solicitó ayuda para su nieta Shina de 3 años que tenía estrabismo y cataratas congénitas, gracias a una persona que sabía sobre la Fundación Tandana. La familia de Shina hizo muchos esfuerzos para mejorar la situación de la niña, pero en el Ministerio de Salud Pública le ofrecieron operar a Shina posiblemente en el año 2017.
Estudios realizados sobre el estrabismo mencionan que éste afecta del 3 al 5% de la población infantil. Lo más importante es que cuanto antes se detecte y trate el estrabismo existen mayores posibilidades de corrección y ésta era la esperanza que Antonio y Aida tenían para Shina. Yo creo que los milagros existen o el universo quiso que Antonio se ponga en contacto con Tandana, porque lo que pasó a continuación en un par de días, hasta ahora me asombra y me llena de alegría.
El 4 de noviembre de este año, recibí una llamada de Antonio un día antes de ir a Quito para coordinar dos cirugías de cataratas demis pacientes;pues una sola vez en el año la Fundación Vista para Todos realiza cirugías para pacientes con estrabismo y cataratas en la ciudad de Quito en forma gratuita, la cual tiene una gran demanda porque beneficia a pacientes de todo elEcuador y nuestros pacientes pudieron beneficiarse de las mismas. Antonio me pidió ayuda para su nieta quien sufre de estrabismo y quien podía beneficiarse de la cirugía!
Gracias a esta gran coincidencia, me reuní con Antonio y Shina en el terminal de buses de Otavalo para viajar a Quito al siguiente día de recibir la llamada. En el transcurso del viaje, Antonio me dio detalles sobre el problema de los ojos de la niña. Antonio,es quien desde que nació ha estado siempre preocupado y pendiente de los problemas de salud de su nieta, apoyando a su hija Aida, Madre de Shina, que es madre soltera. Ellos han recorrerrido un largo camino con múltiples viajes a centros de salud buscando opcionespara que Shina pudiera ver, porque desde que nació no podía ver casi nada. Al tener cataratas congénitas estasimpedían la visión y ella estaba prácticamente ciega.
Luego de casi dos años de tocar puertas, lo cual era dificultoso por los gastos que ocasionaban los viajes – pasajes, alimentación, alojamiento, etc., para una familia de bajos recursos como ésta, Antonio y Aida lograron que se realizara una cirugía de cataratas en el Hospital Baca Ortiz en Quito, especializado en niños. Allíle pusieron lentes internos que mejoraron su visión, pero faltaba corregir el estrabismo para que la niña mejore tanto en su aspecto físico como intelectual porque no podía mirar las revistas, la televisión, dibujar y esto provocaba que la niña se pusiera de muy mal carácter; la mayoría del tiempo Shina pasaba aburrida.
Los lentes internos no corrigieron el estrabismo, y éste afectaba el día a día de Shina; ella adoptaba posiciones incomodas de la cabeza para poder ver, lo que le causaba entre muchos efectos, torticulis. El estrabismo de Shina era extremadamente notorio porque un ojo estaba mirando para la derecha y el otro iba hacia el lado izquierdo. Adicionalmente, esta situación afectaba también la parte estética de la niña.
Un día antes de la cirugía, y sin tener ni siquiera una cita médica para Shina, entre Antonio, Aida y las personas tan amables y generosas de la fundación Vista Para Todos, logramos que la niña tenga todos los exámenes preoperatorios y que esté lista para la intervención. Pasamos tres días en Quito, y claro, al ser la familia de Shina de una pequeña comunidad en Imbabura, no tenían un lugar para pasar las noches y tampoco tenían los medios para pagar un hostal. Es alli, que otra vez, aunque la situación parecia muy dificil, otra puerta se abrió, y personas que sabían de la situación, nos ayudaron a conseguir un albergue para que Shina y Aida pasen la noche seguras y tranquilas.
Durante el tiempo de la cirugía, que duro aproximadamente 40 minutos, la madre de Shina (Una joven indígena de 20 años) me dijo que confiaba en mí, y que estaba segura que con con la cirugía su hija iba a tener un futuro mejor, que podría ver, que podría jugar, pintar, dibujar, pero sobre todo cambiar de actitud, no seguir con sus llantos interminables; en fin, confiaba en que esta cirugía que consiguió que se realizara por medio de nuestra fundación sería lo más importante en su vida y en la de Shina. Para ella era frustrante y triste ver que su hija era diferente a los demás niños, que todas las personas le miraban y pensaban que tenía un retraso mental.
Luego de la cirugía, el medico estadounidense que le opero nos explicó que todo había salido bien.A simple vista se veía que los ojos habían mejorado notablemente. Por primera vez Shina detuvo su mirada fijamente en el rostro de su madre por muy largo tiempo, le dijo:Ya te puedo ver!. Era como si fuera la primera vez que ella podía mirar claramente, Aida su madre lloró y me contagió porque lo que se siente en ese momento es tan grande y extraordinario que compensa todos los esfuerzos y el cansancio que se pueda sentir, al correr por tantos pasillos para alcanzar a llenar todos los papeles, las interminables llamadas y viajes a Vista para Todos en Quito para lograr los cupos gratuitos; todo se compensa con la mirada de Shina y las lágrimas de alegría de su madre.Antonio y Aida agradecieron tantas veces por la ayuda prestadaa Shina tán a última hora, pero tán precisa.
Shina con su Madre despues de cirugia
Un mes después de la cirugía, me reuní con Aida y Shina, quien ahora usa lentes como parte de su tratamiento, para dar un seguimiento al caso. Yo estoy tan satisfecha y alegre de ver a Shina, su mirada enfocada y clara! Aida expresó que ahora Shina tiene mucha curiosidad por todo lo que ahora puede mirar claramente. Estuvo mirando un árbol de Navidad que le gustó mucho. Puede dibujar, mirar las revistas, jugar sin temor a caerse. Definitivamente,la ciugía cambió la vida a Shina.
La lección que tengo cada día en mi trabajo es que es muy importante que aprendamos a conocer un poco más a nuestrapoblacion rural que muchas veces no pueden beneficiarse de los servicios que brindan el gobierno u otro tipo de organizaciones y la mayoria de veces no tienen los recursos necesarios para complementar la ayuda que se les puede brindar. Gracias a mi trabajo, yo tengo la oportunidad de poder extender mi mano para contribuir con mi granito de arena y enseñarles a caminar y desenvolverse en el sistema público, que suele ser difícil (sin mencionar lo frustrante) para alcanzar ciertas metas.
Después de ésta historia, podría decir que los milagros si existen!
Perspectiva Dos
Por Stephanie y Craig Smith
Nos gustaría dar las gracias a todos los voluntarios y donantes que apoyan la Fundación Tandana y Vista Para Todos por proporcionar un milagro a nuestra ahijada este año. Ha ocurrido una serie de coincidencias que le ha cambiado la vida, y nos gustaría compartir nuestra perspectiva sobre su historia, y sinceramente darle las gracias por el maravilloso trabajo que estáis haciendo.
Nosotros conocimos a la familia por primera vez cuando viajamos a Ecuador en 2010. Pasamos 5 noches en su casa en el pueblo de Morochos como parte de un programa de alojamiento indígena. El patriarca de la familia Antonio, es un guía nativo que nos llevó de excursiones por la zona. Su esposa Rosa y su hija Aida nos preparó comida tradicional y nos enseñaron acerca de su cultura. Aida en ese momento tenía una hija de 2 años de edad llamado Sisa. Realmente nos llevamos bien con la familia. Cuando se dieron cuenta de que no teníamos nuestros propios hijos, se ofrecieron a compartir Sisa con nosotros, pidiéndonos ser sus padrinos. Estábamos muy agradecidos y aceptamos encantados. Les visitamos unos 6 meses después para asistir al bautismo de Sisa, y hemos realizado visitas regulares desde entonces.
Shina
En años anteriores, Aida tuvo dos hijos más: un niño llamado Yupanqui y una niña llamada Shina Tayanta (la Princesa Guerrera). Cuando nació Shina, Yupanqui le dio el apodo de “Minina” (mi chica), y esto es lo que ella prefiere que la llamen. Minina nació con cataratas congénitas, y estaba casi ciega. A partir de los 6 meses de edad, se sometió a cirugía para corregir sus cataratas. La familia era muy persistente y la apoyaron, mientras que luchaban con el sistema nacional de salud. Ella ganó visión, y la dieron unas gafas muy gruesas, de estilo botella de Coca-Cola, que distorsionaban sus ojos. Como bebé y niña pequeño, no quería usar sus gafas. Ella era increíblemente miope, y tenía que poner los objetos delante de sus ojos para verlos.
Era muy problemático y costoso para que la familia hiciera repetidos viajes a Quito para citas y pruebas. Aida, madre soltera, era incapaz de mantener un trabajo estable, debido a que necesitaba mucho tiempo para acompañar a Minena a Quito. Minena tuvo una segunda cirugía. Su visión fue mejorando poco a poco, pero el estrabismo era todavía un problema. No podía ver las cosas de frente, y era necesario retorcer la cabeza y el cuello con el fin de ver mejor. Ella en realidad se cayó de una ventana del segundo piso de su casa, debido a sus problemas visuales. Por suerte, sólo sufrió una lesión menor en el pie.
En septiembre, tuvo su tercera cirugía por sus cataratas. Le implantaron lentes artificiales dentro de sus ojos, y su visión mejoró mucho. El único problema restante era el estrabismo. Una intervención temprana funciona mejor para el estrabismo. A los 3 años de edad, lo antes que pudieran operarla mejor. Sin embargo, el sistema de salud pública estimó que no sería posible conseguirla una cita quirúrgica hasta 2017. Se podría hacer antes en un hospital privado, pero la familia no podía permitirse pagarlo.
Visitamos la familia durante 3 semanas en octubre. Nos quedamos muy impresionados por la mejora de la visión de Minena. Ella es una niña encantadora, muy cariñosa y dulce. Ella tiene un temperamento maravilloso y es muy inteligente. Ella se merece lo mejor en la vida, y nosotros y su familia estábamos tristes que no iba a ser capaz de obtener la atención médica que necesitaba en el plazo necesario.
La suerte quiso que nuestra amiga Anna Taft, Directora de la Fundación Tandana estuviera en Ecuador en octubre también. Conocimos a Anna en 2009, cuando participamos en unas vacaciones de voluntariado de Tandana en Malí. Estábamos emocionados de verla otra vez, y ella nos visitó en la casa de nuestros padrinos. Nosotros la presentamos a la familia, incluyendo a Minena. Le explicamos la situación médica de Minena. Anna nos habló de la clínica de cirugía de estrabismo Vista Para Todos, que tendría lugar la semana siguiente. El momento no podría haber sido mejor. Anna contactó con Virginia Sánchez, la Coordinadora de Seguimiento de Pacientes de Tandana, y preguntó si podría haber sitio en el programa para Minena.
El miércoles siguiente, recibimos un email de Virginia diciendo que había sitio para Minena si podríamos llegar la mañana siguiente a primera hora a Quito. Yo no revisé mi emails hasta las 10 pm esa noche. Toda la familia había ido a la cama. Pero para esto merecería la pena levantarlos. Llamé a la puerta y les expliqué la situación. La familia estaba sorprendida. Ellos harían todo lo posible para que esto sucediera. Antonio llamó a Virginia (lo siento por la llamada tan tarde por la noche, Virginia!) y hizo planes para viajar con ella a primera hora por la mañana a Quito. Enseguida comenzaron a reunir todos los documentos médicos de Minena. Pude ver la esperanza en sus ojos. Estaban muy agradecidos por esta oportunidad.
Todavía no era un hecho. Minena tendría que someterse a varias pruebas para asegurarse de que ella podría someterse a la cirugía. Si todo iba bien, podría operarse el viernes. No podíamos creer el calendario de todo esto, y rezamos para que todo saliera bien.
Nos despertamos temprano a la mañana siguiente para despedir a Antonio y Minena. Nos íbamos a volver a los EE.UU. el sábado. Si todo esto saliera como previsto, igual no tendríamos la oportunidad de ver a la querida Minena nuevo antes de irnos. Egoístamente, esto sería difícil para nosotros, ya que es un rayo de sol en nuestras vidas. Pero queríamos desesperadamente que ella obtuviera la atención médica que necesitaba.
Virginia fue una bendición para la familia. Ella les ayudó con todo el proceso y se unieron mucho a ella. Aida se reunió con ellos en Quito más tarde ese día para quedarse con Minena. Antonio volvió a la casa después porque tenía clientes que ver el viernes.
Todos esperamos con impaciencia las noticias. Las pruebas fueron bien el jueves, pero Minena requería un análisis de sangre adicional el viernes por la mañana. El viernes por la noche, Antonio recibió una llamada telefónica y jubilosamente anunció que Minena se había sometido a la cirugía, y que había sido un éxito. Estábamos muy contentos. El hecho de que en el transcurso de una semana, Minena pasó de una espera de 2 años para la cirugía a estar en recuperación fue un milagro.
Ella tendría que permanecer en el hospital durante la noche y hacerse un examen la mañana siguiente. Como nos íbamos para el aeropuerto a las 10 de la mañana, nos dimos cuenta de que no íbamos a verla. Esto fue agridulce – nos hubiera encantado abrazarla y besarla una vez más y ver el resultado de su cirugía. Pedimos a Antonio que nos enviara fotos por correo electrónico.
A la mañana siguiente, Antonio estaba al teléfono casi todo el tiempo de nuestro viaje al aeropuerto. No pensamos mucho sobre esto; a menudo está en contacto con los clientes y agencias. Cuando nos acercamos al aeropuerto, hizo una seña para que el conductor de la furgoneta se detuviera. Allí, en la acera de la carretera estaban Aida y Minena! Habían sido dados de alta del hospital esa mañana y tomaron un autobús al aeropuerto para reunirse con nosotros! Antonio había estado hablando con Aida por teléfono para coordinar todo, pero lo había mantenido una sorpresa para nosotros.
Stephanie y Shina
Los dos se subieron a la furgoneta. Se nos llenaron los ojos de lágrimas mientras mirábamos a Minena. Sus ojos estaban mucho más rectos. Estaban un poco rojos en los bordes, lo que es de esperar. Ella estaba sonriendo y charlando con su vocecita dulce. Aida dijo que cuando Minena se despertó esa misma mañana, ella estaba señalando todas las cosas que ahora podía ver con muy poco esfuerzo. En la furgoneta, su abuelo Antonio saludó con la mano, y ella le devolvió el saludo, capaz de verlo de frente sin estirar el cuello. La abrazamos, besamos y la sostuve en mis piernas hasta que llegamos a la terminal de salidas.
La familia entró en el aeropuerto con nosotros. Minena estaba sonriendo y señalando a todo lo que veía, como si tuviera un nuevo par de ojos. Estaba tan feliz! Esta era la forma más perfecta de terminar el viaje. Habíamos pensado que no habría ninguna posibilidad de que íbamos a llegar a verla de nuevo antes de irnos. Estábamos tan agradecidos para abrazar y besar a este pequeño muñeco una vez más!
Cuando se fueron del aeropuerto, me eché a llorar. Era tan emocionante y nuestros corazones estaban estallando de alegría.
Muchas gracias Anna, Virginia, Tandana y Vista Para Todos. Han hecho que el sueño de una familia se haga realidad.
Perspective One
By Virginia Sanchez
In my life I have been part of many incredible stories, especially since I have been working with the Tandana Foundation as Patient Follow up Coordinator, but I think this is one of the most unique stories of someone who appeared at the last moment.
Shina, one week before the surgery
Antonio, who lives in the community of Morochos, requested help for his granddaughter Shina, who is 3 years old and has strabismus and congenital cataracts, thanks to a person who knew about the Tandana Foundation. Shina´s family made many efforts to improve the child’s situation, and the Ministry of Public Health offered Shina the possibility to be operated on in 2017.
Studies about strabismus mention that it affects 3% to 5% of children. Most importantly, the sooner it is detected and treated the greater the possibilities of correction. This was the hope that Antonio and Aida (Antonio’s daughter and Shina’s mother) had for Shina. I believe that miracles exist or fate wanted Antonio to be put in contact with the Tandana Foundation, because what took place during the following couple of days has amazed me so much and fills me with great joy.
On November 4 of this year, I received a call from Antonio the day before I was to go to Quito to coordinate two cataract surgeries for two of my patients. Only once a year does the Fundación Vista Para Todos perform free surgery for patients with cataracts and strabismus in the city of Quito. This surgery is in great demand because it benefits patients from all over Ecuador, including many Tandana patients. Antonio asked me for help for his granddaughter who suffers from strabismus and who could benefit from the surgery!
Thanks to this big coincidence, I met with Antonio and Shina at the Otavalo bus terminal to travel to Quito, the day after I received the call. During the trip, Antonio gave me details about the problem with his granddaughter’s eyes. Antonio is the person, who since his granddaughter’s birth, has always been concerned and aware of her health problems. He supports his daughter Aida, Shina´s mother, because she is a single mother. They have been to various health centers seeking treatment so that Shina can see. Since birth she has not been able to see almost anything. Having congenital cataracts, she had impaired her vision and was practically blind.
After nearly two years of knocking on doors, which was difficult for a low income family due to the costs incurred by traveling, including appointments, food, accommodations, etc., , Antonio and Aida managed to have the cataract surgery done at the Baca Ortiz Hospital in Quito, which specializes in treating children. At this hospital they put in internal lenses which improved her vision, but it was still necessary to correct the strabismus so that Shina could improve both physically and intellectually. She could not see magazines, watch TV, or draw, which caused Shina to be in a bad mood; most of the time she was very bored.
The internal lens did not correct the strabismus, and this affected Shina’s daily life; she adopted awkward positions with her head in order to see, which in many cases caused torticollis. Shina´s strabismus was extremely obvious because one eye was looking to the right and the other to the left. Additionally, this situation also affected Shina’s facial aesthetics.
One day before the surgery, and without even having an appointment for Shina, between Antonio, Aida and the kind people from Fundación Vista para Todos, we managed to have all the preoperative tests ready for surgery. We spent three days in Quito, and because Shina´s family is from a small community in Imbabura, they did not have accommodations or the means to pay for a hostel. Although once again, the situation seemed very difficult, another door opened. People who knew about the situation helped us get accommodation for Shina and Aida to have a safe and quiet night.
During the surgery, which lasted approximately 40 minutes, Shina´s mother told me she trusted me, and was sure that with the surgery her daughter would have a better future. After the surgery, she could probably see, play, paint, draw. Mostly she hoped that the surgery would change Shina’s attitude and that she would not continue with her endless tears. Finally, she hoped that this surgery that she gained through our foundation would be the most important event in her life and in Shina´s. It was frustrating and sad for her to see that her daughter was different from other children, and that everyone looked at her and thought she was developmentally delayed.
After the surgery, the American doctor who operated on her explained that everything had gone well. At a glance, her eyes had improved. For the first time, Shina stared into her mother’s eyes for a long time and said: “ Now I can see you!” It seemed as if for the first time she could see clearly. Aida and I cried because what we felt at that moment was so great and extraordinary. It was worth all our efforts and tiredness, running through many corridors to fill out papers, the endless calls and trips to Fundación Vista para Todos in Quito to obtain the free surgery. Everything was compensated by Shina´s look and her mother’s tears of joy. Antonio and Aida thanked me many times for the help Tandana provided to Shina at such short notice, help that was so necessary.
Shina with her mother after surgery
One month after surgery, I had a follow up meeting with Aida and Shina, who now uses glasses as part of her treatment. I am so pleased and happy to see Shina well. Her eyes are well focused and clear! Aida said that Shina is now very curious about everything that she can now see clearly. She looked at a Christmas tree that she really liked. She can draw, read magazines, and play without fear of falling. Definitely, the surgery has changed Shina´s life.
The fact that I remind myself of every day in my work is that it is very important that we get to know a little more about our rural population who often cannot benefit from the services provided by the government or other organizations. Most of the time, they do not have the necessary resources to complement the assistance that can be provided to them. Thanks to my work, I have the chance to help out and show them how to navigate the public health system effectively, which is often difficult (not to mention frustrating), in order to achieve their goals.
After this story, I can say that miracles do exist!
Perspective Two
By Stephanie and Craig Smith
We would like to thank all of the volunteers and donors who support The Tandana Foundation and Vista Para Todos for providing a miracle for our goddaughter this year. An extraordinary set of coincidences occurred which changed her life, and we would like to share our perspective on her story, and sincerely thank you for the wonderful work that you are doing.
We first met the family when we traveled to Ecuador in 2010. We spent 5 nights at their home in the village of Morochos as part of an indigenous homestay program. Family patriarch Antonio is a native guide who took us on treks around the area. His wife Rosa and daughter Aida cooked us traditional food and taught us about their culture. Aida at that time had a 2-year-old daughter named Sisa. We really got along well with the family. When they realized that we have no children of our own, they offered to share Sisa with us, asking us to be her godparents. We were quite honored and gratefully accepted. We visited about 6 months later for Sisa’s baptism, and we have made regular visits ever since.
Shina and her family before the surgery
In the intervening years, Aida had two more children: a boy named Yupanqui and a girl named Shina Tayanta (Warrior Princess). When Shina was born, Yupanqui gave her the nickname “Minena” (my girl), and this is what she prefers to be called. Minena was born with congenital cataracts, and was nearly blind. Starting at 6 months of age, she had surgery to correct her cataracts. The family was very persistent and advocated for her while navigating the national health system. She gained vision, and was issued some very thick Coke-bottle-style glasses which distorted her eyes. As an infant and toddler, she did not want to wear her glasses. She was incredibly nearsighted, and had to put objects right in front of her eyes in order to see them.
It was very disruptive and expensive for the family to have to make repeated trips to Quito for appointments and tests. Single mom Aida was unable to keep a steady job due to the fact that she needed so much time off to accompany Minena to Quito. Minena had a second surgery. Her vision was gradually improving, but strabismus was still a problem. She could not see things straight on, and needed to contort her head and neck in order to get a view of things. She actually fell out of a second floor window in her home, ostensibly because of her visual impairments. Luckily, she only sustained a minor injury to her foot.
In September, she had her third surgery for her cataracts. Artificial lenses were implanted within her eyes, and her vision improved greatly. The only remaining problem was the strabismus. Early intervention works best for strabismus. At 3 years of age, the sooner she could get the surgery, the better. However, the public health system estimated that they would not be able to get her a surgical appointment until 2017. It could be done sooner in a private hospital, but the family could not afford that.
We visited the family for 3 weeks in October. We were very impressed by the improvement to Minena’s vision. She is an absolutely lovely child, very affectionate and sweet. She has a wonderful temperament and is quite intelligent. She deserves the best in life, and we and her family were sad that she wouldn’t be able to get the care that she needed within the necessary timeframe.
As luck would have it, our friend Anna Taft, Founding Director of The Tandana Foundation, was in Ecuador in October also. We had met Anna in 2009 when we participated in a Tandana volunteer vacation in Mali. We were excited to get to see her again, and she visited us at our compadres’ home. We introduced her to the family, including Minena. We explained Minena’s medical situation. Anna told us about the Vista Para Todos strabismus surgery clinic, which would be taking place the following week. The timing couldn’t have been better. Anna contacted Virginia Sanchez, Tandana’s Patient Follow-Up Coordinator, and inquired whether there might be room in the program for Minena.
The following Wednesday, we got an e-mail from Virginia saying that there was indeed room if Minena could get to Quito first thing the next morning. I didn’t check my e-mail until 10 p.m. that night. The whole family had gone to bed. But this was worth waking them up for! I knocked on the door and explained the situation. The family was amazed. They would do whatever it took to try to make this happen. Antonio called Virginia (sorry for the late night call, Virginia!) and made plans to travel with her to Quito first thing in the morning. They immediately started gathering all of Minena’s medical paperwork. I could see the hope in their eyes. They were so grateful for this opportunity.
It was still not a done deal. Minena would need to undergo several tests to make sure that she would handle the surgery. If all went well, she could potentially have surgery on Friday. We could not believe the timing of all of this, and we hoped and prayed that all would go well.
We woke up early the next morning to see Antonio and Minena off. We would be leaving to come back to the US on Saturday. If all of this went off as planned, we might not get a chance to see dear Minena again before we left. Selfishly, this would be difficult for us, as she is a ray of sunshine in our lives. But we desperately wanted her to get the care that she needed.
Virginia was a godsend to the family. She helped them to navigate the process and they grew very close to her. Aida met them in Quito later that day to stay with Minena. Antonio came back to the house because he had clients to guide on Friday.
We all waited impatiently for news. The tests went well on Thursday, but Minena required additional blood work on Friday morning. Friday night, Antonio received a phone call and joyfully announced that Minena had indeed gotten the surgery, and that it had been a success. We were overjoyed. The fact that within the course of a week, Minena went from a 2 year wait for the surgery to being in recovery was a miracle.
She would need to remain in the hospital overnight and get an exam the following morning. As we would be leaving for the airport at 10 a.m., we realized we would not get to see her. This was bittersweet – we would love to hug and kiss her one more time and see the result of her surgery. We made Antonio promise to e-mail photos.
The next morning, Antonio was on the phone for the majority of our ride to the airport. We didn’t think much of it; he is often in touch with clients and agencies. As we approached the airport, he motioned for the van driver to pull over. There on the side of the road were Aida and Minena! They had been discharged from the hospital this morning and took a bus to the airport to meet us! Antonio had been talking to Aida on the phone coordinating the meet-up, but had kept it a surprise for us.
Shina with her godparents right after the surgery
The two of them climbed into the van. Tears filled our eyes as we looked at Minena. Her eyes were so much straighter. They were a bit bloodshot around the edges, which is to be expected. She was smiling and chattering away in her sweet little voice. Aida said that when Minena woke up this morning, she was pointing out all of the things that she could now see with very little effort. In the van, her grandfather Antonio waved to her, and she waved back, able to see him straight on without craning her neck. We hugged and kissed her and I held her on my lap until we got to the departures terminal.
The family entered the airport with us. Minena was smiling and pointing at everything she saw, as if she had a completely new pair of eyes. She was so happy! This was the most perfect way to end the trip. We hadn’t thought that there was any chance that we would get to see her again before we left. We were so grateful to get to hug and kiss this little munchkin one more time!
After they left the airport, I burst into tears. It was so emotional and our hearts were just bursting with joy.
Thank you so much Anna, Virginia, Tandana, and Vista Para Todos. You have made a family’s dream come true.
Une Perspective
Par Virginia Sanchez
Dans ma vie, j’ai vécu beaucoup d’expériences incroyables, en particulier depuis que je travaille pour la fondation Tandana en tant que Coordinatrice de suivis de patients mais je pense que cette histoire-ci est la plus unique de toutes les histoires d’une personne qui arrive a la dernière minute.
Shina
Antonio vit dans la communauté de Morochos. Grâce a une tierce personne qui connaissait la fondation, il avait demandé de l’aide pour sa petite fille Shina âgée de trois ans, atteinte de strabisme et d’une cataracte congénitale. La famille de Shina avait tout fait pour améliorer la situation de la petite. Et le ministère de la santé publique avait rendu possible une opération chirurgicale en 2017.
Les études menées sur le strabisme montrent que cette maladie touche 3 à 5% des enfants. Mais plus cette dernière est détectée rapidement plus il y a de possibilités de guérison. C’était ce qu’espéraient Antonio et Aida (la fille d’Antonio et la mère de Shina). Je crois que les miracles existent ou alors c’est le destin qui avait voulu mettre Antonio en contact avec la fondation parce que ce qu’il s’est produit les jours suivants m’a émerveillée d’une telle force et remplie de joie.
Le 4 novembre l’année dernière, un jour avant que je n’aille à Quito pour coordonner deux chirurgies de la cataracte pour deux de mes patients, je reçois un appel d’Antonio. La fondation met en place des opérations chirurgicales gratuites pour soigner les patients atteints de strabisme et de cataracte congénitales. Cela se produit une fois par an seulement. Ce type de chirurgie est fortement demandé car beaucoup de patients de tout l’Équateur en ont besoin y compris des patients de la fondation Tandana. Antonio m’a donc appelée afin que j’aide sa petite fille atteinte de strabisme et qu’elle soit opérée.
Grâce a cette coïncidence, un jour après avoir reçu l’appel, j’ai rencontré Antonio et Shina au terminal de bus d’Otavalo en direction de Quito. Pendant le voyage, Antonio m’a donné plus d’informations sur le problème de sa petite fille. Antonio est quelqu’un qui, depuis la naissance de sa petite fille a toujours été inquiet et conscient des problèmes de santé de cette dernière. Il soutient sa fille célibataire Aida, la mère de Shina. Ils ont été dans de multiples centres de santé afin de trouver un traitement qui puisse rendre la vue à Shina. Depuis sa naissance elle ne voit quasiment rien. Étant atteinte de cataractes congénitales, sa vision a été altérée et elle est presque devenue aveugle.
Après avoir passé deux ans à frapper aux portes de centres et traversé de nombreuses difficultés financières liées aux coûts encourus par les voyages, les rendez-vous, la nourriture, le logement etc, Antonio et Aida aux revenus modestes, ont finalement réussi à obtenir une intervention chirurgicale à l’hôpital Baca Ortiz à Quito. Hôpital spécialisé dans le traitement des enfants. Les chirurgiens ont alors implanté des lentilles dans les yeux de Shina ce qui a fortement amélioré sa vision mais il restait toujours son strabisme à corriger afin qu’elle puisse se développer physiquement et mentalement. Elle ne pouvait pas lire les magazines, regarder la télévision ou dessiner ce qui la rendait de mauvaise humeur en permanence, elle s’ennuyait beaucoup.
Les lentilles n’ont pas corriger son strabisme ce qui a beaucoup affecté sa vie de tous les jours. Elle devait adopter des positions étranges avec sa tête afin de voir, dans la plupart des cas cela se finissait en torticolis. Son strabisme était très apparent dans la mesure où l’un de ses yeux partait vers la droite et l’autre vers la gauche. Cette situation affectait également l’harmonie de son visage.
Un jour avant l’opération et sans même avoir de rendez-vous, Antonio, Aida, les membres de la Fondation Vue Pour Tous et moi-même avons réussi à avoir tous les tests post opératoires prêts. Nous avons passé trois jours à Quito et comme la famille de Shina vient d’une petite communauté de Imbabura, ils n’avaient pas de logement ni les moyens pour payer l’hôtel. Encore une fois la situation était difficile mais une porte s’est ouverte. Des personnes ayant entendu parler de la situation nous ont aidé à obtenir un logement pour Shina et Aida afin de passer une nuit au calme.
L’intervention a duré environ 40 minutes durant lesquelles Aida m’a confié qu’elle me faisait confiance et qu’avec cette intervention sa fille aurait un avenir meilleur. Après l’opération, Shina allait pouvoir voir, jouer, peindre, dessiner. Elle espérait surtout que cela change le comportement de Shina et cesse ses pleurs permanents. Mais aussi que cette chirurgie obtenue grâce à la fondation soit l’une des plus importantes étapes de sa vie et de celle de Shina. C’était très frustrant et triste de voir que sa fille était différente des autres enfants et que tout le monde la regardait en pensant qu’elle était retardée mentalement.
Après l’intervention, le chirurgien américain expliqua que tout s’était bien passée Tout de suite sa vision s’était améliorée. Pour la première fois, Shina regarda longuement les yeux de sa mère et dit : « maintenant je peux te voir ». C’est comme si elle pouvait voir pour la première fois. Aida et moi avons pleuré car nous ressentions une émotion tellement grande et extraordinaire. Tous ces efforts, cette fatigue à courir dans tous les couloirs pour remplir des formulaires, tous ces appels et voyages à Quito pour obtenir une intervention chirurgicale gratuite. Tout cela enfin récompensé par le regard de Shina et les pleurs de joie de sa mère. Antonio et Aida m’ont remercié maintes et maintes fois pour toute l’aide de la fondation offerte à la dernière minute.
Shina avec sa mère après l’opération.
Un mois après l’opération, j’ai rencontré Aida et Shina pour une visite de suivi. Dans le cadre de son traitement Shina doit porter des lunettes de vue. Je suis si heureuse de la voir en bonne santé. Ses yeux sont bien dans l’axe et nets. Aida ma confié qu’a présent Shina s’intéresse beaucoup à tout ce qu’elle peut voir clairement. Elle a longuement regardé un arbre de noël qu’elle a aimé, elle peut dessiner, lire des magazines et jouer sans craindre de tomber. L’opération a vraiment changé sa vie.
Ce à quoi je repense tous les jours dans mon travail, c’est le fait qu’il est important d’en savoir un peu plus sur notre population rurale qui, pour la plupart du temps, ne peut bénéficier des services offerts par le gouvernement et les autres organisations. Très souvent, ils ne possèdent pas les ressources pour compléter l’aide qui leur est offerte. Grâce à mon travail, j’ai la chance d’aider les personnes et de leur montrer comment s’y retrouver efficacement dans le système de santé publique, où il leur est difficile (pour ne pas dire frustrant) d’atteindre leurs buts.
Après cette expérience, je peux dire que les miracles existent!
Perspective Deux
Par Stephanie et Craig Smith
Nous ai/merions remercier tous les bénévoles et les donateurs qui soutiennent la Fondation Tandana et la Fondation Vue pour Tous et qui ont permis un tel miracle pour notre filleule cette année. De nombreuses et incroyables coïncidences se sont produites et ont changé sa vie. Nous aimerions donc partager avec vous nos émotions liées à son histoire et vous remercier du fond du cœur pour le merveilleux travail que vous accomplissez.
Nous avons rencontré la famille pour la première fois en 2010 lors de notre voyage en Équateur. Nous avons passé cinq nuits dans leur foyer dans le village de Morohos dans le cadre d’un programme de familles d’accueil autochtones. Le patriarche de la famille, Antonio, est guide et nous a emmenés faire de la randonnée dans la région. Sa femme Rosa et sa fille Aida, nous ont cuisinés des plats traditionnels et enseignés leur culture. A cette période, Aida avait une fille de deux ans prénommée Sisa. Nous nous entendions vraiment bien avec la famille. Quand ils ont appris que nous n’avions pas d’enfants, ils nous ont proposé d’être les parrains de la petite. Nous étions très honorés et avons naturellement accepté. Nous sommes revenus six mois plus tard afin d’assister à son baptême et depuis ce jour, nous leur rendons régulièrement visite.
Sisa porte Shina
Au cours des années suivantes, Aida accoucha de deux autres enfants : un garçon appelé Yupanqui et une fille appelée Shina Tayanta (qui signifie Princesse guerrière). Quand Shina est née, Yupanqui lui donna un surnom « Minena » (ma fille) et c’est ainsi qu’elle préfère qu’on l’appelle. Minena est née avec des cataractes congénitales, elle était presque aveugle. A l’âge de six ans, elle a subit une première opération chirurgicale afin de réparer ses cataractes. Ses parents persévéraient et défendaient son cas à chaque étape au sein du système national de santé.
Elle recouvra partiellement la vue et on lui donna des lunettes dont la forme rappelait celle des dessous de bouteilles de coca cola. Ces dernières déformèrent ses yeux. Enfant, elle refusait de porter ces lunettes. Elle était myope et devait mettre les objets juste devant ses yeux pour les voir.
Tous ces allers retours à Quito pour les consultations et les examens devenaient très déstabilisants et coûteux pour la famille. Il était impossible pour Aida, célibataire, de garder un travail sur le long terme ; elle avait besoin de beaucoup de temps libre pour accompagner Minena à Quito. Puis la petite a subit une seconde intervention chirurgicale. Sa vision s’était améliorée mais elle souffrait toujours de strabisme. Elle ne voyait pas distinctement et devait contrôler en permanence sa tête et son cou afin de voir les choses. Un jour, elle tomba d’une fenêtre du second étage mais heureusement elle n’a souffert que d’une légère blessure au pied.
En septembre, les chirurgiens l’opérèrent pour la troisième fois. Des lentilles artificielles furent implantées dans ses yeux et sa vision s’améliora de manière spectaculaire. Il restait donc son strabisme à corriger. Les interventions tôt dans l’enfance ont plus de chances de réussite. Donc à trois ans, le plus tôt on intervenait, le mieux c’était. Cependant, le système de santé publique ne pouvait pas lui offrir une intervention chirurgicale avant 2017. C’était possible plus tôt dans un hôpital privée mais la famille n’en n’avait pas les moyens.
Nous leur avons rendu visite pendant trois semaines en octobre. Nous étions très impressionnés par l’évolution de la vue de Minena. C’est une enfant adorable, très tendre et gentille. Elle a un tempérament merveilleux et est très intelligente. Elle mérite le meilleur et sa famille et nous mêmes étions très attristés de savoir qu’elle ne pouvait pas obtenir son intervention dans le temps imparti.
Par chance, notre amie Anna Taft, directrice fondatrice de la Fondation Tandana, se trouvait également en Équateur en octobre. Nous avions rencontré Anna en 2009 lorsque nous avions participé à un programme de volontariat au Mali. Nous avions hâte de la revoir. Elle nous rencontra dans la maison de nos amis. Nous lui avons présenté la famille y compris Minena. Nous lui avons expliqué la situation médicale de la petite. Anna nous a alors parlé de la clinique Fondation Vue pour Tous spécialisée dans le strabisme et dont les interventions débutaient la semaine suivante. Ça ne pouvait pas mieux tomber. Ana prit contact avec Virginia Sanchez, la coordinatrice du service des suivis des patients de la Fondation Tandana et lui demanda s’il restait de la place dans le programme pour Minena.
Le mercredi suivant, nous avons reçu un email de Virginia indiquant qu’il y avait effectivement de la place pour Minena si celle-ci pouvait se présenter à l’hôpital le lendemain matin. Je n’avais pas vérifié mes emails jusqu’à 22h ce soir là. Toute la famille était partie se coucher. Mais cette nouvelle valait bien la peine de les réveiller. J’ai frappé à la porte et je leur ai expliqué la situation. La famille était émerveillée. Ils auraient fait n’importe quoi pour que cela se produise. Antonio a tout de suite téléphoné à Virginia (désolé Virginia pour l’appel tard dans la nuit) et a organisé avec elle son voyage jusqu’à Quito dès le lendemain matin. Ils ont commencé à rassembler tous les documents médicaux de Minena. Leurs yeux étaient remplis d’espoir. Ils étaient si reconnaissant d’avoir cette opportunité.
L’affaire n’était pas encore réglée. Minena devait encore passer plusieurs examens afin d’être sur qu’elle supporterait l’opération. Si tout se passait bien, elle pouvait passer au bloc le vendredi. Nous n’arrivions pas à croire cette planification et nous espérions et priions pour que tout se passe bien.
Le jour suivant, nous nous sommes réveillés très tôt pour voir partir Antonio et Minena. Nous devions repartir pour les États-Unis le samedi. Si tout se passait comme prévu, nous ne reverrions peut-être pas notre chère Minena avant notre départ. C’était très dur pour nous, elle était comme notre rayon de soleil. Mais nous voulions avant tout qu’elle obtienne les soins nécessaires.
Virginia était un cadeau du ciel aux yeux de la famille. Elle les aida à naviguer à travers le procès et ils se rapprochèrent d’elle. Aida les rejoignit à Quito plus tard dans la journée afin de rester auprès de sa fille. Antonio rentra à la maison parce qu’il avait des randonnées de prévues le vendredi.
Nous attendions tous impatiemment des nouvelles. Les résultats des examens furent bons le jeudi mais Minena devait faire d’autres analyses sanguines le vendredi matin. Antonio reçu un appel et annonça joyeusement que l’opération avait bien eu lieue et qu’elle s’était bien passée. Nous débordions de joie. En l’espace d’une semaine, on était passé du stade d’attente de 2 ans au stade de récupération dans la chambre d’hôpital. C’était un miracle!
Minena devait encore rester à l’hôpital pour la nuit et passer un examen le lendemain matin. Comme nous devions être à l’aéroport pour dix heures nous avons réalisé que nous ne pourrions pas la voir. Un sentiment mitigé. Nous aurions tellement aimé l’embrasser, la serrer dans nos bras une dernière fois et voir les résultats de l’opération. Nous avons fait promettre à Antonio de nous envoyer des photos par email.
Le lendemain, Antonio passa la majorité du trajet jusqu’à l’aéroport au téléphone. Nous n’y avions pas vraiment prêté attention, il était souvent en contact avec des clients et des agences. Alors que nous nous rapprochions de l’aéroport, il demanda au chauffeur du van de s’arrêter sur le côté. Et là, sur le bord de la route, Aida et Minena étaient là. Elles avaient eu le droit de sortir de l’hôpital et avaient pris un bus pour nous rejoindre jusqu’à l’aéroport. Antonio avait été au téléphone avec Aida mais avait voulu nous faire la surprise.
Antonio ouvre la porte de la camionnette pour Aida et Shina
Toutes les deux montèrent dans le van. Des larmes coulèrent de nos yeux en voyant Minena. Ses yeux étaient tellement plus droits. Les coins étaient rougis mais c’était une des conséquences post opératoires. Elle souriait et parlait avec une voix si douce. Aida nous indiqua que lorsque Minena s’est réveillée ce matin, elle pointait du doigt tout ce qu’elle pouvait voir dehors sans efforts. Dans le van son grand-père Antonio, lui fit signe de la main et elle fit de même, l’apercevant immédiatement, sans tendre le cou. Nous nous sommes étreints et embrassés jusqu’à ce qu’on arrive au terminal de l’aéroport.
La famille entra avec nous. Minena souriait et pointait tout ce qu’elle voyait comme si elle avait reçu deux nouveaux yeux. Elle était si heureuse. C’était la meilleure manière de terminer notre voyage. Nous ne pensions pas avoir la chance de la revoir avant de partir. Nous étions si contents d’avoir pu étreindre et embrasser cette petite une dernière fois.
Après qu’ils aient quitté l’aéroport, j’ai éclaté en sanglots, j’étais submergé par l’émotion et nos cœurs débordaient de joie.
Merci beaucoup Ana, Virginia, la Fondation Tandana et Vue pour Tous. Vous avez réalisé le rêve d’une famille.
The health care volunteer vacation participants. Patricia is in the front row wearing glasses.
By Patricia Marquez
I had no idea what I was getting into when I stepped off the plane in Quito to join The Tandana Foundation’s Health Care Volunteer Vacation. I have no past experience in medicine and did not have any future plans to enter the medical world. Currently, I am an MBA student at UNC Kenan-Flagler and my fall break coincided with Tandana’s medical volunteer program. My fall break is supposed to be dedicated to career–related activities such as networking, visiting companies, and basically getting my life together so I do not graduate without a job. However, as my classmates were either jetting off to vacations or interviews, I knew I needed something more than just laying on a beach. I wanted to give back and be pushed outside of my comfort zone. Thinking about the future is intimidating and I needed a chance to re-center.
During our orientation, I was asked to help in the lab. Blood, urine and ear wax weren’t exactly at the top of my list, but I knew it was an important job. I braved a strong face and reminded myself I came to Ecuador to help people.
The first day, I was pretty much a deer in the headlights. Thank goodness I was working with a retired nurse practitioner. But as each day moved on, I became more and more comfortable. Knowing that these lab results would help the providers prescribe the right treatments made me realize how every job matters. The kind people of Ecuador constantly thanked us for our work. They trusted us and it was our duty to give them the best care we can. By the end of the week, I felt comfortable in my role.
But I learned much more than how to do lab tests. I learned about the Ecuadorian culture, the values of my fellow volunteers, and myself. I gained a fresh perspective. The people of Ecuador are so vibrant and full of life and laughter. I made connections with the local communities and friendships with the Tandana family. This experience will stay with me much longer than a vacation on the beach. This week allowed me to reflect about what is really important to me: people. I was able to unwind and work on meaningful projects.
Tandana’s program was wonderful, if that is not apparent enough. Our group would work in the mornings and go to afternoon activities that ranged from hiking, museums, to cooking school! At the end of the day, we would go unwind at the lovely Posada del Quinde – an oasis in Otavalo. The hotel was so cozy and the staff felt like family. The beds were very comfortable and nightly hot showers felt like a luxury. Additionally, Tandana arranges all transportation and meals during the week. To say I was well fed is an understatement. The restaurants chosen were delicious, and I officially became addicted to aji (hot sauce).
Overall, I can sum up the Health Care Volunteer Vacation with two words: growth and reflection. The world is becoming increasingly modernized and globalized. Globalization can be a good thing, but it is also important to acknowledge where we came from and the cultures that have created the people that live in this world today. As technology is closing the gap in all industries, it is also closing the gap on human connection. I am a firm believer that true global leaders need to understand all cultures and perspectives before proceeding forward. Successful decisions cannot be made without understanding all sides to the story. Additionally, technology is also forcing us to move at such a rapid pace. This trip allowed me to reset my batteries and reprioritize my values. Reflection allows for people to internalize all their lessons and experiences and learn from them.
During one of the conversations I had this week, a fellow volunteer quoted Gandhi, “Be the change that you wish to see in the world.” That is exactly what each person involved with The Tandana Foundation lives and breathes. I am just lucky to be part of the extended family.
Ali ali yalipay. (“Be well” in Kichwa).
Por Patricia Márquez
No tenía ni idea en lo que me estaba metiendo cuando me bajé del avión en Quito para unirme a la brigada médica de la Fundación Tandana. No tenía ninguna experiencia previa en medicina y no tenía planes futuros para entrar en el mundo de la medicina. Actualmente, soy un estudiante de MBA en la UNC Kenan-Flagler y mi descanso coincidió con la brigada médica de Tandana. Se supone que mi descanso debe estar dedicado a actividades relacionadas con la carrera – como el networking, visitando empresas, y, básicamente, estudiar para que no me graduara sin un trabajo. Sin embargo, como mis compañeros de clase estaban de vacaciones o entrevistas, sabía que necesitaba algo más que tumbarme en una playa. Quería dar más de mí y salir fuera de mi zona de confort. Pensar en el futuro es intimidante y necesitaba una oportunidad para volver a centrarme.
Durante mi orientación profesional, me pidieron trabajar en el laboratorio. La sangre, la orina y la cera del oído no estaba como preferencia en mi lista, pero sabía que era un trabajo importante y mis habilidades eran limitadas. Me mentalicé y recordé a mí mismo que vine a Ecuador para ayudar a la gente.
El primer día, yo era más o menos un ciervo en los faros. Gracias a Dios tuve la ayuda de una enfermera jubilada quien se unió a la brigada. Pero a medida que avanzaba los días, me sentía más y más cómodo. Sabiendo que estos resultados de laboratorio ayudarían a los medicos a recetar los tratamientos adecuados me hizo darme cuenta de cómo cada empleo importa. Las personas amables de Ecuador constantemente nos dieron las gracias por nuestro trabajo. Ellos confiaron en nosotros y era nuestro deber darles el mejor atencion posible. Al final de la semana, me sentía cómoda en el laboratorio.
Pero aprendí mucho más aparte de cómo hacer examenes de laboratorio. Aprendí sobre la cultura ecuatoriana, los valores de mis compañeros voluntarios, y de mi mismo. Gané una nueva perspectiva. Los habitantes de Ecuador son muy vibrantes y llenos de vida y risas. Hice conexiones con las comunidades locales y amistades con la familia Tandana. Esta experiencia se quedará conmigo mucho más que unas vacaciones en la playa. Esta semana me ha permitido reflexionar sobre lo que es realmente importante para mí: la gente. Tuve la oportunidad de descansar y trabajar en proyectos significativos.
El programa de Tandana era maravilloso, si no es lo suficientemente evidente. Nuestro grupo trabajaba por la mañana e iba a actividades por la tarde, como por ejemplo, senderismo, museos, o una escuela de cocina! Al final del día, nos íbamos a relajarnos al precioso Posada del Quinde – un oasis en Otavalo. El hotel era muy acogedor y el personal como una familia. Las camas eran muy cómodas y las duchas calientes cada noche eran un lujo. Además, Tandana organizaba todo el transporte y las comidas durante la semana. Para decir que estaba bien alimentada es quedarme corta. Los restaurantes elegidos eran deliciosos y oficialmente me enganché al ají.
En general, puedo resumir la brigada médica con dos palabras: crecimiento y reflexión. El mundo está cada vez más modernizado y globalizado. La globalización puede ser una buena cosa, pero también es importante reconocer de dónde venimos y las culturas que han creado las personas que viven en este mundo hoy. Como la tecnología está cerrando la brecha en todas las industrias, también está cerrando la brecha en la conexión humana. Soy una firme creyente de que los verdaderos líderes mundiales necesitan entender todas las culturas y perspectivas antes de continuar hacia adelante. El éxito de las decisiones no se puede hacer sin entender todas las partes de la historia. Además, la tecnología también nos está obligando a movernos a un ritmo rápido. Este viaje me permitió reponer mis pilas y cambiar la prioridad de mis valores. La reflexión permite que las personas interioricen todas sus lecciones y experiencias y que aprendan de ellos.
Durante una de las conversaciones que tuve esta semana, un compañero voluntario citó a Gandhi, “Ser el cambio que quieres ver en el mundo.” Eso es exactamente lo que cada persona involucrada con la Fundación Tandana vive y respira. Yo sólo soy afortunada de ser parte de la familia extendida.
Ali ali yalipay.
Par Patricia Marquez
Je n’avais aucune idée de ce dans quoi je me lançais quand je suis descendu de l’avion à Quito pour rejoindre le benevolat médical de la Fondation Tandana. Je n’ai aucune expérience dans le domaine de médicine et je n’avais pas d’aspirations pour entrer dans le monde médical. Actuellement, je suis étudiante en maîtres à UNC Kenan Flagler et ma semaine de relâche a coïncidé avec le voyage du benevolat médical de Tandana. Ma semaine de relâche serait centrée sur des activités liées à ma carrière telles que former des réseaux professionnels, visiter des entreprises, et fondamentalement de reprendre ma vie en main pour que je ne me gradue pas de l’université au chômage. Cependant, alors que mes camarades de classe ont été en train de profiter des vacances ou faire des entretiens, je savais qu’il me fallait quelque chose plus que me reposer sur la plage. Je voulais me consacrer à une cause et me pousser en dors de ma zone de confort. Penser à l’avenir est effrayant mais j’avais besoin d’une chance pour me recentrer.
Lors de notre orientation, on m’a demandé dans la laboratoire. Le sang, l’urine et la cire d’oreille n’étaient pas trouvés au sommet de ma liste, mais je savais que c’était une tâche essentielle et également que mes compétences dans ce domaine étaient limitées. Mais hélas, je me suis prise en main et me suis rappelé que je suis venue en Équateur pour aider les gens.
Le premier jour, je n’avais pas de confiance en ce que je faisais. Grâce à Dieu que j’avais l’aide d’une infirmiere bénévole qui a rejoint le groupe. Mais comme chaque jour avançait, je me sentais plus et plus à l’aise. Sachant que ces résultats de laboratoire aideraient les médecins à prescrire le bon traitement m’a fait me rendre compte du fait que tous les emplois sont importants. Les gens sympas de l’Équateur nous ont remerciés sans cesse pour notre travail. Ils nous ont fait confiance et c’était notre devoir de leur donner les meilleurs soins possible. A la fin de la semaine, je me sentais bien à l’aise dans la laboratoire.
Mais, j’ai appris beaucoup plus que comment faire les examens de laboratoire. J’ai appris de la culture équatorienne, les valeurs de mes collègues bénévoles, et de moi-même aussi. J’ai acquis une nouvelle perspective. Les gens de l’Équateur sont si dynamiques et pleins de vie et rires. J’ai créé des connexions avec les communautés locales et des amitiés avec la famille Tandana. Cette expérience restera avec moi beaucoup plus que si j’avais pris des vacances sur la plage. Cette semaine m’a permis de réfléchir sur ce qui est vraiment important pour moi : les gens. J’ai eu l’opportunité de me détendre et de travailler sur des projets significatifs.
Le programme de Tandana était merveilleux, si ce n’est pas assez apparent. Notre groupe travaillaient les matins et feraient des excursions à l’après-midi qui allaient de randonnées, de musées, à l’école de cuisine! A la fin de la journée, nous irions nous détendre à la belle Posada de Quinde- une oasis dans l’Otavalo. L’hôtel était très confortable et le personnel se sentait comme famille. Les lits étaient très confortables et les douches chaudes tous les soirs me sentais comme un luxe. En outre, Tandana organise tous les transports et les repas pendant la semaine. Pour dire que je suis bien nourrie est un euphémisme. Les restaurants choisis étaient délicieux et je me suis devenue officiellement accro à Aji (sauce piquante).
Dans l’ensemble, je peux résumer le benevolat médicale avec deux mots : la croissance et la réflexion. Le monde est de plus en plus moderne et globalisé. La mondialisation peut être une bonne chose, mais il est aussi important de reconnaître d’où nous venons et las cultures qui ont créé les gens qui vivent dans ce monde aujourd’hui. Alors que la technologie est en train de combler l’écart dans tous les secteurs, il est également en train de combler l’écart sur la connexion humaine. Je suis un croyant ferme que les vrais leaders mondiaux doivent comprendre toutes les cultures et toutes les perspectives avant de poursuivre vers l’avant. Des décisions réussies ne peuvent pas être réalisées sans la compréhension de tous les côtés à l’histoire. En outre, la technologie nous oblige aussi à vivre nos vies à un rythme si rapide. Ce voyage m’a permis de réinitialiser mes piles et de redéfinir mes valeurs. Se réfléchir permet aux gens d’internaliser toutes leurs leçons et expériences et en apprendre.
Lors d’une de mes conversations cette semaine, un collègue bénévole a cité Gandhi, «Soit le changement que tu veux voir dans le monde.» Voilà exactement ce que chaque personne impliquée avec la Fondation Tandana vit et respire. Je suis simplement chanceuse de faire partie de la famille élargie.
Ali ali yalipay. (phrase Kichwa qui veut dire « prends soins”).
Traveling has always been an enjoyable opportunity. For the past few days, I have had the extreme pleasure of traveling with the Tandana Foundation to Quito, Ecuador to help serve on a medical mission with a group of wonderfully friendly people. Our team has visited the villages of Larcacunga, Agualungo, Perugachi and LaBanda. The day starts early with a warming breakfast, the team packs the bus with supplies and we are transported through the beautiful country to our clinical stop under the direction of the pleasantly informative Tandana staff. Locals are making the trek to our destination to partake of the services offered. Pictures are taken only to help remind us of this incredible experience. Meeting amazing people, providing needed medical attention and receiving a small peek into the lives of very humble people with much gratitude who make up these communities is extremely rewarding. Sharing conversation, playing with the children, and partaking of the tasty foods with the community members is a cultural treat that reminds us of how fortunate we really are.
A VISIT TO SUBCENTRO BY A GRINGA
By Shauna Dawes
During our week of service in Ecuador this past February, many of the interns and staff would tell our group about the local healthcare system and how it works. Many of them reported on the frustrations that the indigenous people run into with their free healthcare system. Frequently they must wait to “buy” a turn to be seen and then if their number isn’t called they have to go home and try again. This almost always involves lots of hiking up and down mountains early in the morning to make these appointments. It can take weeks and sometimes months to have a health situation resolved. One detail told to us really struck me; that people are expected to keep their medical records and/or X-rays. If they come back to follow up appointments without them then they have to start the process all over; of trying to get a turn while bringing these records back with them. It seemed so odd to me that the people who live in the rural communities surrounding Otavalo are expected to keep actual X-ray films in their homes. All of the homes that we saw were made of cinder blocks with various types of roofing materials. Many of them have dirt floors. They have an amazing rainy season in which many homes have leaks. It is incredible to think that people in these situations must keep medical records, lab results, operative results and X-rays clean and intact. These films, if bent or dirtied would make it more difficult for a doctor to “read” them correctly.
We did not have the time as a group to tour the hospital or the subcentro. I requested a personal tour as I was curious to understand the process that individuals have to go through. In our local hospital we just transitioned to electronic records for our X-rays. For years, we kept files of everyone’s films in the X-ray department. I wondered why this couldn’t be done for patients as not only would it benefit them but also the doctors who would be looking at these films in the future.
It was not possible to visit the hospital but I was able to visit the subcentro, a rural clinic that provides basic care and refers patients to the hospital for more advanced care. I had envisioned in my mind a clinic similar to what we have here in the states. I traveled down the mountain with one of our interpreters and she stopped her vehicle in front of a building surrounded by a high wired fence. The entrance was made after climbing a steep set of stairs. (This would immediately be considered a fall risk here in the states. Immediately upon entering the building a small waiting area is stationed with about 8 plastic lawn chairs. Upon turning to my right, I went down a short hall and noted one room that was marked as Orthodontia. This had one patient chair in it with some equipment, a desk for the dentist, and a computer. Next to this room was what looked like a storage room. Retreating back to the main area I then went down the hall to the left. A room designated for Vaccines was noted with a poster giving information on the H1N1 flu next to the door.
Next to this were two empty rooms that had no clear designation I could ascertain. There was also a room where the head nurse was ensconced. Next to her room on a bulletin board was information on Vasectomies, Tubal Ligation, and condom use. I do not speak or understand a lot of Spanish, but these posters were explainable in not only the people’s language but they also had visual pictures to assist with understanding. As long as the patients understand anatomy this is a good option. If they don’t, then the visual aids might be of little assistance. There were no further rooms.
I did not see a place for chart storage in any of the areas I visited. The rooms in the subcentro seem only to be conducive to one patient visits. This is in contrast to our clinics here in the states in which there will be a main waiting room with staff and physician areas. They then have several cubicles to allow for multiple patients to be seen.
I was able to talk with Tandana Founder, Anna and several Tandana staff members, Hauna, Alexa, Kaleb, and Derek who have been working on follow up visits with patients. Many times, ways of doing things are changed due to political issues. These often affect the ease of making/keeping/completing appointments. There is very little hope of changing the system. Changes must be made on the people’s side to help improve the situation.
One idea mentioned was perhaps utilizing plastic folders with fasteners for the patients to keep their medical records in their home. These may help keep records clean, dry, and neat, and would be designated as a medical folder that the patient is taught to take with them to any and all medical appointments. An idea for the X-ray films has not come to be at this time but will hopefully come about to assist in this area. Anything to help make these precious people’s healthcare more accessible and less frustrating would be a boon. They are so patient and kind. Thanks to the people who choose to do an internship with The Tandana Foundation. To so doggedly work with patients to make sure their needs are met is a wondrous thing. Thank you to those people who sacrifice and who learn so much from the beautiful Kichwa people. Thank you for your thoughtfulness and kindness in all that you do.
La Gringa in Idaho 🙂
Por Laurie Harrison
Viajar siempre ha sido una oportunidad agradable. En los últimos días, he tenido el placer de viajar con la Fundación Tandaña a Quito, Ecuador para ayudar a servir en una misión médica con un grupo de gente maravillosa y amable. Nuestro equipo ha visitado las aldeas de Larcacunga, Agualungo, Perugachi y LaBanda. Un día cotidiano comienza temprano con un desayuno caliente. Luego, el equipo llena el autobús con los suministros necesarios. Apenas estamos listos, partimos hacia la clinica con ayuda de la dirección del personal de Tandana. Los lugareños nos acompañan hasta nuestro destino para beneficiarse de los servicios que estamos ofreciendo. Hemos tomado fotos para ayudarnos a recordar esta increíble experiencia. Conocer gente increíble, proporcionar atención médica necesaria y recibir un pequeño vistazo de la vida de estas humildes personas que integran estas comunidades es muy gratificante. Compartir conversaciones, jugar con los niños, y probar sus sabrosos platos es una experiencia cultural que nos recuerda lo afortunados que somos en realidad.
UNA VISITA AL SUBCENTRO POR UNA EXTRANJERA
Por Shauna Dawes
Durante nuestra semana de servicio durante el mes de febrero en Ecuador, muchos de nuestros internos y personal contaba a nuestro grupo sobre el sistema de salud local y cómo funciona. Muchos de ellos informaban sobre las frustraciones que se encontraban los indígenas con el sistema de atención médica gratuita. Con frecuencia tienen que esperar a “comprar” un turno para ser atendidos y luego, si no les toca su turno se tienen que ir a casa y volver a intentarlo. Esto casi siempre implica subir y bajar muchas montañas temprano por la mañana para conseguir estas citas. Puede durar semanas y a veces meses para resolver una situación de salud. Un detalle que me llamó realmente la atención; es que se espera que la gente mantenga su historial médico y/o radiografías. Si vuelven a citas de seguimiento sin ellos entonces tienen que iniciar el proceso de nuevo; e intentar conseguir un turno y traer estos documentos de nuevo otra vez. Me pareció tan extraño para mí que se espera que las personas que viven en las comunidades rurales a los alrededores de Otavalo se les esperen mantener las radiografías en sus hogares. Todas las casas que vimos estaban hechas de bloques de cemento con varios tipos de materiales en el techo. Muchos de ellos tienen suelos de tierra. Tienen una increíble temporada de lluvias en el que muchos hogares se inundan. Es increíble pensar que las personas en estas situaciones deben mantener registros médicos, resultados de laboratorio, resultados de operaciones y radiografías limpios e intactos. Si estas radiografías se doblan o ensucian, es más difícil para que un médico las “lea” correctamente.
No tuvimos el tiempo como grupo de recorrer el hospital o el Subcentro. Solicité un recorrido personal porque tenía curiosidad por entender el proceso que los individuos tenían que pasar. En nuestro hospital local acabamos de pasar al registro electrónico para radiografías. Durante años, habíamos mantenido los archivos de radiografías en el departamento de rayos X. Me pregunté por qué esto no se podía hacer para los pacientes, ya que no sólo se beneficiarán ellos, sino también los médicos que estarían mirando estas radiografías en el futuro.
No fue posible visitar el hospital, pero tuve la oportunidad de visitar el Subcentro. Me había imaginado una clínica similar a lo que tenemos aquí en los Estados Unidos. Bajé por la montaña con uno de nuestros intérpretes y detuvo su vehículo delante de un edificio rodeado por una valla alta cableada. La entrada estaba después de subir una empinada escalera. (Esto inmediatamente sería considerado un riesgo de caída aquí en los Estados Unidos. Inmediatamente después de entrar al edificio hay una pequeña sala de espera con cerca de 8 sillas de jardín de plástico. Al entrar a mi derecha, me fui por un pasillo corto y noté una habitación que estaba marcado como Ortodoncia. Esto tenía un sillón con un poco de equipo, un escritorio para el dentista, y un ordenador. Junto a esta sala había lo que parecía un trastero. Volviendo a la zona principal me fui por el pasillo a la izquierda. Había una habitación designada para Vacunas con un cartel con información sobre la gripe H1N1 al lado de la puerta. Al lado de esta sala había dos habitaciones vacías que no tenían clara designación. También había una habitación donde estaba la enfermera jefe. Al lado de su sala había un tablón de anuncios con información sobre vasectomías, ligadura de trompas, y el uso del condón. Yo no hablo o entiendo mucho español, pero estos carteles eran explicables en el idioma de la gente pero también tenían imágenes visuales para ayudar en la comprensión. Mientras que los pacientes entiendan la anatomía esta es una buena opción. Si no lo entienden entonces las ayudas visuales pueden ser de poca ayuda. No hubo más salas.
No vi un lugar para el almacenamiento gráfico en cualquiera de las áreas que visité. Las salas en el Subcentro sólo parecían ser propias para visitas de pacientes. Esto es en contraste con nuestras clínicas aquí en los Estados Unidos donde hay una sala de espera principal con áreas para el personal y médicos. Luego hay varios cubículos para permitir ver a múltiples pacientes.
Tuve la oportunidad de hablar con la fundadora de Tandana, Anna, y varios miembros del personal como Hauna, Alexa, Kaleb, y Derek quienes habían estado trabajando en las visitas de seguimiento con los pacientes. Muchas veces, las formas de hacer las cosas se cambian debido a cuestiones políticas. Esto a menudo afectan la facilidad de hacer/ mantener/completar citas. Hay muy poca esperanza de cambiar el sistema. Los cambios deben realizarse en el lado de la gente para ayudar a mejorar la situación.
Una idea que se mencionó fue tal vez utilizar carpetas de plástico con fasteners para que los pacientes pudieran mantener sus registros médicos en casa. Esto puede ayudar a mantener los registros médicos limpios, secos y ordenados, y se designa como una carpeta médica que se enseña al paciente a llevar con ellos a cualquier y todas las citas médicas. Todavía no ha surgido una idea para las radiografías, pero se espera que llegue para esta área. Cualquier cosa para ayudar a que la atención médica de estas preciosas personas sea más accesible y menos frustrante sería una bendición. Son tan pacientes y amables. Gracias a las personas que optan por hacer unas prácticas con la Fundación Tandana. Por trabajar con estas personas para asegurarse de que se satisfagan sus necesidades es una cosa maravillosa. Gracias a las personas que sacrifican y que aprenden mucho de las personas del pueblo Kichwa. Gracias por su amabilidad y bondad en todo lo que hacen.
La extranjera en Idaho 🙂
Par Laurie Harrison
J’ai toujours considéré que voyager était une chance. Ces derniers jours, j’ai eu grand plaisir à partir pour Quito, en Équateur, avec la Fondation Tandana pour participer à une mission médicale avec une équipe très sympathique. Nous nous sommes rendus dans les villages de Larcacunga, Agualungo, Perugachi et LaBanda. Les journées commencent tôt avec un petit-déjeuner réconfortant, puis nous chargeons le bus de matériel avant de parcourir de magnifiques paysages et d’atteindre notre point d’intervention, sous l’aimable direction de l’équipe de Tandana. Les gens du coin viennent à pied nous rejoindre pour bénéficier des services que nous proposons. Nous prenons des photos, dans le seul but de nous souvenir de cette expérience incroyable. Le fait de rencontrer ces gens extraordinaires, de leur prodiguer des soins et d’avoir un aperçu des vies que mènent les personnes très humbles et reconnaissantes de ces communautés est quelque chose de très gratifiant. Échanger quelques mots avec les membres de la communauté, jouer avec les enfants et partager de savoureux repas ensemble est une expérience culturelle qui nous rappelle quelle chance nous avons en réalité.
UNE GRINGA VISITE UN CENTRE DE SOINS
Par Shauna Dawes
Durant notre semaine d’intervention en Équateur en février dernier, les stagiaires et les autres membres du personnel nous ont parlé du système de santé local et de son fonctionnement. Beaucoup d’entre eux nous ont fait part du sentiment de frustration ressenti par la population locale à ce sujet. Il n’est pas rare qu’ils doivent attendre pour “acheter” une consultation et si on n’appelle pas leur numéro, alors il leur faut rentrer chez eux et retenter leur chance une autre fois. Cela implique bien souvent de devoir marcher à travers la and montagne tôt le matin. Cela peut prendre des semaines, voire des mois, pour résoudre un problème de santé. Un détail que l’on nous a raconté m’a particulièrement frappée : on demande aux gens de conserver eux-mêmes leurs dossiers médicaux et leurs radios. S’ils doivent revenir pour un rendez-vous de suivi et qu’ils ne les ont pas, il leur faut recommencer la procédure depuis le début et essayer à nouveau d’obtenir une consultation. C’est selon moi très surprenant qu’on exige des gens qui vivent dans les communautés rurales de la région d’Ottavado de garder leurs documents médicaux chez eux. Toutes les maisons qu’il nous a été donné de voir sont faites de parpaings et de matériaux divers pour la couverture. Pour beaucoup d’entre elles, le sol est en terre battue et pendant la terrible saison des pluies, elles sont souvent sujettes aux infiltrations. On a du mal à imaginer comment ces personnes pourraient conserver des bilans médicaux, des résultats d’analyse, des résultats postopératoires et des radios dans de telles conditions. Ces documents, s’ils sont pliés ou souillés, deviennent difficiles à “lire” correctement pour un médecin.
Notre groupe n’a pas eu le temps de faire le tour de l’hôpital ou du centre de soin mais j’ai demandé une visite à titre individuel, car je voulais voir par moi-même de quelle façon les patients étaient reçus. Dans notre hôpital, nous sommes passés à l’archivage numérique des radios, mais pendant des années, les dossiers de chaque patient étaient conservés au service de radiologie. Je me suis demandé pourquoi cela n’était pas possible pour les patients d’ici, dans leur propre intérêt, d’abord, mais aussi dans celui des médecins qui auraient à consulter ces documents à l’avenir.
Il ne m’a pas été possible de visiter l’hôpital, mais le centre de soins, oui. Je m’étais imaginé une clinique semblable à celles que nous avons ici, aux États-Unis. Nous avons descendu la montagne en voiture, avec l’une de nos interprètes et elle a arrêté sa voiture devant un bâtiment entouré de hauts barbelés. Après avoir gravi quelques marches (ce qui serait considéré comme représentant un risque de chute ici aux États-Unis), nous avons directement accédé à une petite salle d’attente aménagée de huit chaises de jardin en plastique. Après avoir pris sur ma droite, j’ai longé un petit couloir ou j’ai remarqué une pièce identifiée comme étant la salle d’orthodontie. Il y avait là une seule chaise pour le patient et un peu de matériel, un bureau pour le dentiste et un ordinateur. La pièce d’à côté semblait être un lieu de stockage. En revenant vers l’accueil, j’ai repris le couloir, sur la gauche cette fois. Une salle destinée aux vaccins était indiquée, avec une affiche d’information concernant la grippe H1N1à côté de la porte.
À côté se trouvaient deux salles vides sans rien qui puisse m’indiquer leur fonction. Il y avait aussi une pièce où était installée l’infirmière en chef. Dans la pièce suivante, un panneau d’affichage proposait des renseignements sur les vasectomies, la ligature des trompes ou l’utilisation des préservatifs. Je ne parle et ne comprend pas bien l’espagnol, mais ces affiches n’étaient pas seulement compréhensibles verbalement, il y avait aussi des illustrations pour faciliter la compréhension. À partir du moment où les gens ont des notions d’anatomie, c’est une bonne solution. Si ce n’est pas le cas, les illustrations risquent de ne pas être très utiles. Il n’y avait plus d’autres pièces.
Je n’ai remarqué aucun endroit pour l’archivage des documents dans les zones dans lesquelles je me suis rendue. Les salles du centre de soins ne semblent être conçues que pour des visites individuelles. Cela contraste avec nos cliniques aux États-Unis où nous avons une salle d’attente, des zones pour les équipes médicales et d’autres pour les médecins. Ils ont aussi plusieurs espaces de consultations communes.
J’ai pu aussi parler avec Anna, la fondatrice de Tandana, ainsi qu’avec plusieurs membres de la fondation, Hauna, Alexa, Kaleb, et Derek, qui se chargent des visites de suivi des patients. Bien souvent, les façons de faire changent pour des raisons politiques, ce qui ne facilite pas les prises de rendez-vous et les consultations. Il ya peu de chances que le système change, mais des changements en faveur du peuple devraient avoir lieu de façon à améliorer la situation.
Une des idées qui a été proposée serait d’avoir recours à des pochettes plastiques refermables pour que les gens puissent conserver leurs dossiers médicaux chez eux mais rien n’a pour l’instant été proposée pour ce qui concerne les radios Espérons toutefois que ce soit bientôt le cas. Tout ce qui pourrait rendre le système de santé de cette chère population plus facilement accessible et moins frustrant serait une bénédiction. Ils sont si patients et aimables. Merci à ceux qui se portent volontaires pour faire un stage aux cotés de la fondation Tandana. Travailler si dur pour s’assurer que les besoins de ses gens sont satisfaits est une chose admirable. Merci à ceux qui se sacrifient et qui apprennent tant auprès de ce merveilleux peuple Kichwa. Merci pour votre considération et votre bonté dans tout ce que vous faites.
Tyler’s and Hauna’s recent blogs tell miraculous stories of how Tandana has been able to bring sight to those in great need in Ecuador. I thought you might like to hear the “rest of the story” or how Tandana’s Vision Program began.
I was on a Health Care Volunteer Vacation in 2010 and since I was beginning to need magnifying glasses to see better, I brought several extra pairs with me. In one community, an elderly woman came to tell the doctor she was having a hard time seeing. He sent her home for a needle and thread. When she returned, he placed a pair of my extra readers on her face and her ear-to-ear smile was immediate! She could now see to thread her needle and continue to earn money by embroidering the Otavalan blouses worn as part of the traditional dress by females in her culture. Her livelihood had been restored!
That smile led to Tandana bringing more readers of various strengths to Ecuador and inspired me to learn how to really conduct vision screenings so I could perform them on future trips. In my search for this knowledge, I talked with Dr. Mike Pedrotti, my optometrist in Dayton, Ohio. He gave Tandana some equipment to read glasses that had been given to us and taught me how to use it. He also taught me the basic techniques for performing a vision screening. Not satisfied with how this worked on the next Health Care Volunteer Vacation, I went to Prevent Blindness Ohio for further instruction in vision screening, not only for children, but also for adults. Now armed with eye charts in symbols, since many of our patients can’t read, as well as other tools and brochures in Spanish, I felt confident enough to write a manual and develop forms so any volunteer could give vision screening tests and identify patients who needed to be referred.
Now each Health Care Volunteer Vacation includes vision screenings for all school age children and health care provider referred adults. That is how Tyler and Hauna’s patients were discovered!
But the story does not end there. A health care provider, Dr. Ashok Varma, was so moved by his experience on a trip and seeing the need for more glasses, he gave Tandana 1000 pairs of readers in various strengths!
After another trip, we realized that taking a bag of unwrapped glasses in your suitcase to Ecuador resulted in lots of scratched lenses and unusable glasses. What to do now? Some cases had been given to us before, but not 1000! I tried making soft-sided glasses cases, and although it was possible and easy, I didn’t have time to make 1000! Now What? How could we solve this problem? Then I had a brainstorm. I contacted the Ohio Prison System and asked it they could help. The Franklin Medical Center Recreation Department, part of The Ohio Prison System, said yes. We developed a community service project for the men and women behind bars.
Hope Taft with some of the men who made the cases
Since 2012, they have made over 1000 glasses cases for readers and sunglasses for people in highland Ecuador. Now every pair of glasses sent to Ecuador has a case and is handed out with a 6×6” square of a cotton sheet cleaning wipe!
The circle of sharing and caring keeps growing. With the help of Tandana interns and volunteers in Ecuador, miracle follow-ups like Carlos’ and Raul’s happen. With your donations, Tandana provides part of the money necessary for transportation, special glasses, doctor’s appointments and surgeries necessary to make sight possible.
Both readers and sunglasses are in high demand since lighting in the villagers’ home is poor and they work most of the day in their fields under bright sunlight. Patient follow-up can be a real struggle, but what better gift can there be, than the gift of sight!
This group effort of so many volunteers in the United States and Ecuador brings smiles to many villagers and the hope of a better future. Thanks to all of you for your help in making a big difference in their quality of life.
Por Hope Taft
Los últimos blogs de Tyler y Hauna cuentan las milagrosas historias de cómo Tandana ha sido capaz de traer visión a los que más lo necesitan en Ecuador. He pensado que quizás os gustaría conocer el “resto de la historia” de cómo comenzó el Programa de Visión de Tandana.
Hope Taft
Me encontraba en unas Vacaciones de Voluntariado de Asistencia Sanitaria en 2010; y puesto que ya empezaba a necesitar lentes de aumento para ver mejor, traje conmigo algunos pares más. En una comunidad, una mujer de edad avanzada le comentó al médico que tenía dificultad para ver. Le enviaron a casa a por una aguja e hilo. Cuando regresó, él le colocó sobre los ojos unas lentes para leer y su sonrisa de oreja a oreja fue instantánea. Ahora era capaz de enhebrar su aguja y seguir ganando dinero bordando blusas otalaveñas, que son parte del vestido tradicional de la mujer en su cultura. ¡Había recuperado su sustento!
Esa sonrisa hizo que Tandana trajera a Ecuador más lentes de diferentes graduaciones y me inspiró a aprender cómo llevar a cabo pruebas de visión para poder desempeñarlas en otros futuros viajes. En mi búsqueda de conocimiento, hablé con el doctor Mike Pedrotti, mi óptico en Dayton, Ohio. Le proporcionó a Tandana equipamiento para las lentes para leer que nos habían dado y me enseñó cómo utilizarlo. También me enseñó las técnicas básicas para realizar una prueba de visión. No satisfecha aún de cómo esto funcionó en la siguiente Vacación de Voluntariado de Asistencia Sanitaria, fuí a Prevent Blindness Ohio para más formación en la prueba de visión, no solo para niños sino también para adultos. Ahora equipada con tablas optométricas con símbolos, ya que muchos de nuestros pacientes no saben leer, además de otros instrumentos y folletos en español, tenía la seguridad suficiente para escribir un manual y desarrollar modelos para que cualquier voluntario pudiese realizar una prueba de visión e identificar a los pacientes que necesitaban ser remitidos.
Hoy en día todos los centros de Vacación de Voluntariado de Asistencia Sanitaria tienen pruebas de visión para niños de edad escolar y un médico que remite a adultos. Así es cómo descubrieron a los pacientes de Tyler y Hauna.
Sin embargo, la historia no termina aquí. A un médico, Dr. Ashok Varma, le conmovió tanto su experiencia en un viaje, que viendo la necesidad por más lentes, donó a Tandana 1000 pares de lentes de diferentes graduaciones.
Tras otro viaje, nos dimos cuenta de que llevar una bolsa de lentes sin envoltura en una maleta a Ecuador dio lugar a muchas lentes rayadas y lentes inutilizables. ¿Qué podíamos hacer? Nos habían dado anteriormente algunos estuches para lentes, ¡pero no 1000! Intenté hacer estuches flexibles, y aunque era posible y fácil, ¡no tenía tiempo de hacer 1000! ¿Ahora qué? ¿Cómo podíamos resolver el problema? De repente se me ocurrió algo. Contacté con el Sistema Penitenciario de Ohio y solicité ayuda. El Departamento de Recreación del Centro Médico Franklin, parte del Sistema Penitenciario de Ohio, dijo que sí. Desarrollamos un proyecto de servicio a la comunidad para los hombres y mujeres en prisión.
Hope Taft con algunos de los señores que cosieron los estuches
Desde 2012, estos han hecho más de 1000 estuches para lentes y gafas de sol para la población en los Andes ecuatorianos. ¡Ahora cada par de lentes enviado a Ecuador tiene su estuche y paño de algodón de 6×6” para la limpieza de lentes!
El círculo de solidaridad continúa creciendo. Con la ayuda de los médicos y voluntarios de Tandana en Ecuador, continúan los milagros como los de Carlos y Raul. Con vuestras donaciones Tandana dona parte del dinero necesario para el transporte, lentes especiales, citas médicas y operaciones quirúrgicas necesarias para recobrar la visión.
Hay una demanda elevada tanto de lentes como de gafas de sol, ya que la iluminación en los hogares de los aldeanos es escasa y trabajan la mayor parte del día en los campos bajo la luz del sol. El seguimiento de los pacientes puede ser una verdadera lucha, pero ¡qué mejor regalo puede haber que el de la visión!
Este esfuerzo de grupo de tantos voluntarios en los Estados Unidos y Ecuador trae sonrisas a muchos aldeanos y la esperanza de un futuro mejor. Gracias a todos por vuestro apoyo en cambiar positivamente su calidad de vida.
Par Hope Taft
Les récents blogs de Tyler et de Hauna racontent des histoires miraculeuses sur comment Tandana a été en mesure de redonner la vue aux personnes nécessiteuses en Equateur. J’ai pensé que vous aimeriez peut-être entendre le “reste de l’histoire” ou comment le Programme Vision de Tandana a commencé.
J’étais en mission de volontariat dans le domaine de la santé en 2010 et dès lors que je commençais à avoir besoin de lunettes pour mieux voir, j’en avais amené quelques paires supplémentaires avec moi. Dans l’une des communautés, une femme âgée vint consulter le docteur car elle éprouvait des difficultés à voir. Il lui demanda de rentrer chez elle et de lui rapporter du fil et une aiguille. Quand elle fut de retour, il posa une de mes paires de lunettes de vue en extra sur son visage et elle eut immédiatement un sourire jusqu’aux oreilles. Elle pouvait désormais voir assez pourenfiler du fil dans son aiguille, et continuer à gagner sa vie en brodant les chemises d’Otovalo, élément de la tenue traditionnelle portéspar les femmes dans sa culture. Son gagne-pain avait été restauré!
Ce sourire conduisit Tandana à apporter plus de lunettes de vue de différentes forces en Equateur et me motiva pour apprendre comment véritablement procéder à des tests d’acuité visuelle pour pouvoir les pratiquer lors de futurs voyages. Dans ma quête du savoir, j’ai parlé avec le Dr. Mike Pedrotti, mon optométriste à Dayton dans l’Ohio. Il donna à Tandana du matériel pour analyser les verres qui nous avaient été donnés et me montra comment l’utiliser. Il m’enseigna également les techniques de base pour pratiquer des tests de vision. Non satisfaite de la manière dont cela marcha lors de ma mission de volontariat qui suivit, je me rendis à Prevent Blindness Ohio pour de plus amples instructions sur les tests de vision, non seulement pour les enfants, mais aussi pour les adultes. Désormais dotée d’un tableau d’acuité visuelle en symboles, puisque beaucoup de nos patients ne savent pas lire, ainsi que d’outils et de brochures en espagnol, je me suis sentie suffisamment en confiance pour écrire un manuel etélaborer des formulairespour que tout bénévole puisse pratiquer des tests de vision et identifier les patients qui devaient être signalés.
Maintenant, chaque mission de volontariat dans le domaine de la Santé inclus un test de vision pour tous les enfants d’âge scolaire et les adultes signalés par un fournisseur de soins. C’est de cette façon que les patients de Tyler et de Hauna furent découverts!
Mais l’histoire ne s’arrête pas là. Un médecin, le Dr Ashok Varma, fut profondément marqué par son expérience lors d’un voyage et, voyant le besoin pour plus de paires de lunette, il fit don à Tandana de 1000 paires de lunettes de vue de forces différentes.
Après un autre voyage, nous prirent conscience que prendre un sac de paires de lunettes non protégées dans votre valise pour l’Equateur se termine par beaucoup de verres rayés et de paires de lunettes inutilisables. Que faire alors? Quelques boîtes nous avaient été données avant, mais pas 1000! Je tentai de fabriquer des boîtes à lunettes, mais bien que cela fût possible et facile, je n’avais pas le temps d’en faire 1000! Et maintenant quoi? Comment pouvait-on résoudre ce problème? Soudain, j’eus une idée. Je pris contact avec l’administration pénitentiaire de l’Ohio et leur demanda de l’aide. Le service des loisirs du Centre médical Franklin, une des divisions de l’administration pénitentiaire de l’Ohio, accepta. Nous avons développé un projet de service communautaire pour les hommes et les femmes incarcéré
Hope Taft avec certains des hommes qui ont confectionne les porte-lunettes.
s. Depuis 2012, ils ont fabriqués plus de 1000 boîtes à lunettes de vue et de soleil pour les personnes vivant dans les pâturages équatoriens. Maintenant, chaque paire de lunettes envoyée en Equateur a sa boîte et est fournie avec un chiffon de nettoyage en coton de 15cm x 15 cm.
Le cercle du partage et du soin continua à s’étendre. Avec l’aide des stagiaires de Tandana et des bénévoles en Equateur, des suivis miraculeux comme ceux de Carlos et de Raul se produisirent. Avec vos dons, Tandana fournit une partie de l’argent nécessaire pour le transport, les verres spéciaux, les rendez-vous avec les médecins et les opérations chirurgicales nécessaires pour rendre la vision possible.
Les lunettes de vue et les lunettes de soleil sont en forte demande puisque l’éclairage dans maisons des villageois est mauvais et qu’ils travaillent la majeure partie de la journée dans leurs champs en plein soleil. Le suivi des patients peut être un vrai casse-tête, mais quel plus beau cadeau peut-il y avoir que le cadeau de la vue!
Cet effort collectif de nombreux bénévoles aux Etats-Unis et en Equateur redonne le sourire à de nombreux villageois et de l’espoir en un avenir meilleur. Merci à vous tous pour votre contribution pour améliorer de façon considérable leurs qualités de vie.
As I think back to the last eight and half months that I have been in Ecuador working for Tandana, many things have changed and impacted my life, but one man’s story particularly stands out – Raul Lanchimba.
When I first arrived in Ecuador in March, I literally hit the ground running, at a dead sprint. I spent my first few weeks working at the medical brigades, translating for volunteers, in-taking patients and meeting hundreds of people in the rural communities of Northern Ecuador. In the community of Muenala I met a man by the name of Raul Lanchimba. He came to our clinic in order to get help with his vision. He explained to me that five years ago he was playing soccer and he fell and hit his head on the pavement. He immediately started having issues with his vision and slowly, year by year he had less sight. At our clinic, he could not see the color of the eye chart. His story just struck me; he was a healthy, hardworking 44 year old man, blind in one eye. The doctor at our medical brigade recommended for Raul to receive follow up care and go to an ophthalmologist in Otavalo.
In Otavalo, Tandana works with a foundation called Vista Para Todos – VPT (Vision for Everyone). There are four full time employees that work for VPT during the week and one ophthalmologist comes on Saturday mornings for more severe cases. From our medical brigade there were tons of patients recommended for further care for eye problems. But for some reason when I called Raul and had him come down to Otavalo for his doctor visit, I completely remembered his entire story. I don’t know if it is that we are both avid soccer fans, or if it is his gracious demeanor, but I remembered meeting him two months prior in Muenala and listening to his story.
The health care process in Ecuador is confusing, frustrating and totally hectic, so taking a patient to a doctor is not as easy as it may seem. The basic process for going to the eye doctor is something like this:
Step 1: Wake up early Friday morning in order to wait in a long line full of people to purchase a turn with the eye specialist for the following morning. I should also mention that a turn is basically an appointment, but it is a number in a line, not a time to be there and if you miss your turn…it goes bye bye.
Step 2: Call the patient, i.e. Raul and let him know that he has a turn the following morning. Let him know the number he is in line and a general time to be there. On average we wait in a crowded room for about 2 hours, and the ophthalmologist sees around 65 patients per Saturday and then performs two to three hours of surgery in the afternoons, just to give you an idea.
Step 3: Make sure the patient has a history with VPT. Each patient needs to get their eyes checked by the optometrist before they can see the ophthalmologist. She writes down a general history and then sends you downstairs to wait for your turn to see the ophthalmologist.
Step 4: Wait.
Step 5: Get your name called by the ophthalmologist. It is so exciting; it is like you have just won the lottery. Patients will seem like they are dead asleep and then, bam, their name is called and they run to the door before another name is called and, let me tell you, it happens that fast. If you miss your name or even blink before getting to the door, you may miss your turn and if you miss your turn you have to wait and start all over.
Step 6: Finally, the moment you have been waiting for, the appointment with the ophthalmologist, Dr. Fanny Jaramillo. She takes about 32 seconds and examines your eyes and diagnosis you. She will quickly tell you the necessary treatment or next step and then sends you on your way.
Ok, so back to Raul. After getting him his turn, calling him to come down to Otavalo and meeting him at VPT – we begin our adventure. First up, obtaining a history from the optometrist. This goes relatively smoothly. Raul can see out of his left eye, but his right eye has basically no vision. He cannot distinguish shapes nor colors and he definitely cannot read the vision chart, not even the gigantic E at the top. He is, as we knew, blind in his left eye. The optometrist promptly sends us downstairs and we wait. And we wait. And we wait. Finally Raul Lanchimba is called from the little room behind the door and we run to catch our turn.
Dr. Jaramillo
As we enter, Dr. Jaramillo is, of course, confused, wondering what this gringa is doing with this indigenous man. I explain that I am from a foundation called Tandana and that we work with the remote indigenous communities surrounding Otavalo in Quichinche. Still a little confused, she continues with her exam. She informs us that Raul has blood pooled behind his eye from his accident and this is the reason for his vision loss. She explained that she needed him to come back next week in order to do another test that would dilate his pupils.
Fast forward to the following week. Friday I bought the turn, called Raul and made a plan for Saturday. Saturday morning we show up early and wait for the doctor to get there. Once she arrives, she put a few drops of something in Raul’s eye and then we had to wait. These drops needed to dilate his pupils and we had to wait between and hour to an hour and a half. So we waited. Finally it was our turn again and we had our brief exam with Dr. Jaramillo and she was pleased with how the test went. she said that we needed to go to Quito and have two more tests run at the larger clinic.
So we made plans to go to Quito. We had to leave early in order to get a turn at VPT Quito. They only sell turns the day of, so we left Otavalo via the public bus around 6 am. Once we arrived the turns were all sold out, so I had to beg the secretary to sell us a turn for the end of the day. She finally broke down and sold me the turn for around 1 pm…it was 8:30 am. So we waited. Finally they called us and we went back and had the two tests done, one was an ultrasound and the other was something with a red light.(Sorry, I am not a doctor even though sometimes people think I am). She handed me the results from the test and told me to go back to Dr. Jaramillo with the results and she would read them for us.
Another Friday morning spent in line, another turn bought, another appointment made. By now I had spent a number of weekends at VPT with different patients and I had seen a lot of horrible diagnoses. There was a woman from Raul’s community who was told she was blind in one eye and there is nothing she can do. A young girl from a different community was poked in the eye by her younger brother and can’t recover her sight. Another girl needs cornea transplant surgery in 5 years and the list goes on and on. So I wasn’t too hopeful for a positive result from Raul’s tests. But after Dr. Jaramillo looked at the photos and the exams she said that Raul had a viable lens and that she could operate on his eye and potentially restore his vision. Amazing!
So surgery…a whole other ball game. In order to have surgery, Raul had to have some tests and make sure that he was healthy enough for surgery. All of these tests could be done in Otavalo, which was great, but I then had to take the results back to Dr. Jaramillo, which meant getting yet another turn. Raul was approved for surgery, and he had a scheduled date of October 1st for vitrectomy surgery in a different clinic in Quito with Dr. Jaramillo. How exciting!
On October 1st, we again made our way to Quito via the public bus and showed up early for the surgery. Apparently they were backed up, so we waited for hours to start the surgery. Finally his name was called and we were up. Raul asked me to be his power of attorney and sign his paperwork in case of an emergency because his wife is unable to read, so he felt more comfortable with me signing the documents. After a few hours, Raul came walking back downstairs wearing an eye patch and a huge grin on his face. He was so excited to see how the surgery went. We spent the night in Quito and woke up early for a check-in with another doctor the following morning.
When we went in for the appointment, Raul was so nervous and excited that he could hardly contain himself. The doctor took off the bandages and said that the surgery went perfectly and that his eye looked great. Immediately after the bandages came off Raul said that he could see colors. Incredible! Then, 10 minutes later, we were getting some protective glasses and he said that he could see shapes and see the outline of my face. Literally every minute his vision was improving. By the time we arrived back to Otavalo he said that he could see even better, and he was just smiling and checking out the world with two good eyes for the first time in years.
The following week we had a check-up with Dr. Jaramillo, and she asked Raul to have another eye exam done with the optometrist. So we went up stairs and sat down in front of the eye chart, and this time, he could see the letters. Not the tiniest ones of course, but he could distinguish between different letters. Incredible! We were both just smiling and so excited. It had been over 6 months of work and countless hours in doctors’ offices, but it was definitely worthwhile.
Since his surgery, we have had a number of different check-ups with Dr. Jaramillo and every week Raul’s vision improves. He is now able to drive a car again and work more productively. He told me that he was so thankful for The Tandana Foundation and without us he would have never been able to have this surgery or his eye sight.
This has been one of the most incredible experiences I have had in Ecuador. I made some great connections with different medical professionals and a friendship with a local indigenous man, who entrusted a gringa from small-town Montana to help him, to care for him and to make things happen for him.
Por Hauna Trenerry
Pensando en los últimos ocho meses y medio que he estado en Ecuador trabajando para Tandana, muchas cosas han cambiado y han impactado en mi vida, pero destaca la historia de un hombre en particular – Raúl Lanchimba.
Cuando llegué por primera vez a Ecuador en Marzo, literalmente me caía al suelo corriendo de un lado para otro, en un sprint maratoniano. Pasé mis primeras semanas trabajando en las brigadas médicas, traduciendo para los voluntarios y pacientes y conociendo a cientos de personas en las comunidades rurales del norte de Ecuador. En la comunidad de Muenala, conocí a un hombre con el nombre de Raúl Lanchimba. Vino a nuestra clínica con un problema de visión. Me explicó que hace cinco años estaba jugando al fútbol y se cayó al suelo y se golpeó la cabeza contra el suelo. De inmediato comenzó a tener problemas con su visión y poco a poco, año tras año tenía menos visión. En nuestra clínica no podía ver el color de la tabla optométrica. Su historia me llamó la atención; era un hombre sano y trabajador de 44 años y ciego en un ojo. El médico de nuestra brigada médica recomendó que Raúl recibiera atención de seguimiento y que debiera ir a un oftalmólogo en Otavalo.
En Otavalo, Tandana trabaja con una fundación llamada Vista Para Todos – VPT (Vista Para Todos). Hay cuatro empleados a tiempo completo que trabajan para VPT durante la semana y un oftalmólogo que trabaja los sábados por la mañana para los casos más graves. Desde nuestra brigada médica había muchos pacientes recomendados para un mayor cuidado para problemas oculares. Pero por alguna razón cuando llamé a Raúl para que fuera a Otavalo para su visita médica, me acordé completamente de toda su historia. No sé si es porque los dos somos fanáticos del fútbol, o si es su actitud amable, pero me acordé que me reuní con él dos meses antes en Muenala y escuché su historia.
El proceso de atención médica en Ecuador es confusa, frustrante y totalmente ajetreado, por lo que llevar a un paciente a un médico no es tan fácil como puede parecer. Los pasos del proceso básico para ir al oftalmólogo son:
Paso 1: Despertarse temprano un viernes por la mañana con el fin de esperar en una larga cola llena de gente para comprar un turno con el oftalmólogo para la mañana siguiente. También debo mencionar que un turno es bási(turno la mañana siguiente. Hacerle saber el número que tiene en la cola y un tiempo estimado para estar allí. Por lo general, esperamos en una habitación llena de gente durante aproximadamente 2 horas, y el oftalmólogo ve alrededor de 65 pacientes cada sábado y luego realiza dos o tres horas de cirugía por las tardes, sólo para darles una idea.
Paso 3: Asegurar de que el paciente tiene una historia médica con VPT. Cada paciente tiene que realizarse una revisión de los ojos por el optometrista antes de ver al oftalmólogo. Escribe un historial médico general y luego te envía abajo a esperar tu turno para ver al oftalmólogo.
Paso 4: Esperar.
Paso 5: Esperar a que el oftalmólogo te llame por tu nombre. Es muy emocionante; es como si acabaras de ganar la lotería. Los pacientes parecen como si estuvieran dormidos y luego enseguida se les llama y corren a la puerta antes de que llamen otro nombre, déjenme decirles que sucede muy rápido. Si no oyes tu nombre o tardas mucho en llegar a la puerta, es posible que pierdas tu turno y si pierdes tu turno tienes que esperar y empezar de nuevo.
Paso 6: Finalmente, el momento que has estado esperando, la cita con el oftalmólogo, la Dr. Fanny Jaramillo. Ella tarda 32 segundos, examina tus ojos y saca el diagnóstico. Rápidamente te dice el tratamiento necesario o el próximo paso.
Ok, así que volvemos a Raúl. Después de conseguirle su turno, llamarle para ir a Otavalo y reunirme con él en VPT – comenzamos nuestra aventura. Primero, conseguir un historial médico del oftalmólogo. Esto va relativamente bien. Raúl puede ver a través de su ojo izquierdo, pero básicamente no tiene ninguna visión en su ojo derecho. No puede distinguir formas ni colores y definitivamente no puede leer la tabla optométrica, ni siquiera el E gigantesco en la parte superior. Él está ciego en el ojo izquierdo, como ya sabíamos. El oftalmólogo nos envía rápidamente abajo y esperamos. Y esperamos. Y esperamos. Finalmente llaman a Raúl Lanchimba desde la consulta detrás de la puerta y corremos para no perder nuestro turno. Al entrar, el Dr. Jaramillo está, por supuesto, confundido, preguntándose qué hace este guiri con este hombre indígena. Le explico que soy de la Fundación Tandana y que trabajamos con las comunidades indígenas remotas de Otavalo en Quichinche. Todavía un poco confundido, continúa con su examen del paciente. Ella nos informa que Raúl tiene un acumulo de sangre detrás de su ojo debido al accidente y esta es la razón de su pérdida de visión. Ella explica que necesita que volviera la próxima semana con el fin de hacer otra prueba para dilatar sus pupilas.
Un avance rápido a la semana siguiente. El viernes conseguí el turno, llamé a Raúl e organicé un plan para el sábado. El sábado por la mañana nos presentamos temprano y esperamos a que llegue el médico. Una vez que llega el médico, pone algunas gotas en los ojos de Raúl y esperamos. Estas gotas tienen que dilatar las pupilas así que tuvimos que esperar entre una hora y una hora y media. Así que esperamos. Finalmente fue nuestro turno otra vez y tuvimos un breve examen con el Dr. Jaramillo y estaba muy contenta de cómo fue la prueba, así que nos dijo que teníamos que ir a Quito y hacer dos pruebas más en la clínica más grande.
Así que hicimos planes para ir a Quito. Tuvimos que salir temprano para conseguir un turno en VPT Quito. Ellos sólo daban turnos en el mismo día, así que salimos de Otavalo en autobús público a las 6 am. Una vez que llegamos, los turnos se habían acabado, así que tuve que suplicar a la secretaria para vendernos un turno para el final del día. Finalmente accedió y me vendió un turno para las 1 pm… era las 8:30 de la mañana. Así que esperamos. Finalmente nos llamaron y volvimos para hacer las dos pruebas, una era un ecografía y la otra era una prueba con una luz roja (lo siento, no soy médico, aunque a veces la gente piensa que sí). Ella me entregó los resultados de la prueba y que volviéramos al Dr. Jaramillo con los resultados, y que ella los leería para nosotros.
Otra mañana del viernes en la cola, otro turno comprado, otra cita hecha. Por ahora me había pasado varios fines de semana en VPT con diferentes pacientes y había visto una gran cantidad de diagnósticos horribles. Había una mujer de la comunidad de Raúl que le habían dicho que estaba ciega de un ojo y no había nada que podían hacer. Una chica joven de una comunidad diferente también tenía el ojo dañado debido a que su hermano pequeño la metió el dedo en el ojo y ahora ella no podía recuperar su vista. Otra chica necesitaba un trasplante de córnea en 5 años y la lista sigue y sigue. Así que no estaba demasiado esperanzador de unos resultados positivos de las pruebas de Raúl. Pero después que el Dr. Jaramillo miró las fotos y los exámenes me dijo que Raúl tenía una lente viable y que podía operar el ojo y potencialmente restaurar su visión. Increíble!
Así que la cirugía… otro tipo de juego. Con el fin de llevar a cabo la cirugía, Raúl tenía que hacerse algunas pruebas y asegurarse de que estaba suficientemente saludable para la cirugía. Todas estas pruebas se podían hacer en Otavalo, que era fantástico, pero luego tuve que llevar los resultados al Dr. Jaramillo, lo que significaba conseguir otro turno. Raúl fue aprobado para la cirugía vitrectomía en una clínica diferente en Quito con el Dr. Jaramillo. ¡Qué emocionante!
Una vez más, el 1 de octubre nos dirigimos a Quito en el autobús público y llegamos temprano para la cirugía. Supuestamente estaban bastante ocupados así que esperamos durante horas para la cirugía. Finalmente llamaron a Raúl.
Raul y su esposa
Raúl me pidió que fuera su apoderado y que firmara sus papeles en caso de emergencia porque su esposa no sabe leer, por lo que se sentía más cómodo que yo firmara los documentos. Después de unas horas, Raúl vino caminando por las escaleras con un parche en el ojo y una enorme sonrisa en su cara. Estaba muy emocionado de ver cómo había ido la cirugía. Pasamos la noche en Quito y nos despertamos temprano para asistir a una revisión con otro médico a la mañana siguiente.
Cuando entramos para la cita, Raúl estaba tan nervioso y emocionado que apenas podía contenerse. El médico le quitó las vendas y le dijo que la cirugía había salido perfectamente y que su ojo estaba muy bien. Inmediatamente después de quitarse las vendas Raúl dijo que podía ver los colores. ¡Increíble! Luego, 10 minutos más tarde, conseguimos unas gafas protectoras y dijo que podía ver formas y ver el contorno de mi cara. Literalmente, cada minuto su visión estaba m ejorando. Cuando llegamos a Otavalo, dijo que podía ver aún mejor, y él estaba simplemente sonriendo y viendo el mundo con dos buenos ojos por primera vez en años.
A la semana siguiente tuvimos una revisión con el Dr. Jaramillo, y ella pidió que Raúl se hiciera otro examen de la vista con el optometrista. Así que subimos y nos sentamos delante de la tabla optométrica, y esta vez, podía ver las letras. No las más pequeños por supuesto, pero podía distinguir entre diferentes letras. ¡Increíble! Los dos estábamos simplemente sonriendo y muy emocionados. Habían pasado más de 6 meses de trabajo e incontables horas en las consultas médicas, pero sin duda había merecido la pena.
Desde su cirugía, hemos tenido varias revisiones con el Dr. Jaramillo y cada semana mejora la visión de Raúl. Ahora es capaz de conducir un coche otra vez y trabajar de forma más productiva. Me dijo que estaba muy agradecido a la Fundación Tandana y que sin nosotros nunca habría sido capaz de hacerse esta cirugía o recuperar su visión.
Esta ha sido una de las experiencias más increíbles que he tenido en Ecuador. Hice algunas muy buenas relaciones con diferentes profesionales de la medicina y una amistad con un hombre indígena local, quien confió en un guiri de un pequeño pueblo de Montana para ayudarlo, para cuidarle y hacer que las cosas mejoraran para él.
De Hauna Trenerry
Quand je repense aux huit derniers mois que j’ai passés en Equateur, à travailler pour la fondation Tandana, je réalise que beaucoup de choses ont changé ma vie et eu un impact sur celle-ci mais l’histoire d’un homme en particulier ressort, celle de Raul Lanchimba.
Quand je suis arrivé en Equateur pour la première fois en mars, je me suis immédiatement mis au travail, une vraie flèche. J’ai passé mes premières semaines à travailler avec les équipes médicales, à traduire pour des bénévoles, à prendre des patients en consultation et à aller à la rencontre de personnes dans les communautés rurales au nord de l’Equateur. Dans le village de Muenala, j’ai fait la connaissance d’un homme, Raul Lanchimba. Il est venu dans notre clinique afin d’obtenir de l’aide pour sa vue. Il m’a expliqué qu’il y a cinq ans, alors qu’il jouait au football, il est tombé et s’est cogné la tête contre le trottoir. Tout de suite après le choc, il a commencé à avoir des troubles de la vision et petit à petit, année après année, sa vue a diminué. A la clinique, il ne pouvait pas distinguer les couleurs sur notre tableau. Son histoire m’a touché. C’était un homme de 44 ans, en bonne santé, travailleur mais totalement aveugle d’un oeil. Le docteur de notre équipe médicale lui a alors recommandé un suivi régulier et une visite chez un ophtalmologiste, à Otavalo.
A Otavalo, Tandana travaille avec la fondation Vista Para Todos-VPT (Vue Pour Tous). Il y a quatre employés à VPT durant la semaine et un ophtalmologiste vient tous les samedis matin pour traiter les cas les plus sévères. En ce qui concerne les problèmes oculaires, notre équipe médicale a recommandé des soins supplémentaires non pas à un mais à une tonne de patients. Mais lorsque j’ai appelé Raul pour le faire venir à Otalavo pour sa visite médicale, je ne sais pas pourquoi je me suis souvenu de toute son histoire. Je ne sais pas si c’est notre passion commune pour le football ou son comportement bienveillant mais je me souviens parfaitement de notre rencontre deux mois plus tôt à Muenala, je me souviens écouter son histoire.
Le système de santé en Equateur est compliqué, frustrant et très intense et emmener un patient chez un docteur n’est pas aussi simple que ça. Les procédures de base pour aller chez un ophtalmologiste sont les suivantes:
Étape 1: se réveiller tôt un vendredi matin pour aller attendre devant une longue file de personnes et acheter un « tour» avec le spécialiste de la vue pour le lendemain matin. Je souhaite mentionner qu’un « tour » est en fait un rendez-vous mais c’est le numéro de votre place dans la file, ce n’est pas un horaire fixe et si jamais vous loupez votre « tour », au revoir.
Etape 2: Téléphoner au patient, Raul par exemple et l’informer qu’il a son rendez-vous le lendemain matin. L’informer de son numéro dans la file et lui donner une heure approximative. En général, on attend environ deux heures dans une salle bondée. L’ophtalmologiste voit environ 65 patients le samedi et opère ensuite pendant 2 ou 3 heures l’après-midi, juste pour vous donner une idée.
Etape 3: S’assurer que le patient à bien un suivi médical. Chaque patient doit consulter une optométriste avant de voir un ophtalmologiste. Celle-ci fait le point sur vos antécédents médicaux puis vous fait attendre à l’étage du dessous pour votre rendez-vous avec l’ophtalmologiste.
Etape 4: Attendre.
Etape 5: Etre appelé par l’ophtalmologiste. C’est si excitant; c’est comme si vous veniez de gagner au loto. Les patients paraissent profondément endormis et tout d’un coup, bam, leur nom sort et ils se ruent vers la porte avant qu’un autre nom ne soit appelé et je vous assure ça se passe aussi vite que ça. Si tu loupes ton nom ou que tu clignes des yeux avant d’arriver à la porte, tu risques de perdre ton « tour » et si tu perds ton « tour » tu dois attendre et recommencer depuis le début.
Etape 6: Enfin, le moment tant attendu, le rendez-vous avec l’ophtalmologiste, Fanny Jara-millo. Elle met environ 32 secondes à examiner vos yeux et à établir un diagnostic. Rapidement elle vous prescrit les médicaments et vous envoie les chercher.
Mais retournons à notre Raul. Après lui avoir obtenu un rendez-vous, l’avoir fait venir à Otavalo, et l’avoir retrouvé à VPT, l’aventure commence! Tout d’abord, il nous faut obtenir son dossier médical chez l’optométriste. Jusqu’ici pas de problèmes. Raul peut voir de son oeil gauche mais pas de son oeil droit. Il ne distingue ni les formes, ni les couleurs et ne peut en aucun cas lire le tableau pas même l’énorme lettre E du haut. Sans surprise donc, il est aveugle de l’oeil droit. L’optométriste nous envoie rapidement à l’étage du dessous pour attendre. Nous attendons. Et attendons. Et attendons. Enfin, dans la petite pièce située derrière la porte, on appelle Raul Lanchimba, on court pour récupérer notre « tour ». Nous entrons et là évidemment, le Dr Jaramillo paraît confuse, elle se demande certainement ce qu’un gringo pareil fait avec un indigène. Je lui explique alors que je travaille pour la fondation Tandana et que nous aidons les communautés isolées et riveraines de Otavalo, à Quichinche. Toujours un peu confuse, elle continue d’examiner Raul. Elle nous informe alors que du sang s’est répandu derrière son oeil suite à l’accident et que c’est la raison pour laquelle il est aveugle. Elle nous demande de revenir la semaine prochaine pour faire un autre test qui cette fois-ci, va dilater ses pupilles.
Avance rapide sur la semaine suivante. Vendredi j’ai acheté le « tour », appelé Raul et tout planifié pour le samedi. Samedi matin, nous sommes arrivés en avance et nous avons attendu le docteur. Une fois arrivée, elle a versé quelques gouttes d’un liquide dans l’oeil de Raul et ensuite nous devions patienter. Entre une heure et une heure et demie. Alors nous avons patienté. Enfin notre tour est de nouveau arrivé. Le Dr Jaramillo était satisfaite du résultat et nous a envoyé à Quito pour faire deux autres tests dans une plus grande clinique.
Nous avons donc planifié notre voyage à Quito; nous avons dû partir tôt afin d’obtenir un rendez-vous à la fondation VPT de Quito. Ils ne vendaient des « tours » que pour le jour même donc nous avons dû prendre le bus à Otavalo autour de six heures du matin. Quand nous sommes arrivés, tous les « tours » avaient déjà été vendus, j’ai donc dû supplier la secrétaire de nous en vendre un pour la fin de la journée. Au final elle a cédé et nous a donné un rendez-vous fixé à une heure de l’après-midi…il était 8h30. Nous avons attendu. Puis ils nous ont enfin appelé, nous avons fait les deux tests, l’un d’eux était un test utilisant des ultrasons et l’autre une lumière rouge. (Désolé, je ne suis pas docteur même si les gens parfois ici pensent que je le suis). Elle m’a tendu les résultats des examens et m’a dit de retourner voir le Dr Jaramillo pour qu’elle les lise.
Encore un vendredi matin à attendre dans la file pour acheter un « tour » et prendre un rendez-vous. A présent, j’avais passé suffisamment de weekends à la fondation VPT et avec différents patients pour voir d’horribles diagnostics. On a annoncé à une femme de la même communauté que Raul qu’elle était aveugle d’un oeil et qu’il n’y avait plus rien à faire. Une jeune fille, d’une communauté différente, avait été frappée à l’oeil par son petit frère et elle ne pouvait pas recouvrer la vue. Une autre fille avait besoin d’une transplantation de la cornée dans les cinq prochaines années et la liste continue. Je n’étais donc pas très optimiste avec les résultats des tests de Raul mais après que le Dr Jaramillo ait regardé les échographies et les examens elle a annoncé que Raul avait une lentille viable, qu’elle allait pouvoir opérer son oeil et peut-être lui redonner la vue. Formidable!
Maintenant l’opération…une toute autre histoire. Pour être opéré, Raul a dû passer des tests prouvant que sa santé était suffisamment bonne. Toute cette procédure à pu être faite à Otavalo, c’était super mais après j’ai dû rapporter les résultats au Dr Jaramillo ce qui signifiait racheter un « tour ». Raul a obtenu l’autorisation pour son opération de vitrectomie et une date, fixée au premier octobre dans une autre clinique, à Quito et avec le Dr Jaramillo. Fantastique!
Le premier octobre, nous nous sommes donc une nouvelle fois rendus en bus à Quito, en avance pour l’opération. Apparemment, il y avait du retard donc nous avons dû attendre des heures avant l’intervention. Finalement son nom a été appelé et nous étions prêts. Raul m’a demandé d’être son mandataire et de signer les papiers en cas d’urgence car sa femme ne sait pas lire et il se sentait plus rassuré que je signe les papiers. Après quelques heures, Raul est descendu, un patch à l’oeil et un grand sourire aux lèvres. Il était impatient de connaître les résultats de l’opération. Nous avons passé la nuit à Quito et nous nous sommes réveillés tôt le lendemain matin pour une consultation avec un autre docteur.
Quand nous sommes arrivés pour le rendez-vous, Raul avait du mal à contenir sa nervosité et son impatience. Le docteur a retiré les bandages et annoncé que l’opération s’était parfaitement bien déroulée et que l’oeil de Raul paraissait en bon état. Immédiatement après, Raul a affirmé qu’il pouvait voir les couleurs. Incroyable! Dix minutes plus tard, nous allions chercher des lunettes de protection et cette fois-ci il pouvait distinguer les formes et notamment celle de mon visage. Chaque minute sa vision s’améliorait. Le temps qu’on arrive à Otavalo, sa vision s’était encore améliorée; il n’arrêtait pas de sourire et découvrait le monde avec deux yeux pour la première fois depuis des années.
La semaine suivante, nous avons eu un rendez-vous avec le Dr Jaramillo et elle a envoyé Raul faire un dernier examen avec l’optométriste. Nous sommes donc allés à l’étage et nous nous sommes assis devant le tableau et cette fois-ci, il pouvait lire les lettres. Pas les plus petites bien sûr mais il pouvait distinguer la plupart d’entre elles. Incroyable! Nous étions tout sourire et très excités. Six mois de travail et d’heures passées chez le docteur mais ça en valait vraiment la peine.
Depuis son opération, nous avons passé plusieurs visites de contrôle avec le Dr Jaramillo et chaque semaine la vision de Raul s’est améliorée. Il peut maintenant conduire et travailler plus efficacement. Raul m’a fait savoir à quel point il était reconnaissant envers la fondation Tandana et que sans nous il n’aurait jamais pu être opéré, ni retrouver la vue.
Cette expérience est l’une des plus incroyables que j’ai vécues en Equateur. J’ai fait des merveilleuses rencontres avec différents membres du corps médical, j’ai formé une grande amitié avec un indigène qui m’a fait confiance, à moi, gringo issu d’une petite ville appelée Montana. Il m’a laissé l’aider, prendre soin de lui et faire tout mon possible pour que les choses aboutissent.
Never could I have imagined the adventure that would follow that random phone call I received that random day in April from a random lady named María. How could I have imagined that that one phone call would snowball into Tandana’s biggest patient follow up ever and be the door to one of the most meaningful and fulfilling experiences of my life?
On the phone was the mother of a boy who had recently been seen by one of our doctors from our Health brigades in the community of Guachinguero. Carlitos had simply been referred for some corrective glasses and just wanted to pick them up. And such began my adventure into Tandana Healthcare follow up and the Ecuadorian health system. It was a journey full of frustrations, laughs, hours upon hours in waiting rooms, hundreds of strangers’ glances thinking and many times asking why is this gringo with these indigenous people at the doctor’s office, trip after trip to Quito and Ibarra, making friends with Doctors, putting in formal complaints against others, experiencing firsthand the disrespect and utter disinterest in connecting to patients by some doctors, and the amazing support and success achieved with others.
I arrived extra early at Vista Para Todos, the local vision Foundation that Tandana works with to secure glasses, after having initially gone to the wrong place
Carlos
. I was super nervous. People know me now as the Patient follow up guru but at that time I had no clue about any of it. I’m nervously waiting outside of Vista for a small boy and his mom when here walks up Carlitos, in his camouflage hat that he never seems to take off, eating a bag of what look like to be snails. (They were in fact snails he was eating. He didn’t offer me any and I’m glad he didn’t).
After initial introductions, Carlos’ mom explained to me the situation, that all Vista was waiting on was payment to give the glasses, but one look at Carlos I knew he needed much more than glasses. You see Carlos’ left eye did not develop the same as his right eye. He was unable to completely lift his left eyelid, due to lack of muscle development, leaving his left eye in a semi-open/semi-closed state constantly. Due to this Carlos had subsequently developed Strabismus, a condition where his left eye, as a result of being semi-covered, slowly drifted it’s normal focus down, leaving Carlos with little viable vision in this eye. I got Carlos his glasses but decided after talking with his mom that maybe Tandana and I could actually do something more.
It took several, and I mean several, visits to eye specialists in both Otavalo and Quito but come June we finally had a surgery date. Very early that morning I, Carlos and his mom set off from the Otavalo terminal on our way to Quito. Carlos seemed to be very and unexpectedly anxious and irritable this morning. I knew he was scared and who wouldn’t be? While he was in the operating room and his mom and I were in the waiting room I learned a little more. Maria told me that this wasn’t Carlos’ first surgery on his eyelid. He had previously been operated on six years prior for the same problem. Not only was that surgery not successful, it took the doctors so long to begin operating on Carlos after he had been put under that he actually woke up mid surgery. Maria told me of his screams (she was only allowed to wait outside and peer slightly through a window) and how he cried out for her, she unable to run to his side. For months Carlos would scream in his sleep recalling that awful experience.
This time was very different though. One week later and Carlos’ bandage was off. He received an A plus check up from the doctor and would soon be back to horsing around playing soccer with his brothers. Little by little Carlos improved and is now doing great.
There are few other people, outside of Tandana staff and my own host family, that I’ve spent so much and him time with than with Maria and Carlos. We’ve become very close over the past seven months or so. Knowing that my time in Ecuador was coming to an end and wanting to give a formal thank you, Maria invited myself and other Tandana staff to her home in Guachinguero for a feast. She served chicken soup with aji, colada with guinea pig and a plate of mote, potatoes and beef chops. It was quite a meal, and much more than any of us could possibly eat, even though I tried to finish it all. Definitely one of my top moments in Ecuador was that afternoon. We talked, we laughed, we ate, we played soccer, picked wild blackberries, I was propositioned for marriage. All in all a great way to spend an afternoon.
The day I said goodbye to Maria, we hugged, both fighting back the tears, and she called me a brother to her. And when I think about who my family is, I realize I do count hers as a part of mine. I’ve been so fortunate to spend my time with people like Maria and I can’t wait to go back and visit them soon.
Even though my journey with Tandana has come to an end, Carlos is still in need of additional surgery to correct his strabismus but I know that he is in good hands.
Por Tyler Harding
El que lo empezó todo…
Nunca podría haber imaginado la aventura que sugería a esa llamada telefónica aleatoria que recibí ese día en abril de una señora llamada María. ¿Cómo pude haber imaginado que esa llamada telefónica sería la consecuencia de una de las mayores pacientes de Tandana y la puerta a una de las experiencias más significativas y satisfactorias de mi vida?
Al teléfono estaba la madre de un niño que recientemente había sido visto por uno de nuestros médicos de las brigadas de salud en la comunidad de Guachinguero. Carlitos simplemente había sido remitido para unas gafas correctoras y sólo quería recogerlas. Y entonces comenzó mi aventura en el sistema de seguimiento de salud de Tandana y el sistema de salud ecuatoriano. Fue un viaje lleno de frustraciones, risas, horas y horas en las salas de espera, cientos de miradas de extraños pensando y preguntándose por qué este extranjero estaba con estas personas indígenas en la consulta del médico, viaje tras viaje a Quito e Ibarra, haciéndose amigo con los médicos, poniendo quejas formales en contra de otros, experimentando de primera mano la falta de respeto y absoluta falta de interés de algunos pacientes por parte de los médicos, y el apoyo increíble y éxito logrado con los demás.
Llegué muy temprano a Vista Para Todos, la Fundación local de visión con quien Tandana trabaja para conseguir las gafas, después de haber ido al lugar equivocado. Estaba súper nervioso. La gente me conocía como el extranjero responsable del seguimiento de salud de los pacientes, pero en ese momento no tenía ni idea de nada de eso. Yo estaba esperando con nerviosismo en la puerta de Vista Para Todos para un niño pequeño y su madre cuando llegó Carlitos, con su sombrero camuflado que nunca parece quitarse, comiendo una bolsa de lo que parecían ser caracoles. (Efectivamente eran caracoles lo que estaba comiendo. No me ofreció ninguno y me alegro de que no lo hiciera).
Después de las presentaciones iniciales, la madre de Carlos me explicó la situación, que simplemente Vista Para Todos estaba esperando el pago para entregar las gafas, pero una mirada a Carlos y yo sabía que necesitaba mucho más que gafas. El ojo izquierdo de Carlos no se había desarrollado de la misma manera que su ojo derecho. Era incapaz de levantar completamente el párpado izquierdo, debido a la falta de desarrollo muscular, dejando su ojo izquierdo en un estado semi-cerrado/semi-abierto constantemente. Debido a esto, posteriormente Carlos había desarrollado estrabismo, una condición donde el ojo izquierdo, como resultado de estar semi-cerrado, lentamente se reduce el enfoque normal hacía abajo, dejando a Carlos con poca visión en este ojo. Conseguí las gafas de Carlos pero decidí después hablar con su madre para comentarle que quizás Tandana y yo podríamos hacer algo más.
Llevó varias, y me refiero varias, visitas a oftalmólogos tanto en Otavalo y Quito, pero llegado junio por fin nos dieron una fecha para la cirugía. Muy temprano esa mañana, yo, Carlos y su madre partimos de la terminal de Otavalo camino a Quito. Carlos parecía está muy e inesperadamente ansioso e irritable esa mañana. Yo sabía que estaba asustado y, ¿quién no lo estaría? Mientras que él estaba en el quirófano y su madre y yo en la sala de espera aprendí un poco más. María me dijo que esta no era la primera cirugía de Carlos en el párpado. Anteriormente había sido operado hace seis años por el mismo problema. No sólo que esa cirugía no fue un éxito, sino que los médicos tardaron tanto en comenzar la operación que estando ya bajos los efectos de la anestesia se despertó en mitad de la operación. María me contó sobre sus gritos (solo la permitieron esperar fuera y mirar un poco a través de una ventana) y como gritaba su nombre, y ella sin poder correr a su lado. Durante meses Carlos gritaba en sus sueños recordando esa terrible experiencia.
Esta vez fue muy diferente. Una semana más tarde, ya le quitaron el vendaje a Carlos. Recibió un A plus del médico y pronto estaría de nuevo jugado al fútbol con sus hermanos. Poco a poco Carlos mejoró y ahora está estupendamente.
Hay pocas personas, aparte del personal de Tandana y mi familia de acogida en el que he pasado tanto tiempo, que con María y Carlos. Hemos establecido una relación muy cercana durante los últimos siete meses. Sabiendo que mi tiempo en Ecuador estaba llegando a su fin y con ganas de dar un agradecimiento formal, María me invitó a mí y otros miembros del personal de Tandana a una comida en su casa en Guachinguero. Sirvió sopa de pollo con ají amarillo, colada con conejo y un plato de mote, patatas y chuletas de carne de vacuno. Fue un banquete, y mucho más que cualquiera de nosotros podría posiblemente comer, a pesar de que traté de terminarlo todo. Sin duda, uno de mis mejores momentos en el Ecuador fue aquella tarde. Hablamos, reímos, comimos, jugamos al fútbol, recogimos moras salvajes, y hasta me propusieron matrimonio. En suma, una gran manera de pasar una tarde.
El día que me despedí de María, nos abrazamos, los dos luchando contra las lágrimas, y me dijo que era un hermano para ella. Y cuando pienso quien es mi familia, me doy cuenta de que cuento con ella como como parte de la mía también. He sido muy afortunado de pasar mi tiempo con gente como María y estoy deseando volver y visitarlos pronto.
A pesar de que mi viaje con Tandana ha llegado a su fin, Carlos todavía necesita más cirugía para corregir su estrabismo, pero sé que está en buenas manos.
De Tyler Harding
Celui-là bouleversa tout…
C’était une journée comme une autre en plein mois d’avril mais jamais je n’aurais pu imaginer ce qui se passerait après cet appel plutôt anodin de la part d’une femme ordinaire qui s’appelait Maria. Comment aurais-je pu imaginer que ce coup de fil en particulier m’entraînerait dans le plus grand suivi d’un des patients de la Fondation Tandana et m’ouvrirait la porte d’une des expériences les plus importantes et gratifiantes de ma vie?
C’était la mère d’un jeune garçon au téléphone. Ce dernier avait récemment été examiné par un des médecins des services de santé dans la communauté de Guachinguero.On avait tout simplement prescrit à Carlitos des lunettes correctrices et il venait les récupérer. C’est là que commença mon aventure au sein des soins de suivi et du système de santé équatorien. Un périple rempli de frustrations, de rires, d’heures passées dans les salles d’attente ou des centaines d’inconnus vous regardent et demandent plusieurs fois ce que fait un tel gringo au cabinet médical avec la population locale, de voyages entre Quito et Iberra où l’on se lie d’amitiés avec certains docteurs mais se plaint de certains autres, où l’on fait face au comportement irrespectueux et indifférent de certains docteurs envers leurs patients mais admire le soutien exceptionnel apporté par d’autres et leurs réussites.
Après m’être trompé d’endroit la première fois, j’arrivai très tôt à Vista para Todos (Vision pour Tous), la Fondation locale pour la vision avec laquelle travaille la Fondation Tandana afin d’obtenir des paires de lunettes. J’appréhendais beaucoup. Les personnes aujourd’hui me décrivent comme le gourou des Patients mais à l’époque je n’y connaissais rien. Je me revois là, à l’extérieur du centre Vista, très nerveux , attendant l’arrivée d’un petit garçon avec sa mère. Quand Carlitos arrive enfin, il porte une casquette de camouflage qu’il ne semble jamais retirer et il mange ce qui semble être des escargots (C’étaient bien des escargots, il ne m’en avait pas offert et tant mieux d’ailleurs).
Les présentations furent brèves puis la mère de Carlos m’a expliqué la situation, Vista n’attendait plus que le paiement pour lui donner la paire de lunettes mais j’ai compris d’un seul coup d’œil qu’il fallait à Carlos bien plus que des lunettes. Vous voyez son œil gauche ne s’était pas développé de la même manière que son œil droit. Due à une insuffisance musculaire, il ne pouvait pas entièrement ouvrir sa paupière gauche, celle-ci restait constamment entrouverte. Suite à cela, Carlos a développé un strabisme. L’œil étant toujours à moitié fermé, il a petit à petit dévié verticalement de sa position centrale se retrouvant presque sans vie.J’ai récupéré les lunettes de Carlos mais après avoir parlé avec sa mère, j’ai décidé que peut-être la Fondation Tandana et moi pouvions faire quelque chose de plus pour les aider.
Il aura fallu plusieurs visites chez l’ophtalmologiste à Otavalo et à Quito et j’insiste bien, plusieurs visites, pour qu’enfin en juin ‘s on obtienne une date pour l’opération. Il était très tôt ce matin là lorsque Carlos, sa mère et moi, avons quitté la station d’Otavalo en direction de Quito. Carlos semblait très angoissé et énervé. Je savais qu’il était effrayé, qui ne le serait pas? Puisqu’il était au bloc opératoire et que sa mère et moi étions dans la salle d’attente, j’en ai appris un peu plus. Maria m’a annoncé que ce n’était pas la première opération effectuée sur la paupière de Carlos. Six ans plus tôt, il avait été opéré pour le même problème. Non seulement ce fut un échec mais une fois Carlos sous anesthésie, il avait fallu si longtemps aux chirurgiens avant de procéder que Carlos s’était réveillé en pleine opération. Maria m’a raconté à quel point le petit avait hurlé (elle était juste autorisée à attendre à l’extéreiur du bloc et à jeter quelques légers coups d’oeil par une fenêtre), à quel point il l’avait appelée alors qu’elle ne pouvait pas être à ses côtés. Des mois après l’opération, Carlos se réveillait en pleurant, cet horrible épisode gravé dans sa mémoire.
Cette fois-ci fut bien différente pourtant. Une semaine après son opération, on enlevait ses bandages. Son bilan de santé fut très bon et bientôt il pourrait chahuter, jouer au foot avec ses frères. Avec le temps, Carlos s’est remis de tout ça et à présent il va très bien.
Mis à part les membres de la Fondation Tandana et les membres de ma famille d’accueil, il y a peu de personnes avec qui j’ai passé autant de temps qu’avec Maria et Carlos. Nous sommes devenus très proches pendant ces sept derniers mois. Mon séjour en Equateur touchant à sa fin, Maria, pour nous remercier, m’invita avec d’autres membres de la Fondation Tandana, à un festin chez elle à Guachinguero. Au menu, une soupe de poulet à l’ail, du colada, du cochon d’Inde et une assiette remplie de maïs, de pommes de terre et de côtelettes de boeuf. Cétait un gros repas et bien plus qu’il ne fallait pour n’importe lequel d’entre nous, même si j’ai essayé de tout finir. C’est certain, cet après-midi là reste un de mes moments préférés en Equateur. Nous avons parlé, ri, mangé, joué au foot, cueilli des mûres, j’ai eu une demande en mariage. Réunissez le tout et vous avez de quoi très bien occuper un après-midi.
Le jour ou j’ai fait mes adieux à Maria, nous nous sommes serrés dans les bras, tous deux retenions nos larmes, et quand je pense à ma famille, je réalise qu’elle en fait partie. J’ai hâte de retourner bientôt là-bas et de leur rendre visite.
Même si mon aventure avec la Fondation Tandana a pris fin, Carlos est toujours en attente d’une deuxième opération pour corriger son strabisme mais je sais qu’il est entre de bonnes mains.
2am: Cocka-doodle-doo! It is way too early to wake up but you know you’re in rural Ecuador and this is to be expected. After awhile you will fall back asleep, amongst the sounds of the chickens, roosters and the occasional party at the neighbor’s house.
7am: Time to wake up and dress for the day. I usually wear scrubs, but do NOT forget to bring clothing and gear for all weather occasions. One morning I awoke to bright sun, high temperatures and by 2pm I was wearing a winter hat, mittens, and a scarf. Breakfast is served around 7:30 and the bus will leave at 8am to transport us to the particular community we are serving that day. We may be at a more local community or we may be nearly 2 hours away up a windy “road.” Half of the adventure (and the beautiful views) are in the trip (the journey, not the destination kind of idea). The countryside really is remarkable. Drink a lot of water, however! We are at high altitudes and can find ourselves seeing patients at 13, 000 feet at times.
9-10am: Here we go! The patients begin to line up at the site and the volunteers doing ‘intake’ begin to really get busy. Patients will check in, then proceed to vitals, then on to the medical provider. We see various ailments ranging from the simple ear infection to complicated pelvic inflammatory disease, to pneumonia, to dermatological concerns, etc. We provide anti-parasite treatment to all the schoolchildren. The dentist also begins his/her work performing extractions, sealants, etc. For the next four hours or so we are busy caring for patients who need medical care, dental care, and vision testing. As a provider, I enjoy seeing the variety of complaints that will come through the door. Not only that, but I enjoy hearing the stories and really listening to these patients with compassion and love. A simple touch, hug and words of understanding can make a huge difference, I believe, in the lives of our patients.
1pm: Clinic usually wraps up right around this time. We are packing up our supplies, cleaning, and re-organizing the space as it was before we overtook it with our clinic. One thing that amazes me when I work with this group is the ability for people of all different walks of life, different ages, different backgrounds to come together and be able to create a well functioning, productive clinic. We come into the trip not knowing each other’s work habits, personality, backgrounds etc., and yet we are able to pull this clinic off, and not only pull it off, but do so in such a collaborative manner.
3-6pm: Now it’s time for some R and R- off to go explore the adventures that can be found in beautiful Ecuador. The day might take us to a waterfall, a cooking class, a visit to a shaman healer or a vibrant town for some shopping.
6-7 pm: Dinner time. This is the best. The food has been delicious. We will often travel into Otavalo and eat dinner at various restaurants. Other nights we will cozy up by the fire. I suggest getting Churasco – steaks with eggs over easy on top, and who can pass up llapingachos (potato cakes), I mean, come on—delicious! We then will retire to our cozy hacienda, usually chatting around a fire then off to bed to start again the next day.
I can’t express the love and warmth I feel when in this beautiful country. I love to explore new adventures and meet new locals each time I come down here. It has indeed become a 2nd ‘home’ for me. I look forward to returning each year!
Kelly Mccosh
Physician Assistant.
2am: Cocka-doodle-doo! Es una forma para despertarse bien temprano, pero tú sabes estas en una área rural en Ecuador y eso era de suponerse. Después de un momento que quieres volver a dormir entre los sonidos de las gallinas, gallos y de las fiestas ocasionales en las casas de los vecinos.
7am: Tiempo de levantarse y vestirse para el día. Yo usualmente llevo puesto (scrubs) Pero no olvides llevar ropa y traje para cualquier condición climática. Una mañana yo desperté con un sol brillante, temperaturas altas, y a las 2 yo estaba usando una gorra de invierno, guantes y una bufanda. El desayuno es servido alrededor de las 7:30 y el bus sale a las 8 am para transportarnos a una comunidad en particular donde estaremos dando servicio ese día. Nosotros podríamos estar en una comunidad más local, o nosotros podríamos estar cerca de dos horas lejos en un camino ventoso, la mitad de la aventura (y las vistas más hermosas) son en el viaje, (el camino no la idea del destino). El campo es muy notable. Sin embargo, tomar mucha agua! Nosotros estamos a altas altitudes, y podríamos estar viendo pacientes a los 13000 pies de altura
9 a 10 am: Ahí vamos! Los pacientes empiezan hacer una fila a un lado con un voluntario quien toma sus datos, empiezan a estar muy ocupados, los pacientes serán chequeados, entonces proceden a la toma de signos, luego van con el médico. Nosotros miramos varias dolencias, que van desde una simple infección de oído a una complicada dolencia inflamatoria pélvica, de una neumonía a una dolencia dermatológica. Nosotros suministramos tratamientos antiparasitarios a los niños de la escuela. El Dentista también empieza con su trabajo haciendo extracciones y sellantes. Para las siguientes cuatro horas estaremos tan ocupados atendiendo pacientes quienes necesitan atención médica, atención dental, y chequeo de la visión. Como Médico disfruto viendo las diferentes dolencias que vendrán por la puerta, no solo eso, yo disfruto oyendo historias y escuchando a esos pacientes con compasión y amor. Un simple toque, un abrazo o palabras de entiendo pueden hacer una gran diferencia. Yo creo en la vida de nuestros pacientes.
1pm: La Clínica termina justo alrededor de esta hora. Nosotros estamos guardando nuestros suministros, limpiando re-organizando el espacio como este estaba antes, de que nosotros cojamos para nuestra clínica. Una cosa que me sorprende cuando trabajo con este grupo es la habilidad de las personas de todas las diferentes profesiones, diferentes edades, diferentes conocimientos, para venir juntos y ser útiles y crear una Clínica productiva de buen funcionamiento. Nosotros venimos en el viaje sin conocer cada uno de nuestros hábitos de trabajo, personalidad, conocimiento etc. Y a pesar de eso somos útiles de quitar la clínica, y no solo de quitarla, sino de hacerla así de una forma colaborativa.
3 a 6pm: Es hora de R y R. para ir a explorar las aventuras que se puede encontrar en este hermoso Ecuador. El día nos puede tomar en una cascada, clases de cocina, a visitar a un shaman, o a ir de compras a la vibrante ciudad.
6 a 7m: Merienda. Esto es lo mejor. La comida ha sido deliciosa. Después nosotros regresamos a nuestra acogedora hacienda usualmente chateando alrededor del fuego, luego a la cama para empezar el siguiente día.
No puedo expresar el amor y la calidez que yo siento en este hermoso país. Yo amo explorar nuevas aventuras, y encontrarme con nuevos lugareños cada vez cuando vengo acá. Esto ha sido para mí como mi 2do hogar. Siempre espero para regresar cada año!
Kelly Mccosh
Asistente Médico
2 heures du matin: Cocorico! Il est trop tôt pour se réveiller, mais vous savez que vous êtes dans la partie rurale d’Equateur et cela est à prévoir. Après certains temps, vous se rendormirez entre les sons des poules, des coqs, et la partie occasionnelle à la maison des voisins.
7 heures du matin: L’heure pour se réveiller et s’habiller pour la reste de la journée. Je porte habituellement des vêtements des blouses, mais je n’oublie pas d’emmener des vêtements et des matériels pour tous les temps. Un des matins, je me suis réveillé par le soleil brillant, des températures élevées, et à 2 heurs de l’après midi je portais un chapeau, des moufles, et une écharpe. Le petit-déjeuner est servi autour de 07h30 et le bus partira vers 8h00 pour nous transporter à la communauté particulaire que nous servions ce jour. C’était possible d’être dans une communauté plus locale, ou dans une communauté à deux heures jusqu’à une route sinueuse. La moitié de l’aventure (et les vues incroyables) c’est le voyage (le voyage, pas le destination, ce type d’idée). Le paysage est remarquable. Mais, buvez beaucoup d’eau ! Nous sommes aux altitudes très élevés et nous pouvons nous trouver à voir des patients à 13,000 pieds de temps en temps.
9-10 heures du matin: On y va ! Les patients commencent à aligner sur le site et les bénévoles qui font « l’admission » commencent à être vraiment occupé. Les patients se font enregistrer, puis procéder à des signes vitaux, puis sur le fournisseur de soins médicaux. Nous voyons des maladies différentes allant entre une infection de l’oreille, à la maladie inflammatoire pelvienne compliqué, à la pneumonie, aux préoccupations dermatologiques, etc. Nous offrons un traitement antiparasite à tous les enfants de l’école. Aussi, le dentiste commence son travail, effectuant des extractions et des pansements dentaires. Pour les 4 heures suivantesnous étions tellement occupésà donner de l’aide aux patients qui avaient besoin de soins médicaux, des soins dentaires, et des tests de vision. Comme une professionnelle de la sante, j’aime voir la variété des plaintes que viennent par la porte. Mais ce n’est pas seulement ça, j’aime entendre des histoireset vraiment à l’écoute de ces patients avec compassion et admiration. Un touche simple, un câlin et des mots de compréhension peuvent faire une énorme différence, je crois, dans les vies de nos patients.
13 heures: La clinique se termine généralement souvent à cette heure. Nous emballons nos matériaux, nous nettoyons, et nous réorganisons l’espace comme elle était avant que nous soyons venu avec notre clinique. Une chose qui m’étonne quand je travail avec ce groupe est la capacité pour les gens de tous les horizons de la vie, des âges différents, et des milieux différents de se réunir et de pouvoir créer une clinique qui fonctionne et qui est productive. Nous commençons le voyage ne sachant pas les habitudes de travail des autres personnes, ni les personnalités, ni les milieux etc. Mais nous sommes capable de compléter cette clinique, et pas seulement la compléter, mais de le faire de manière collaborative.
15-18 heures: Maintenant, c’est l’heure pour un petit peu de reste. C’est l’heure de trouver les aventures qu’on peut trouver en belle Equateur. La journée pourrait nous emmener à une chute d’eau, un cours de cuisine, une visite à un guérisseur chamanique, ou une ville dynamique pour faire du shopping.
18-19 heures: Le Dîner. Tel est le meilleur.La nourriture a été délicieuse. Nous voyageons souvent à Otavalo et nous mangeons le dîner aux restaurants différents. Les autres soirs, nous nous asseyons près du feu. J’ai suggéré que nous obtenons Churasco – des steaks avec des œufs tournés au dessus, et qui peut dire non à llapingachos (des gâteaux fait avec des pommes de terres), je vous dis, c’est délicieux ! Puis nous nous retirons de notre hacienda confortable, normalement en parlant autour d’un feu, puis nous allons au lit pour commencer le prochain jour.
Je ne peux pas expliquer l’amour et l’amitié que je me sens quand je suis ici dans ce beau pays. J’aime explorer des nouvelles aventures et de rencontrer des nouvelles personnes locales à chaque fois que je reviens. Il est devenu une 2ème maison pour moi. Je suis impatient de revenir chaque année !
I am Maria Esther Manrrique Chuma, assistant nurse at the Gualsaqui Health Center. It is great to have the help of The Tandana Foundation, an organization that has offered excellent support for our public health work in the communities served by the Center. In addition, we have seen the profound respect The Tandana Foundation has for the cultural beliefs that the communities maintain. The community members have shown their appreciation by offering and sharing local foods when the volunteer medical teams and center staff arrive to offer health care.
The Tandana Foundation has offered its help in the following ways:
Assisting in providing primary care for patients in the communities of Cambugan, Urkusiki, Muenala, Achupallas, Wayrapunku, Cutambi, Wachinquero, by volunteer doctors with different medical specialties.
Donation of medications and other supplies for patients from those communities.
Using portable dental equipment that allows for efficient and effective dental care in the communities and loaning this equipment to the Center.
Providing materials for workshops for our “Second Youth” elder group.
Providing economic support for the “Second Youth” group to go on outings as a therapeutic activity to improve their health.
Providing Tandana volunteers who assist with work at the center and learn how to provide care to people in the remote communities.
Providing Tandana volunteers to follow up with patients who need specialized care.
These activities have allowed the Foundation to gain the confidence and participation of the communities in our area. The communities and their leaders approve of these actions. This is evident by their massive participation in the health care days that The Tandana Foundation organizes with the center, as well as by the fact that they share their food with the visiting teams.
Among the positive impacts that we can see in the communities are:
The community leaders and members take advantage of the opportunity to use the health care offered by the Foundation and the center.
There is a positive response when patients follow the treatments recommended by Tandana doctors and use the medications provided by Tandana.
People in the communities often ask when the Foundation will return to offer care in their communities.
The supplies donated by the Foundation allow for efficient and effective care for the patients.
For all of these reasons, it is important to support these initiatives and to help the Foundation meet its goals. I think it is necessary to help people be happy by seeing to and alleviating their pains.
Sincerely,
Maria Esther Manrrique Chuma
Lettre d’appui
30 mai 2014, Gualsaqui
Je suis Maria Esther Manrrique Chuma, une infirmiere adjointe au Centre de Santé Gualsaqui. Il est bon d’avoir l’aide de la Fondation Tandana, une organisation qui a offert un excellent soutien pour notre travail de santé publique dans les communautés desservies par le Centre. En outre, nous avons vu le profond respect de la Fondation Tandana a des croyances culturelles que les communautés entretiennent. Les membres de la communauté ont montré leur appréciation en offrant et en partageant des aliments locaux lorsque les équipes médicales bénévoles et le personnel du centre arrivent à offrir des soins de santé.
La Fondation Tandana a offert son aide selon les modalités suivantes:
Aider à fournir des soins de santé primaires pour les patients dans les communautés de Cambugan, Urkusiki, Muenala, Achupallas, Wayrapunku, Cutambi, Wachinquero, par des médecins volontaires de différentes spécialités médicales.
Don de médicaments et d’autres fournitures pour les patients de ces communautés.
Utilisation du matériel dentaire portatif qui permet d’effectuer les soins dentaires efficiente et efficace dans les villages et prêter cet équipement au Centre.
Fournir du matériel pour les ateliers pour notre groupe de personnes âgées “une seconde jeunesse”.
Fournir un soutien économique pour le groupe “une seconde jeunesse” à des sorties comme une activité thérapeutique pour améliorer leur santé.
Fournir des bénévoles qui aident au travail au centre et apprennent à fournir des soins à des personnes dans les collectivités éloignées.
Fournir des bénévoles Tandana qui realisent le suivi des patients qui ont besoin de soins spécialisés.
Ces activités ont permis à la Fondation de gagner la confiance et la participation des communautés dans notre région. Les communautés et leurs dirigeants approuvent ces actions. Cela est évident par leur participation massive dans les jours de soins de santé que la Fondation Tandana organise avec le centre, ainsi que par le fait qu’ils partagent leur nourriture avec les equipes qui visitent.
Parmi les impacts positifs que nous pouvons voir dans les communautés sont les suivants:
Les dirigeants de la communauté et les membres profitent de la possibilité d’utiliser les soins de santé offerts par la Fondation et du centre.
Il ya une réponse positive lorsque les patients suivent les traitements recommandés par les médecins Tandana et utilisent les médicaments fournis par Tandana.
Les gens dans les communautés demandent souvent quand la Fondation sera de retour pour offrir des soins dans leurs communautés.
Les fournitures offertes par la Fondation permettent des soins efficients et efficaces pour les patients.
Pour toutes ces raisons, il est important de soutenir ces initiatives et à aider la Fondation à atteindre ses objectifs. Je pense qu’il est nécessaire d’aider les gens à être heureux en voyant à soulager leurs douleurs.
After a 9 a.m. breakfast at our lovely hotel, Posada de Quinde, we gathered in the courtyard– nestled in among the mountains– and got our orientation and met one another. We heard the job description for available positions. After lunch and a quick Spanish lesson, we all chose our positions and were briefed on our responsibilities.
Tuesday morning we met at breakfast bright eyed and eager to begin. We loaded the bus and headed up (and I do mean up) to Padre Chupa. We were enchanted by the children at the school. They were very friendly even though the bus ran over their soccer ball. We seemed to follow directions satisfactorily and soon the clinic was up and running. The doctors and dentist saw many patients. All of the children were evaluated then given a lesson on dental care. They were very proud of their new toothbrushes and toothpaste.
All of the clinic days were very similar, but each one had its own unique moments. When I first began to help out with vitals, I seemed to be amusing everyone when I thought I was calling a patient’s name but was actually shouting the name of their village.
The doctors were kept very busy dealing with a variety of illnesses and ages. The dentist also had a constant stream. In the vision screening station, some were given referrals to the eye doctor but many left with a new pair of reading glasses. One older lady could thread every size of needle–the vision test used here–but she wanted glasses anyway “just for sleeping.”
Our welcomes were always warm, at one stop I felt like a politician getting off the bus because every child greeted us with a handshake. As we set up the clinic, they welcomed us with a shim him himong. Although our language skills were questionable at best, we were always greeted warmly and thanked profusely by each person we met.
On Friday, we had a harrowing trek up to Muenala. At one point, we measured our altitude at 11,400 feet. The road was very narrow and had had some severe water damage, A video camera in the front of the bus would have captured an amusing scene as we leaned toward one side or the other, or applied imaginary brakes to help our very competent driver. The trip was well worth it; the clouds had lifted and the views were incredible. The villagers were as delightful as ever.
By Saturday morning, we were all feeling somewhat competent as we arrived at the village of Agualongo. Our clinic was soon set up, and we enjoyed another successful visit. We also viewed a few earlier Tandana projects: lights on the soccer field and new roof on the community center.
We arrived back at our hotel for a lovely lunch, and then most of us hit the market for the Saturday sales. Not to say I am a shopaholic, but I have done my part to stimulate the economy.
We are returning home with wonderful memories, many new friends, and admiration and appreciation for the work of Tandana.
Tandana Brigada Medica, del 24 a 29 de marzo
Por Barbara Schenck
Después de un desayuno a las 9 a.m. en nuestro hotel encantador, Posada de Quinde, nos reunimos en el patio–ubicado en medio de las montañas– y nos dieron nuestra orientación y nos conocimos los unos a los otros. Hemos escuchado la descripción de los puestos disponibles. Después del almuerzo y una rápida lección de español, todos elegimos nuestras posiciones y fueron informados sobre nuestras responsabilidades.
Martes por lhim and him anda mañana nos reunimos en el desayuno con los ojos brillantes y con ganas de empezar. Cargamos el autobús y nos dirigimos hacia arriba (y quiero decir hacia arriba) a Padre Chupa. Nos quedamos encantados con los niños en la escuela. Fueron muy amables a pesar de que el autobús pasó por encima de su pelota de fútbol. Parecia que logramos seguir las instrucciones de manera satisfactoria y pronto la clínica estaba en marcha he. Los médicos y el dentista vieron muchos pacientes. Todos los niños fueron evaluados y luego recibieron una lección sobre el cuidado dental. Estaban muy orgullosos de sus nuevos cepillos de dientes y pasta dental.
Todos los días de la clínica fueron muy similares, pero cada uno tiene sus propios momentos únicos. Cuando comencé a ayudar con signos vitales, parecía que hize reir a todo el mundo cuando yo pensaba que estaba llamando al nombre de un paciente, pero en realidad estaba gritando el nombre de su comunidad.
Los médicos estaban muy ocupados con una variedad de enfermedades y edades. El dentista también tenía un flujo constante. En la estación de examen de la vista, algunos se les dio referencias al oculista, pero muchos se fueron con un nuevo par de lentes de lectura. Una señora mayor podría enhebrar todos los tamaños de la aguja, el examen de la vista utilizada aquí, pero ella quería lentes ningún modo ” sólo para dormir.”
Nuestros bienvenidas eran siempre cálidas, en una comunidad me sentí como un político, cuando bajaba del autobús porque cada niño nos saludó con un apretón de manos. Mientras organizabamos la clínica, nos dieron la bienvenida con una canción. Aunque nuestros conocimientos del idioma eran cuestionables en el mejor, siempre nos dieron una cálida bienvenida y nos agradecio profusamente cada persona que conocimos.
El viernes, tuvimos un viaje angustioso hasta Muenala. En un momento medimos nuestra altitud a 11,400 pies sobre el nivel del mar. El camino era muy estrecho y había tenido algo de daño grave por agua. Una cámara de vídeo en la parte delantera del autobús hubiera capturado una escena divertida, ya que se inclinó hacia un lado o el otro, o se aplican los frenos imaginarios para ayudar a nuestro conductor muy competente. El viaje valio la pena; las nubes se habían levantado y las vistas eran increíbles. Los habitantes del pueblo eran tan encantadora como siempre.
El sábado por la mañana todos nos sentíamos mas competentes en llegando a la comunidad de Agualongo. Nuestra clínica pronto fue creada y disfrutamos de otra visita exitosa. También vimos algunos proyectos anteriores de la fundación Tandana: alumbrado en el estadio de fútbol y un nuevo techo en la casa comunal.
Llegamos a nuestro hotel para una excelente comida y después la mayoría de nosotros fuimos al mercado de las ventas de los sábados. No digo que soy un adicto a las compras, pero he hecho mi parte para estimular la economía.
Vamos a volver a casa con recuerdos maravillosos y muchos nuevos amigos y admiración y agradecimiento por la labor de Tandana.
Tandana Semaine de Sante, du 24 a 29 mars
par Barbara Schenck
Après un petit-déjeuner a 9 heures à notre hôtel charmant, Posada de Quinde, nous nous sommes réunis dans la cour, niché dans les montagnes et nous avons eu l’orientation et nous nous sommes connus l’un a l’autre. Nous avons entendu la description des postes disponibles. Après le déjeuner et une rapide leçon d’espagnol, nous avons tous choisi nos positions et ont été informés de nos responsabilités.
Mardi matin, nous nous sommes rencontré au petit déjeuner les yeux brillants et désireux de commencer. Nous avons chargé le bus et on s’est dirige vers le haut (et je dis bien le haut ) à Padre Chupa. Nous avons été enchantés par les enfants à l’école . Ils étaient très sympa même si le bus a couru sur leur ballon de football. Il semble que nous avons pu suivre les directions de façon satisfaisante et bientôt la clinique était en place. Les médecins et le dentiste ont vu de nombreux patients. Tous les enfants ont été évalués et alors ont recu une leçon sur les soins dentaires. Ils étaient très fiers de leurs nouvelles brosses à dents et dentifrice.
Tous les jours de la clinique étaient très similaires, mais chacun avait ses propres moments uniques. Quand j’ai commencé à aider avec les signes vitaux, il semble que j’ai amuse a tout le monde quand je pensais que je demandais le nom d’un patient, mais en fait j’ai crie le nom de leur village.
Les médecins étaient très occupé avec une variété de maladies et tous les âges. Le dentiste a également eu un flux constant. Dans la station de contrôle de la vision, certains ont reçu des références à l’ophtalmologiste, mais beaucoup sont partis avec une nouvelle paire de lunettes de lecture. Une vieille dame pourrait enfiler toutes les tailles d’ aiguille, le test de vision utilisé ici, mais elle voulait des lunettes, coute que coute, ” juste pour dormir. “
Nos accueils étaient toujours chaleureux, dans une village je me suis senti comme un politicien en descendant de l’autobus parce que chaque enfant nous a accueillis avec une poignée de main. Comme nous l’avons mis en place la clinique, ils nous ont accueillis avec une chanson. Bien que nos compétences linguistiques étaient au mieux, douteux, nous avons toujours été accueillis chaleureusement et remercié avec effusion par chaque personne que nous avons rencontré.
Le vendredi, nous avons eu un chemin extrêmement pénible à Muenala. A un moment, nous avons mesuré notre altitude à 11 400 pieds. La route était très étroite et avait eu des dégâts d’eau sévère. Une caméra vidéo à l’avant de l’autobus aurait capturé une scène amusante que nous penchions vers un côté ou l’autre, ou appliqué les freins imaginaires pour aider notre chauffeur très compétent. Le voyage en valait la peine; les nuages avaient levé et la vue était incroyable. Les villageois étaient aussi charmants que jamais.
Le samedi matin, nous nous sentions tous un peu compétent et nous sommes arrivés au village de Agualongo. Notre clinique a été rapidement mis en place et nous avons apprécié une autre visite réussie. Nous avons aussi regardé quelques projets antérieurs de Tandana: l’éclairage sur le terrain de football et le nouveau toit sur le centre de la communauté.
Nous sommes rentrés à notre hôtel pour un délicieux déjeuner puis plupart d’entre nous a frappé le marché de la vente de samedi. Pas dire que je suis un accro du shopping, mais j’ai fait ma part pour stimuler l’économie.
Nous sommes de retour à la maison avec de merveilleux souvenirs et beaucoup de nouveaux amis et d’admiration et de gratitude pour le travail de Tandana.
We just wanted to see how they did EKGs. I had seen the machine. The fabled “limb leads” that we always talked about during courses on EKG electrophysiology were not mere sticky pads with gel, but actually clamped on the limbs. There were no EKG techs, so the ED physician carefully clamped on each limb lead, then moved to attaching the suction cup precordial leads to the chest. When the machine wouldn’t turn on, we wheeled the patient to the outlet at the intake desk where the cord could reach. After the first couple seconds it was clear the patient had a left bundle branch block, a possible sign of cardiac ischemia. A few more seconds… It was clear the rhythm was also irregular. P wave, QRS, P wave, QRS, P wave, no QRS. Long pause. The patient was in Mobitz II, second degree heart block. He needed a pacemaker.
We need to call a cardiologist. It’s 4 o’clock. They’ve gone home. We need to have a transcutaneous pacer ready. We don’t have a transcutaneous pacer. Do we have atropine? We have atropine.
We placed a cardiac monitor and wheeled him into the critical care area of the emergency department. The patient was meditating, and his blood pressure was stable, signs that he did not need immediate pacing or atropine. However, persistently his heart rate would pause, pause for a long time, then start in the 30s, 40s, 50s, 60s. A sigh of relief. After several calls, it was arranged for him to transfer to Quito. Hopefully, he made it.
Ten years ago today I first set foot on Ecuadorian soil. I don’t remember the specifics of it that well. The airport, gathering our packs, the drive to the hostel, the street with signs in foreign Spanish words. My future was amorphous. As a senior in highschool, I was still trying decide where to spend the next four years of my life. I am not sure if I was still adamantly proclaiming I would not be a doctor, or if I had started to succumb to the current that would gradually pull me into the profession over the next 8 years.
My time in Ecuador, Bolivia and Peru with the Traveling School was marked by a series of highlights: the Galapagos Islands, Machu Picchu, the Cordillera Blancas, Lake Titicaca… However, the place that I remembered most was the small community of Panecillo outside
Otavalo, due mostly to the connections already established by my Traveling School teacher, Anna, and solidified by the contagious smile of Don Vicente, her host father who graciously shared his home with us for an afternoon during our time in the Otavalo area.
Over the next several years after returning from the Traveling School experience, I worked with the fledgling Tandana Foundation to raise money for a new potable water system in the Panecillo area as the previous apparatus had been broken for several years. I later returned to Ecuador during college as a volunteer in the Gualsaqui subcentro de salud with nurses, Ligia and Maria Ester, and dentist, Gloria. I spent those two and a half months helping out with patient intake, vitals, vaccination campaigns, and whatever generally needed to be done. The nurses primarily cared for the patients as there was no doctor for the majority of my time there. During my stay, I lived with the Fuerez Anrango family, a wonderful and generous family in Panecillo, who taught me, among other things, how to sew a camisa, cook quimbolitos, and milk a cow.
As a first and second year medical student I had the privilege of spending my spring break in Ecuador with the Tandana Foundation in a different capacity, as part of the biannual health brigades, providing primary care and triage services to patients in rural areas. These two experiences, though short, provided me perspective on how NGOs could interact with established local healthcare systems to improve care for rural and marginalized residents.
It was three, almost four years before I returned to Ecuador again, but on December 28th I boarded a plane with my husband, Brent, and took off toward Panecillo. My husband, two of my medical school friends and I spent time over the next 5 weeks in the Ibarra hospital, the Gualsaqui subcentro de salud and the Mojandita clinic. It was in the Ibarra hospital that we encountered the gentleman with cardiac conduction abnormalities.
As his case illustrates, Ecuador continues to struggle with adequate medical resources. It was often a struggle to obtain MRIs and have CT scans read by a radiologist. Appropriate antibiotics were often scarce. However, I also noted the significant progress that has been made in Ecuadorian healthcare over the last 7 years. When I was first at the subcentro de salud in Gualsaqui, there were two nurses, a dentist and me. Now there is a dentist, a doctor, two nurses, two nursing students, several public health workers, and a nurse midwife. Previously we had one computer with a poorly-organized excel document to keep track of patients. Now there is a computer in each exam room with a public health ministry database record of each patient.
There is no perfect system, and each has its challenges. In Ecuador, the US and across the globe there is a need for improved rural access to care. I discussed multiple times with Ecuadorian physicians their concern regarding the lack of specialist physicians. We laughed as I relayed to them the supersaturation of specialists in our healthcare system in the United States. Though Ecuador continues to have significant (though much less than in years past) parasitic disease, TB and other infectious diseases that are relatively uncommon in the US, it is seeing an increase in the chronic illness that come with development such as hypertension, diabetes, stroke, and heart attacks. While all have access to care in Ecuador, our own country struggles to provide basic services to our citizens without a visit to the emergency department.
I have been so fortunate to have the Tandana Foundation to support me on my journey in Ecuador over the years. Without the support of Anna and her staff, I would never have been able to participate in the cultural and medical exchange that has now spanned a decade. I am so thankful to all those at the Ibarra hospital, Dr. Garcia, my amazing host family, the staff at the Subcentro and the Tandana staff for putting up with us over the past 5 weeks. We all had a great experience. Thanks for the last 10 years.
Nos vemos!
Diez años con Tandana
Escrito por: Laura Nichols
Sólo queríamos ver cómo lo hicieron electrocardiogramas. Yo había visto la máquina. Los legendarios “derivaciones de los miembros” que siempre hemos hablado durante los cursos de EKG electrofisiología no eran meros parches adhesivos con gel, pero en realidad sujetan en las extremidades. No hubo técnicos de EKG, por lo que el médico de urgencias sujetan cuidadosamente en cada derivación de la extremidad, luego se trasladó a unir las derivaciones precordiales de ventosa para el pecho. Cuando la máquina no se encendía, que ruedas al paciente a la salida en el mostrador de admisión en el que éste podría alcanzar. Después de los primeros dos segundos, estaba claro que el paciente tenía un bloqueo de rama izquierda, una posible señal de isquemia cardiaca. A unos segundos más… Estaba claro que el ritmo era también irregular. Onda P, QRS, la onda P, QRS, onda P, no hay QRS. Larga pausa. El paciente se encontraba en Mobitz II, segundo bloque de corazón de grado. Él necesitaba un marcapasos.
Tenemos que llamar a un cardiólogo. Son las 4 de la tarde. Se han ido a casa. Necesitamos tener un marcapasos transcutáneo listo. No tenemos un marcapasos transcutáneo. ¿Tenemos la atropina? Tenemos atropina.
Hemos colocado un monitor cardíaco y lo llevaron al área de cuidados críticos del servicio de urgencias. El paciente estaba meditando, y su presión arterial se mantuvo estable, señales de que él no necesitaba estimulación inmediata o atropina. Sin embargo , la persistencia de su ritmo cardíaco se detenía, hacer una pausa por un largo tiempo, a continuación, iniciar en los años 30, 40, 50, 60. Un suspiro de alivio. Después de varias llamadas, se dispuso para él para transferir a Quito. Con suerte, él lo hizo.
Hace diez años hoy por primera vez puse un pie en suelo ecuatoriano. No recuerdo los detalles de la misma que así. El aeropuerto, la recopilación de nuestros paquetes, la unidad para el albergue, la calle con signos de palabras en español extranjeros. Mi futuro era amorfo. En su último año en la secundaria, yo todavía estaba tratando de decidir dónde pasar los próximos cuatro años de mi vida. No estoy seguro de si yo estaba todavía firmemente proclamando que no sería un médico, o si yo había empezado a sucumbir a la corriente que me iba a tirar poco a poco en la profesión en los próximos 8 años.
Mi tiempo en Ecuador, Bolivia y Perú con la escuela itinerante estuvo marcado por una serie de puntos destacados: las Islas Galápagos, Machu Picchu, la Cordillera Blancas, Lago Titicaca… Sin embargo, el lugar que yo recordaba más que nada fue la pequeña comunidad de El Panecillo fuera Otavalo, debido sobre todo a las conexiones ya establecidas por mi profesor de escuela itinerante, Anna, y solidificadas por la sonrisa contagiosa de don Vicente, su padre de acogida que amablemente compartió su casa con nosotros para una tarde durante nuestra estancia en la zona de Otavalo.
En los próximos años después de su regreso de la experiencia Traveling School, he trabajado con la Fundación incipiente Tandana para recaudar dinero para un nuevo sistema de agua potable en la zona Panecillo como el aparato anterior se había roto durante varios años. Después regresé a Ecuador durante la universidad como voluntario en el Gualsaqui Subcentro de Salud con las enfermeras, Ligia y María Ester, y el dentista, Gloria. Pasé los dos meses y medio ayudando con la ingesta de los pacientes, los signos vitales, las campañas de vacunación, y cualquier cosa en general que había que hacer. Las enfermeras se preocupaban sobre todo para los pacientes ya que no había ningún médico para la mayoría de mi tiempo allí. Durante mi estancia, he vivido con la familia Fuerez Anrango, una maravillosa y generosa familia en Panecillo, que me ha enseñado, entre otras cosas, cómo coser una camisa, cocinar quimbolitos y ordeñar una vaca.
Como estudiante de medicina primero y segundo año tuve el privilegio de pasar mis vacaciones de primavera en el Ecuador con la Fundación Tandaña en una capacidad diferente, como parte de las brigadas de salud cada dos años, la prestación de atención primaria y los servicios de triage a los pacientes en las zonas rurales. Estas dos experiencias, aunque corta, me proporcionaron perspectiva sobre cómo las ONG podrían interactuar con los sistemas de salud locales establecidos para mejorar la atención a los residentes rurales y marginadas.
Eran las tres, casi cuatro años antes de regresar a Ecuador de nuevo, pero el 28 de diciembre que se subió a un avión con mi marido, Brent, y se fue hacia el Panecillo. Mi marido, dos de mis amigos de la escuela médica y yo pasamos el tiempo en los próximos 5 semanas en el hospital Ibarra, el Gualsaqui Subcentro de Salud y la clínica Mojandita. Fue en el hospital de Ibarra que nos encontramos al caballero con alteraciones de la conducción cardíaca .
A medida que su caso ilustra, Ecuador continúa luchando con los recursos médicos adecuados. A menudo era una lucha para obtener imágenes de resonancia magnética y tomografías computarizadas han leído por un radiólogo. Los antibióticos apropiados eran a menudo escasos. Sin embargo, también me di cuenta de los importantes progresos que se han realizado en la asistencia sanitaria de Ecuador durante los últimos 7 años. Cuando estuve por primera vez en el Subcentro de salud en Gualsaqui, había dos enfermeras, un dentista y yo. Ahora hay un dentista, un médico, dos enfermeras, dos estudiantes de enfermería, varios trabajadores de la salud pública, y una enfermera partera. Antes teníamos un ordenador con un documento excel mal organizada – para realizar un seguimiento de los pacientes. Ahora hay un ordenador en cada sala de examen con un registro de base de datos del ministerio de salud pública de cada paciente.
No hay un sistema perfecto, y cada uno tiene sus desafíos. En Ecuador, los EE.UU. y en todo el mundo hay una necesidad de mejorar el acceso rural a la atención. Hablé varias veces con médicos ecuatorianos su preocupación por la falta de médicos especialistas. Nos reímos como yo transmití a ellos la sobresaturación de especialistas en nuestro sistema de salud en Estados Unidos. Aunque Ecuador sigue teniendo graves problemas (aunque mucho menos que en años anteriores) enfermedad parasitaria, la tuberculosis y otras enfermedades infecciosas que son relativamente poco común en los EE.UU., se está viendo un aumento en la enfermedad crónica que vienen con el desarrollo, como la hipertensión, la diabetes, accidente cerebrovascular y ataques cardíacos. Mientras que todos tengan acceso a la atención en Ecuador, nuestro país se esfuerza por proporcionar servicios básicos a los ciudadanos sin una visita a la sala de urgencias.
He sido muy afortunado de tener la Fundación Tandaña para apoyarme en mi viaje en el Ecuador en los últimos años. Sin el apoyo de Anna y su personal, yo nunca habría sido capaz de participar en el intercambio cultural y médica que ya ha durado una década. Estoy muy agradecido a todos los que están en el hospital Ibarra, el Dr. García, mi familia increíble, el personal del Subcentro y el personal Tandana por aguantar con nosotros durante las últimas 5 semanas. Todos tuvimos una gran experiencia. Gracias por los últimos 10 años.
Nos vemos!
Dix ans avec Tandana
Rédigé par: Laura Nichols
Nous voulions juste pour voir comment ils ont fait des électrocardiogrammes. J’avais vu la machine. Les légendaires “dérivations périphériques” que nous avons toujours parlé pendant les cours sur ECG électrophysiologie n’étaient pas de simples notes autocollantes avec gel, mais en fait serrés sur les membres. Il n’y avait pas de techniciens ECG, de sorte que le médecin de ED soigneusement serrées sur chaque fil de membre, puis déplacé à fixer les ventouses précordiales à la poitrine. Lorsque la machine ne s’allume pas, nous ROUES le patient à la sortie au bureau d’admission où le cordon pourrait atteindre. Après les deux premières secondes, il était clair que le patient avait un bloc de branche gauche, un signe possible de l’ischémie cardiaque. A quelques secondes de plus… Il était clair que le rythme était aussi irrégulier. Onde P, QRS, l’onde P, QRS, l’onde P, aucun QRS. Longue pause. Le patient était en Mobitz, deuxième bloc de coeur de degré. Il avait besoin d’un stimulateur cardiaque.
Nous avons besoin de faire appel à un cardiologue. C’est 04 heures. Ils ont disparu maison. Nous avons besoin d’un stimulateur transcutané prêt. Nous n’avons pas un stimulateur transcutané. Avons-nous l’atropine? Nous avons l’atropine.
Nous avons placé un moniteur cardiaque et lui roues dans la zone de soins intensifs du service des urgences. Le patient était en méditation, et sa pression artérielle était stable, signe qu’il n’avait pas besoin de stimulation immédiate ou atropine. Toutefois, la persistance son rythme cardiaque serait une pause, unpause pendant un long moment, puis commencer dans les années 30, 40, 50, 60. Un soupir de soulagement. Après plusieurs appels, il a été arrangé pour lui de transférer à Quito. Heureusement, il l’a fait.
Il ya dix ans aujourd’hui j’ai mis le pied sur le sol équatorien. Je ne me souviens pas les détails de ce bien. L’aéroport, la collecte de nos packs, la voiture de l’ auberge, la rue avec des signes de mots espagnols étrangers. Mon avenir était amorphe. En tant qu’aîné au lycée, j’étais encore en train de décider où passer les quatre prochaines années de ma vie. Je ne sais pas si je suis encore en proclamant catégoriquement que je ne serais pas un médecin, ou si j’avais commencé à succomber au courant cela me tirer progressivement dans la profession au cours des 8 prochaines années.
Mon séjour en Équateur, en Bolivie et au Pérou avec l’ école itinérante a été marquée par une série de points forts: les îles Galapagos, Machu Picchu, la Cordillère Blancas, le lac Titicaca… Cependant, l’endroit que je me suis souvenu le plus, c’était la petite communauté de Panecillo à l’extérieur Otavalo, principalement en raison des connexions déjà établies par mon professeur de l’école itinérante, Anna, et solidifiés par le sourire contagieux de Don Vicente, son père d’accueil qui ont gracieusement partagé sa maison avec nous pour un après-midi au cours de notre temps dans la région de Otavalo.
Au cours des prochaines années après le retour de l’expérience de l’école itinérante, j’ai travaillé avec la Fondation naissante Tandana à amasser des fonds pour un nouveau système d’eau potable dans la région de Panecillo que l’appareil précédent avait été rompu depuis plusieurs années. Je suis retourné plus tard à l’Equateur pendant les études collégiales en tant que bénévole dans le Gualsaqui subcentro de salud avec les infirmières, Ligia et Maria Ester, et le dentiste, Gloria. J’ai passé ces deux mois et demi aider avec admission des patients, les signes vitaux, les campagnes de vaccination, et quelle que soit généralement nécessaire à faire. Les infirmières se préoccupaient bien pour les patients car il n’y avait pas de médecin pour la majorité de mon temps. Pendant mon séjour, j’ai vécu avec la famille Fuerez Anrango, une famille merveilleuse et généreuse dans Panecillo, qui m’a appris, entre autres choses, comment couper une chemise, cuir zarumeño, et traire une vache.
Comme un étudiant en médecine de première et deuxième année, j’ai eu le privilège de passer ma semaine de relâche en Equateur avec la Fondation Tandana à un autre titre, dans le cadre des brigades de santé tous les deux ans, la prestation de soins primaires et les services de triage des patients dans les zones rurales. Ces deux expériences, bien que court, m’a fourni perspective sur la façon dont les ONG pourraient interagir avec les systèmes établis de santé locaux pour améliorer les soins aux résidents des régions rurales et marginalisées.
Il était trois, presque quatre ans avant de revenir à l’Equateur de nouveau, mais le 28 Décembre, je pris l’avion avec mon mari, Brent, et a décollé vers Panecillo. Mon mari, deux de mes amis de l’école de médecine et j’ai passé du temps au cours des 5 prochaines semaines à l’hôpital Ibarra, le Gualsaqui subcentro de salud et la clinique Mojandita. Il était à l’hôpital Ibarra que nous avons rencontré le monsieur à des anomalies de la conduction cardiaque.
Comme son cas illustre, Équateur continue à lutter avec les ressources médicales adéquates. Il est souvent une lutte pour obtenir l’IRM et la tomodensitométrie ont lieu par un radiologist. Antibiotiques appropriés sont souvent rares. Cependant, j’ai également noté les progrès importants qui ont été réalisés dans les soins de santé équatorien au cours des 7 dernières années. Lorsque je suis arrivé à la subcentro de salud en Gualsaqui, il y avait deux infirmières, un dentiste et moi. Maintenant, il ya un dentiste, un médecin, deux infirmières, deux étudiants en soins infirmiers, plusieurs travailleurs de la santé publique, et une sage-femme. Auparavant, nous avions un ordinateur avec un document Excel mal organisé pour suivre les patients. Maintenant, il ya un ordinateur dans chaque salle d’examen avec un dossier de chaque patient de la base de données du ministère de la santé publique.
Il n’y a pas de système parfait, et chacun a ses défis. En Équateur, les États-Unis et dans le monde, il est nécessaire d’améliorer l’accès aux soins en milieu rural. J’ai discuté plusieurs fois avec des médecins équatoriens leur préoccupation concernant le manque de médecins spécialistes. Nous avons ri comme je relayé à veux la sursaturation de spécialistes dans notre système de soins de santé aux États-Unis. Bien que l’Équateur continue d’avoir significative (quoique beaucoup moins que les années passées) maladie parasitaire, la tuberculose et autres maladies infectieuses qui sont relativement rares dans les États-Unis, il est de voir une augmentation de la maladie chronique qui viennent avec le développement tels que l’hypertension, le diabète, AVC et les crises cardiaques. Bien que tous aient accès aux soins en Equateur, notre pays a du mal à fournir des services de base aux citoyens sans une visite à l’urgence.
J’ai eu la chance d’avoir la Fondation Tandana pour me soutenir sur mon voyage en Equateur au cours des années. Sans le soutien d’Anna et son équipe, je n’aurais jamais été en mesure de participer à l’échange culturel et médical qui a duré une décennie maintenant. Je suis tellement reconnaissante à tous ceux à l’hôpital Ibarra, le Dr Garcia, ma famille d’accueil incroyable, le personnel de la Subcentro et le personnel Tandana pour mettre en place avec nous au cours des 5 dernières semaines. Nous avons tous passé un excellent séjour. Merci pour les 10 dernières années.
When I’m not with my host family or in Spanish class, the majority of my time during the week is spent as a public health volunteer through the Tandana Foundation*. This foundation coordinates a variety of local service projects, hosts groups of American volunteers, and also provides scholarships to rural Ecuadorian students to continue their education past the primary level. In the public health sector, their mission is to improve rural community members’ access to basic health care. Although this care is provided at no cost by the government, there remain many unmet needs in the system. Having been sick here myself quite a few times, it is apparent to me that patients do not get the privacy or attention they deserve. Everyone could listen in and witness my appointment, and the doctor simply prescribed me pain medicine, which did not treat the underlying issue. Tandana seeks to fill in these gaps; they support local health professionals with added supplies, set up free one-day clinics in the most rural of communities with groups of doctors serving as medical brigades, and follow up with patients regarding treatment and health improvement.
My official position with Tandana is a Coordinador de Actividades de Salud (sounds fancier than it is). As the title would suggest, depending on the week, I coordinate different activities surrounding public health. When the group of American doctors came for our first medical brigade (the next one is in March), I took vitals for incoming patients. I learned not only how to take blood pressure and pulse, but also witnessed how necessary these rural clinics were. Since there is little transportation to these communities, the patients would need to walk hours just to schedule an appointment, often for a different day. Here the mission of Tandana became clear, as each patient that came through intake was full of not just gratitude, but trust in the organization. As part of the medical brigades, Tandana also conducts patient follow-up, as many patients are referred to specialists for advanced care. My current project is to help children referred by our clinics to the ophthalmologist receive the necessary further treatment, which will be provided by a foundation called Vista Para Todos.
Another project of mine is to find an ENT doctor, also known as an otorrinolaringologo, in the area, and then set up volunteer positions for a group of doctors coming in January. While this may sound easy, I can’t just do a quick Google search or call a phone number, as neither of those will get me any information. Though there isn’t one in Otavalo, when I asked my Spanish teacher if she knew of a doctor for orejas, nariz y garganta, she responded that she thought there was one at the Clinica Metropolitana, and from there I started my search. After giving my spiel about the qualifications of our volunteers, I was informed that they did not need anyone, but that I should try at the hospital. The following week I headed over to the large Hospital San Vicente de Paul, where after a series of secretaries and explanations in mediocre Spanish, I landed at the desk of the director. She first asked for my documentation (I am foreign and 18, I had nothing) and then informed me that in their hospital they also did not need volunteers, despite the crowded rooms and seemingly constant flow of patients. After talking about the values of a volunteer experience, discussing the excellence of our volunteers (despite having never met them) and basically pleading with the director, she said that she would discuss the opportunity with the ENT doctor and get back to me next week. Though I will be talking further with the hospital, I definitely considered this a small victory.
Through Tandana, I have access to the schools in the communities outside of Otavalo. Here we give charlas, or health talks, to promote well being. The first one I ever gave was on the importance of handwashing and the proper technique. I explained to a class of 5 year olds that they had millions of microbes on their hands; I think that blew some minds, and in retrospect probably should have started off with the activity. The activity consisted of using glitter to express germs and having them wash their hands until they got it all off, demonstrating the time and force needed to actually clean one’s hands. I think they got the point, and despite a dog and chicken walking in the classroom, the kids were mostly on task and focused. My next charla was given to a 6th grade class at the Gualsaqui School. While speaking to the crowded 47-kid class about being nice to one another, they were passing notes and a small fight even broke out. I hope that the kids got something out of it, but maybe it would be better to give this talk to younger kids in order to stop this behavior in the future. It also made me appreciate the smaller classes and caring teachers I had access to during my school experience. My most recent talk was about proper teeth brushing. This was never really taught to kids since they don’t really go to the dentist frequently. With delicious 10c ice cream available outside the school, it is no wonder to me that many have to get teeth pulled before they are 18.
That particular line of work has given me quite a few fun stories, whether I am being chased by a bull through the mountains in a rainstorm for crossing through a farm, or taking vitals of a 90 year old indigenous woman speaking to me only in kichwa. All of this contributes to me having a rather hectic schedule, but it keeps things interesting. Believe it or not, even with all of this going on, I find 3 days a week to work at a Subcentro! Subcentro is a medical clinic that is run by the government. When deciding where to spend the rest of my time volunteering I knew I was really enjoying my work through the Tandana Foundation and I knew that I wanted to find another aspect of public health to explore.
Cuando no estoy con mi familia de acogida o en la clase de español, la mayoría de mi tiempo durante la semana se gasta como voluntaria de la salud pública a través de la Fundación Tandana *. Esta fundación coordina una variedad de proyectos de servicio locales, acoge grupos de voluntarios estadounidenses, y también proporciona becas a estudiantes de zonas rurales de Ecuador para continuar su educación más allá del nivel primario. En el sector de la salud pública, su misión es mejorar el acceso miembros de la comunidad rural a la atención básica de salud. Aunque este tipo de atención se ofrece sin costo por el gobierno, sigue habiendo muchas necesidades no satisfechas en el sistema. Después de haber estado enfermo aquí mismo unas cuantas veces, es evidente para mí que los pacientes no reciben la privacidad o la atención que merecen. Todo el mundo puede escuchar y ser testigo de mi nombramiento, y el médico sólo me recetó medicamentos para el dolor, que no tratar el problema subyacente. Tandaña busca llenar estos vacíos, sino que soportan los profesionales de salud locales con suministros agregados, establecer clínicas gratuitas de un día en la más rural de las comunidades con grupos de médicos que actúa como brigadas médicas, y el seguimiento con los pacientes con respecto al tratamiento y la mejora de la salud.
Mi posición oficial con Tandana es un Coordinador de Actividades de Salud (suena más elegante de lo que es). Como el título sugiere, en función de la semana, coordinó diferentes actividades en torno a la salud pública. Cuando el grupo de médicos estadounidenses llegó para nuestra primera brigada médica (la próxima es en marzo), tomé los signos vitales de los pacientes que llegan. Aprendí no sólo cómo tomar la presión arterial y el pulso, sino también testigo de cuán necesario estas clínicas rurales eran. Puesto que hay poco transporte a estas comunidades, los pacientes tendrían que caminar horas sólo para hacer una cita, a menudo para un día diferente. Aquí la misión de Tandana hizo evidente, ya que cada paciente que vino a través de la ingesta estaba lleno no sólo de gratitud, pero la confianza en la organización. Como parte de las brigadas médicas, Tandana también lleva a cabo el seguimiento del paciente, ya que muchos pacientes son referidos a especialistas para el cuidado avanzado. Mi proyecto actual es la de ayudar a los niños referidos por nuestras clínicas al oftalmólogo reciben el tratamiento adicional es necesario, que será proporcionada por una fundación llamada Vista Para Todos.
Otro proyecto de la mina es encontrar un otorrinolaringólogo, también conocido como un Otorrinolaringologo, en la zona, y luego configurar los puestos de voluntarios de un grupo de médicos que vienen en enero. Si bien esto puede parecer fácil, no sólo puedo hacer una rápida búsqueda en Google o llamar a un número de teléfono, ya que ninguno de los que me va a obtener cualquier información. Aunque no hay una en Otavalo, cuando le pregunté a mi profesor de español si sabía de un médico para orejas, nariz y garganta, ella respondió que ella creía que había una en el Hospital Clínica Metropolitana, ya partir de ahí empecé mi búsqueda. Después de dar mi perorata sobre las calificaciones de nuestros voluntarios, se me informó que no necesitaban a nadie, pero que debo tratar en el hospital. A la semana siguiente me dirigí al gran Hospital San Vicente de Paul, donde después de una serie de secretarios y explicaciones en español mediocre, aterricé en el escritorio del director. Ella primero me pidió mi documentación (soy extranjero y 18 años, que no tenía nada) y luego me informó que en su hospital también no necesitan voluntarios , a pesar de las salas llenas de gente y flujo aparentemente constante de los pacientes. Después de hablar de los valores de una experiencia de voluntariado, discutiendo la excelencia de nuestros voluntarios (a pesar de tener nunca los conoció) y, básicamente, suplicando al director, me dijo que iba a hablar de la oportunidad con el médico ORL y volver a mí la próxima semana. Aunque voy a hablar más con el hospital, que sin duda consideraba esto una pequeña victoria .
A través Tandana, tengo acceso a las escuelas de las comunidades fuera de Otavalo. Aquí le damos charlas, o charlas de salud, para promover el bienestar. El primero que he di fue en la importancia del lavado de manos y la técnica adecuada. Le expliqué a una clase de niños de 5 años que tenían millones de microbios en las manos, creo que hizo volar algunas mentes, y en retrospectiva, probablemente debería haber comenzado con la actividad. La actividad consistió en el uso de purpurina para expresar los gérmenes y que ellos se lavan las manos hasta que llegaron por si fuera poco, lo que demuestra el tiempo y la fuerza necesaria a las manos del uno realmente limpio. Creo que tienen el punto , ya pesar de un perro y el pollo a pie en el aula, los niños estaban en su mayoría en la tarea y concentrado. Mi siguiente charla fue dada a una clase de sexto grado en la Escuela Gualsaqui. Al hablar a la concurrida clase 47 para los chicos de ser amables unos con otros, que estaban pasando notas y una pequeña pelea, incluso estallaron. Espero que los niños nos dieron algo de él, pero tal vez sería mejor dar esta charla a los niños más pequeños con el fin de detener este comportamiento en el futuro. También me hizo apreciar las clases más pequeñas y maestros dedicados que he tenido acceso durante mi experiencia en la escuela. Mi más reciente charla fue sobre el cepillado de dientes correcto. Esto nunca fue enseñada a los niños, ya que en realidad no van al dentista con frecuencia. Con deliciosos helados 10c disponibles fuera de la escuela, no es de extrañar a mí que muchos tienen que conseguir los dientes extraídos antes de los 18.
Esa línea de trabajo en particular me ha dado un buen número de historias divertidas, si estoy siendo perseguido por un toro a través de las montañas en una tormenta para el cruce a través de una granja, o tomar los signos vitales de una mujer indígena de 90 años que me hablaba sólo en kichwa. Todo esto contribuye a que yo tenga un horario bastante agitado, pero mantiene las cosas interesantes. Lo creas o no , incluso con todo esto sucede, encuentro 3 días a la semana para trabajar en un Subcentro! Subcentro es una clínica médica que está dirigido por el gobierno. Al decidir dónde pasar el resto de mi tiempo como voluntario sabía que estaba disfrutando mucho de mi trabajo a través de la Fundación Tandaña y sabía que yo quería encontrar otro aspecto de la salud pública para explorar.
Quand je ne suis pas avec ma famille d’accueil ou en classe d’espagnol, la majorité de mon temps au cours de la semaine est consacrée en tant que bénévole de la santé publique par la Fondation Tandana *. Cette fondation coordonne une variété de projets de services locaux, accueille des groupes de volontaires américains, et offre des bourses à des étudiants équatoriens rurales à continuer au-delà du niveau primaire leur éducation aussi . Dans le secteur de la santé publique, leur mission est d’améliorer l’accès aux soins de santé de base des membres de la communauté rurale de. Bien que cette prise en charge est fournie sans frais par le gouvernement, il reste de nombreux besoins non satisfaits dans le système. Après avoir été malade moi-même ici à quelques reprises, il est évident pour moi que les patients ne reçoivent pas la vie privée ou de l’attention qu’ils méritent. Tout le monde peut écouter et assister à mon rendez-vous, et le médecin m’a prescrit simplement la médecine de la douleur, qui ne traite pas le problème sous-jacent. Tandana vise à combler ces lacunes; ils soutiennent les professionnels de la santé locaux avec des fournitures supplémentaires, mis en place des cliniques gratuites d’une journée dans la plus rurale des communautés avec des groupes de médecins siégeant en tant brigades médicales, et le suivi des patients en matière de traitement et l’amélioration de la santé.
Ma position officielle avec Tandana est un Coordinador de Actividades de Salud (sons fantaisistes que c’est). Comme le titre le suggère, selon la semaine, je coordonne différentes activités entourant la santé publique. Lorsque le groupe de médecins américains est venu pour notre première brigade médicale (la prochaine est en Mars), j’ai pris les signes vitaux des patients entrants. J’ai appris non seulement à prendre la tension artérielle et du pouls, mais aussi vu comment nécessaire ces cliniques rurales étaient . Comme il ya peu de transport de ces communautés, les patients auraient besoin de marcher des heures juste pour un rendez-vous, souvent pour un autre jour. Voici la mission de Tandana est devenu clair, que chaque patient qui est venu par l’apport était plein de gratitude non seulement, mais la confiance dans l’organisation. Dans le cadre des brigades médicales, Tandana effectue également le suivi des patients, de nombreux patients sont référés à des spécialistes pour des soins avancés. Mon projet actuel est d’aider les enfants visés par nos cliniques chez l’ophtalmologiste reçoivent le traitement supplémentaire nécessaire, qui sera fournie par une fondation appelée Vista Para Todos .
Un autre projet de la mine est de trouver un médecin ORL, aussi connu comme un otorrinolaringologo, dans la région, et ensuite mettre en place des postes de bénévoles pour un groupe de médecins à venir en Janvier. Même si cela peut sembler facile, je ne peux pas faire une recherche rapide sur Google ou appeler un numéro de téléphone, ni de ceux que m’apportent aucune information. Bien qu’il n’y ait pas un à Otavalo, quand j’ai demandé à mon professeur d’espagnol si elle connaissait un médecin pour orejas, nariz y garganta, elle a répondu qu’elle pensait qu’il y en avait un à la Clinica Metropolitana, et à partir de là, j’ai commencé ma recherche . Après avoir donné mon laïus sur les qualifications de nos bénévoles, j’ai été informé qu’ils n’avaient pas besoin de personne , mais que je devrais essayer à l’hôpital. La semaine suivante, je me dirigeai vers le grand hôpital San Vicente de Paul, où, après une série de secrétaires et d’explications médiocre espagnol, j’ai atterri au bureau du directeur . Elle a d’abord demandé à mes documents (je suis étrangère et 18, je n’avais rien) et puis il m’a informé que dans leur hôpital, ils n’ont pas non plus besoin de bénévoles, malgré les salles bondées et les flux apparemment constante des patients. Après avoir parlé des valeurs d’une expérience de bénévolat, de discuter de l’excellence de nos bénévoles (en dépit de n’avoir jamais à leur rencontre) et essentiellement plaidé avec le directeur, elle a dit qu’elle examinerait la possibilité avec le médecin ORL et revenir à moi la semaine prochaine. Bien que je vais parler plus loin avec l’hôpital, j’ai vraiment considéré cette une petite victoire.
Grâce Tandana, j’ai accès aux écoles dans les communautés à l’extérieur d’Otavalo. Ici, nous donnons charlas ou causeries sur la santé, afin de promouvoir le bien-être. Le premier que j’ai jamais donné était sur l’importance du lavage des mains et la bonne technique. J’ai expliqué à une classe de jeunes de 5 ans qu’ils avaient des millions de microbes sur les mains, je pense que sauter certains esprits, et avec le recul probablement dû commencer le match avec l’activité. L’activité consistait à utiliser des paillettes à exprimer les germes et les faire laver les mains jusqu’à ce qu’ils obtiennent le tout, démontrant le temps et la force nécessaire pour les mains de réalité propre un. Je pense qu’ils ont le point, et malgré un chien et la marche de poulet dans la salle de classe, les enfants étaient la plupart du temps sur la tâche et concentré. Mon prochain charla a été donné à une classe de 6e année à l’école Gualsaqui. Tout en parlant à la foule classe 47 – enfant d’être agréable à l’autre, ils passaient des notes et une petite lutte même éclaté . J’espère que les enfants ont eu quelque chose hors de lui, mais peut-être il serait mieux de donner ce discours pour les jeunes enfants afin d’arrêter ce comportement dans l’avenir. Il a également m’a fait apprécier les petites classes et d’enseignants bienveillants j’avais accès à cours de mon expérience de l’école. Ma plus récente conversation était sur le brossage de dents correct. Cela n’a jamais été vraiment enseigné aux enfants car ils ne vont pas vraiment chez le dentiste régulièrement. Avec délicieuse crème glacée 10c disponibles à l’extérieur de l’école, il n’est pas étonnant pour moi que beaucoup ont à obtenir des dents tirés avant 18 ans.
Cette ligne de travail particulier m’a donné pas mal d’histoires amusantes , si je suis poursuivi par un taureau à travers les montagnes dans une tempête de pluie pour en traversant une ferme, ou de prendre les signes vitaux d’un 90 ans femme indigène qui me parlait seulement en Kichwa. Tout cela contribue à moi d’avoir un horaire plutôt chargé, mais il rend les choses intéressantes. Croyez-le ou non, même avec tout cela se passe, je trouve 3 jours par semaine à travailler à un Subcentro! Subcentro est une clinique médicale qui est géré par le gouvernement. Lors du choix de passer le reste de mon temps au bénévolat, je savais que j’étais vraiment mon travail à travers la Fondation Tandana et je savais que je voulais trouver un autre aspect de la santé publique à explorer.
Hola soy Margarita Fuerez, estudiante de universidad y becada de la fundación Tandana. Soy de Otavalo- Ecuador.
Deseo compartir de la participación con la danza que fue con los extranjeros voluntarios en las Fiestas de QUICHINCHE, en la noche del 16 de marzo del 2013, el pregón de fiestas.
En este día desde la tarde ya empiezan a arreglar el carro alegórico que ira por la calle esta noche. Junto a Anna Taft están las familias ecuatorianas y extranjeros ayudando a arreglar el carro para que este muy bonito. Al caer la tarde ya terminan y todos se acercan a la calle principal con muchas ganas de participar. En este carro estaba la reina, el músico y los adornos todo estaba muy bonito, detrás de este carro todos los voluntarios y yo danzamos la danza Otavaleña que yo les prepare un día antes del pregón de fiestas. Cuando llega el momento todo bailamos muy felices y todo el tiempo nos divertimos mucho.
The Panecillo float, featuring Tandana scholarship student Monica Imba as queen
Fue algo muy lindo porque toda la gente nos miraban y nos saludaban era un recorrido un poco largo pues aquí participaban muchas comunidades con diferentes danzas, es muy bonito disfrutar de estas fiestas porque cada comunidad presenta diferentes danzas de colores variados, además solo dura como aproximadamente dos horas como empieza a las 7:00 pm y terminan a las 9:00 pm. Cuando ya terminamos esta danza algunos se acercan y felicitan por la participación que lo realizamos…. Pero es algo admirable para mí cuando las personas piensan que soy auxiliar de enfermera y me felicitan. Yo enseguida digo que no es verdad yo solo soy colaboradora con la danza junto a los extranjeros y que la gente sepa que existe la visita y participación de los extranjeros con intención de ayudar en las comunidades alejadas de la cuidad, porque la Fundación ha visitado casi todas las comunidades por lo tanto cuando miran a los extranjeros saben que ellos son médicos y curan a las personas en las comunidades.
Bueno en lo personal estoy muy feliz de poder compartir con los extranjeros de esta manera espero que la gente me conozca, además me gusta estar con ellos así tener momentos de alegría porque converso con ellos y así comparto mi cultura y tradición.
Me gusta porque los extranjeros también son muy buenos, divertidos y chistosos, cuando enseñe la danza aprendieron muy rápido.
Muchas gracias por darme la oportunidad de compartir con los extranjeros, yo siempre estaré dispuesta a colaborar cuando usted desee.
Este es mi experiencia con los extranjeros que quería compartir con toda la familia de Fundación Tandana
Hasta la próxima oportunidad. … Chao.
Hi I’m Margarita Fuerez, a Tandana Foundation university scholarship student. I’m from Otavalo, Ecuador.
I want to share about my participation in the dance that we did with the Tandana volunteers in the Quichinche Fiestas, on the night of March 16, 2013, in the parade opening the festival.
The Tandana dancersMargarita and her sister lead the volunteers in their danceThe Tandana float
On this day they were fixing up the float that would go down the street at night. Along with Anna Taft were Ecuadorian families and foreign volunteers helping fix the car so it would be really nice. By late afternoon they were finished and all came to the main street eager to participate. On the float were the queen, the musician and everything was very nicely decorated. Behind the float, all of the volunteers and I danced the Otavalan dance I taught them the day before the parade. When the time came to dance, we were all so happy and really enjoyed ourselves the whole time.
It was really neat because all the people looking at us and greeted us. The parade was long, because many communities came to perform different dances. It is very nice to enjoy the festivities because each community has different dances with different colors, and it lasts only approximately two hours, as it starts at 7:00 pm and ends at 9:00 pm. When the dance ended, people came and congratulated us on our participation …. But it surprised me when people thought I was an auxiliary nurse and congratulated me. I immediately told them it wasn’t true, that I was just collaborating in the dance and letting people know that the foreign volunteers came to visit and participate, intending to help the remote communities, because the Foundation has visited nearly all the Quichinche communities, so when they look at foreigners they know they are doctors who cure people in communities.
Well personally I am very happy to share with foreign volunteers, so I hope people know me, plus I like to be with them and have moments of joy as well as talk to them and share my culture and tradition. I like it because the volunteers are also very good, fun and humorous. When I was teaching them the dance, they learned very fast.
Thank you very much for giving me the opportunity to share with the visitors, I will always be ready to work when you want. This is my experience with Tandana volunteers, which I wanted to share with the whole family of The Tandana Foundation.
Until next time. … Bye.
Salut je suis Margarita Fuerez, une étudiante de bourses universitaires de la Fondation Tandana. Je suis d’Otavalo en Equateur.
Je tiens à partager au sujet de ma participation à la danse que nous avons fait avec les bénévoles de Tandana dans les fêtes de Quichinche, dans la nuit du 16 Mars 2013, au défilé de l’ouverture du festival.
Barrio Santa Clara shares its dance
En ce jour, ils fixaient le flotteur qui irait dans la rue la nuit. Avec Anna Taft il y avait des familles équatoriennes et les volontaires étrangers qui aidaient a préparer la voiture pourque ca soit vraiment sympa. Vers le petit soir ils ont terminés et ils sont tous venus à la rue principale désireux de participer. Sur le flotteur il y avait la reine, le musicien et tout était très joliment décorée. Derrière le flotteur, tous les volontaires et moi, nous avons dansé la danse Otavalien que je leur ai appris la veille du défilé Quand vint le moment de danser, nous étions tous si heureux et nous sommes vraiment amusés tout le temps.
C’était très intéressant parce que tous les gens nous regardaient et nous ont accueillis. Le défilé a été long, car de nombreuses communautés sont venus pour montrer différentes danses. Il est très agréable de profiter des festivités parce que chaque communauté a ses propres danses avec des couleurs différentes, et il ne dure que deux heures environ, car il commence à 19h00 et se termine à 21h00. Quand la danse est terminée, les gens sont venus et nous ont félicité pour notre participation …. Mais il m’a surpris quand les gens pensaient que j’étais une infirmière auxiliaire et m’ont félicité. J’ai leur ai dit immédiatement que ce n’était pas vrai, que j’ai juste collaboré à la danse pour faire savoir aux populations que les volontaires étrangers sont venus visiter et participer, avec l’intention d’aider les villages éloignées, parce que la Fondation a visité presque toutes les villages de Quichinche, Alors, quand ils regardent les étrangers, ils savent qu’ils sont des médecins qui soignent les personnes dans les villages.
Eh bien, personnellement, je suis très heureuse de partager avec les volontaires étrangers, alors j’espère que les gens me connaissent, plus j’aime être avec eux et avoir des moments de joie, ainsi que de leur parler et de partager ma culture et tradition. Je l’aime parce que les volontaires sont également très bons, amusants et plein d’humour. Quand je leur enseignait la danse, ils ont appris très vite.
Merci beaucoup de m’avoir donné l’occasion de partager avec les visiteurs, je serai toujours prêt à travailler quand vous voulez. C’est mon expérience avec les volontaires de Tandana, que je voulais partager avec toute la famille de la Fondation Tandana.
Jean works with other volunteers to do vision screening
Five years ago I went on my first volunteer vacation withTandana with my oldest daughter when she was a junior in college majoring in accounting and spanish. This spring I repeated that trip with my youngest daughter who was also a junior in college and majoring in business. I am an RN with somewhat rusty skills and my daughters have no medical experience so we weren’t sure what to expect or if we could be useful on this type of trip. We discovered that the trip was not only beneficial to us personally but on both trips we felt we were able to positively contribute to the mission of the week.
Patients receive their medications in Tandana’s “pharmacy”Volunteers take vitalsPediatricians perform checkups on schoolchildrenSantos, a shaman, shares his philosophy of healing
Upon our return to the US, Lauren had to write a persuasive paper for one of her classes and chose to persuade people to consider going on a mission trip. She summed up her experiences on this trip as being either for her personal growth and development or enhancing the life of others. She felt she gained an appreciation of different lifestyles from observing the living conditions of the people we were serving and it made her realize how much people in the US takes for granted, like running water, a washing machine, kitchen appliances, education and medical care. What she considered “normal” in her daily life took on a new perspective. We both felt the people we encountered were generally happy and so appreciative of the help we were able to offer them. Despite our language barriers we were able to communicate with them and let them know we were there to help. We also enjoyed the extra curricular activities we were able to participate in; particularly the afternoon with the Shaman, the cooking class and the hike down the mountain to the waterfall. It gave us a better understanding of the culture and the environment they live in.
Interacting with the other volunteers on the trip was also a positive experience. Our group was from a variety of geographic locations in the US, assorted ages, talents and life experiences. It was fun to learn how we had all become connected with Tandana and see how we interacted to work toward a common goal. Everyone was friendly, flexible and anxious to learn about our surroundings and culture. By the time we left, we both felt like we had made new friends.
Patients and Tandana folks become friends
I was very impressed with the growth of the mission. Five years ago, the program was just beginning so the resources were limited; in terms of people, supplies and services offered. The morning clinics were short because Tandana was just beginning to build its reputation and not as many local people were willing to come to the free clinics. This year we had to turn people away as the request for doctor visits were more than could be handled in a full day. The support systems are greatly improved, many more supplies and services are offered and systems are in place so the operation runs smoothly. I can’t wait to see the program continue to grow and what changes have occurred when I get the chance to do this trip again!
Certain laboratory tests are available
Jean McCabe
Amistades entre los pacientes y los voluntarios son uno de los aspectos mas importantesLa hija mayor de Jean trabaja de interprete para una doctora
Hace cinco años me fui a mi primera vacación de voluntariado con Tandana con mi hija mayor cuando era en tercer año de la universidad con especialización en contabilidad y español. Esta primavera repetí ese viaje con mi hija menor, que también era en tercer año de la universidad y con especialización en negocios. Soy una enfermera con habilidades poco oxidados y mis hijas no tienen experiencia médica, así que no estábamos seguros de qué esperar o si podríamos ser útiles en este tipo de viaje. Nos dimos cuenta de que el viaje no era sólo beneficioso para nosotros personalmente, pero en ambos viajes nos sentimos que estábamos en condiciones de contribuir positivamente a la misión de la semana.
A nuestro regreso a los EE.UU., Lauren tuvo que escribir un ensayo persuasivo para una de sus clases y optó por persuadir a la gente a considerar ir a un viaje misionero. Ella resumió sus experiencias en este viaje como sea para su crecimiento personal y el desarrollo o la mejora de la vida de los demás. Ella sintió que ganó el aprecio de los diferentes estilos de vida de la observación de las condiciones de vida de las personas a las que servíamos y se dio cuenta de la muchas cosas que las personas en los EE.UU. no toman en cuenta, como agua corriente, una lavadora, utensilios de cocina, la educación y la atención médica . Lo que ella considera “normal” en su vida cotidiana adquiere una nueva perspectiva. Nos sentimos que la gente que nos encontramos era generalmente feliz y tan agradecido por la ayuda que pudimos ofrecerles. A pesar de nuestras barreras lingüísticas pudimos comunicar con ellos y hacerles saber que estábamos allí para ayudar. También disfrutamos de las actividades extra curriculares que hemos podido participar en, sobre todo por la tarde con el chamán, la clase de cocina y la caminata por la montaña hasta la catarata. Se nos dio una mejor comprensión de la cultura y el medio ambiente en que viviamos.
La interacción con los otros voluntarios en el viaje también fue una experiencia positiva. Nuestro grupo era de una variedad de lugares geográficos en los EE.UU., de edades variadas, talentos y experiencias de vida. Fue divertido para aprender todo lo que habíamos hecho relacionado con Tandaña y ver cómo nos relacionamos a trabajar hacia una meta común. Todo el mundo fue muy amable, flexible y con ganas de aprender sobre nuestro entorno y la cultura. En el momento en que nos fuimos, nos sentimos como si hubiéramos hecho nuevos amigos.
Me quedé muy impresionado con el crecimiento de la misión. Hace cinco años, el programa se acababa de empezar y por lo tanto los recursos eran limitados, en términos de personas, suministros y servicios ofrecidos. Las clínicas de la mañana fueron a corto ya que Tandaña estaba empezando a construir su reputación y no habia tantas personas locales quienes estaban dispuestos a llegar a las clínicas gratuitas. Este año hemos tenido que rechazar a la gente por que la solicitud de consultas médicas fueron más de lo que podría ser manejado en un día completo. Los sistemas de apoyo han mejorado mucho, muchos más suministros y servicios se ofrecen y los sistemas estén en su lugar para que la operación sea un éxito. No puedo esperar hasta ver como el programa siga creciendo y qué cambios se han producido cuando tengo la oportunidad de hacer este viaje de nuevo!
Jean McCabe
La chute de Peguche atire les volontaires
Il ya cinq ans, je suis allé à mon premier vacances de bénévolat avec Tandana avec ma fille aînée quand elle était un junior à l’université avec spécialisation en comptabilité et en espagnol. Ce printemps, j’ai répété ce voyage avec ma plus jeune fille qui était aussi un junior à l’université et une spécialisation dans les affaires. Je suis une infirmiere avec des compétences un peu rouillés et mes filles n’ont aucune expérience médicale, donc nous ne savions pas à quoi nous attendre ou si nous pouvions être utiles sur ce type de voyage. Nous avons découvert que le voyage n’était pas seulement bénéfique pour nous personnellement, mais sur les deux voyages que nous sentions que nous étions en mesure de contribuer positivement à la mission de la semaine.
A notre retour aux États-Unis, Lauren a dû écrire un article convaincant pour une de ses classes et a choisi de persuader les gens à envisager d’aller sur un voyage de mission. Elle résume ses expériences sur ce voyage comme étant soit pour sa croissance personnelle et le développement ou l’amélioration de la vie des autres. Elle se sentait, elle a acquis une appréciation des différents modes de vie de l’observation des conditions de vie des personnes que nous servions et il lui a fait comprendre combien les gens aux États-Unis tient pour acquis, comme l’eau courante, une machine à laver, appareils de cuisine, l’éducation et des soins médicaux . Qu’est-ce qu’elle considérait comme «normal» dans sa vie quotidienne a pris une nouvelle perspective. Nous sentions tous les deux que les gens que nous avons rencontrés étaient généralement heureux et reconnaissants de l’aide que nous avons pu leur offrir. Malgré nos barrières de la langue, nous avons pu communiquer avec eux et leur dire que nous étions là pour les aider. Nous avons également apprécié les activités additionels, auxquels nous avons pu participer, en particulier l’après-midi avec le chaman, le cours de cuisine et la randonnée dans la montagne jusqu’à la cascade. Il nous a donné une meilleure compréhension de la culture et de l’environnement dans lequel ils vivent.
Interagir avec les autres volontaires sur le voyage était aussi une expérience positive. Notre groupe était d’une variété de lieux géographiques aux Etats-Unis, les âges variés, des talents et des expériences de vie. C’était amusant d’apprendre que nous avions tous devenus connecté avec Tandana et voir comment nous interagissons à travailler vers un but commun. Tout le monde était amical, flexible et désireux d’en apprendre davantage sur notre environnement et la culture. Au moment où nous sommes partis, nous avons tous deux eu l’impression que nous avions fait de nouveaux amis.
Les volontaires realisent des examens de vision.
J’ai été très impressionné par la croissance de la mission. Il ya cinq ans, le programme commençait tout juste ainsi que les ressources étaient limitées, en termes de personnes, de fournitures et de services offerts. Les cliniques du matin étaient à court parce que Tandana commençait tout juste à construire sa réputation et il n’ avait pas autant de gens locaux prêts à venir dans les centres de soins gratuits. Cette année, nous avons dû refuser des gens parce que la demande de visites chez le médecin étaient plus que pourrait être traitée en une journée. Les systèmes de soutien sont grandement améliorées, beaucoup plus de fournitures et de services sont offerts et les systèmes sont en place pourque l’opération se déroule bien. Je suis pressé de voir le comment programme continuer à croître et quels changements ont eu lieu lorsque j’ai la chance de refaire ce voyage!
Julie Anderson is a member of The Tandana Foundation’s Medical Direction Team and has participated in many Healthcare Volunteer Vacations in Ecuador. She convinced Marcella Bernethy, her mother and Tandana’s oldest volunteer, to go with her on one of the trips. Below are their reflections from the trip.
From Marcella:
When my daughter, Julie Anderson, invited and encouraged me to join the medical missionary trip to Ecuador, I thought it an impossibility due to my 83 years. However, as her companion and with her support, I joined the team.
It was a long journey to Quito and then another two hour drive to Quichinche. but well worth the trip as we were welcomed as guests at Las Palmeras Inn for a much needed rest.
Following breakfast each morning, our van and driver took us to our assigned village where we took any supplies we had brought with us and set up clinics. Setting up clinics was a real challenge, anything from an empty potato storage room to planks supported by cement blocks. But it worked and patients came from mountain side walking barefoot on cobblestone roads averaging 50 a day. Animals roaming everywhere and such poverty but accepted as their way of life. It was a very humbling but gratifying experience. As the “greeter” I tried to welcome each patient with a smile or hug helping them to their designated provider. Since clinic hours ended at noon, we sometimes lunched with the community members learning more of their local culture. Also, we lunched in a beautiful hacienda owned by an American living in Ecuador.
Marcella makes friends with a patient.
Our afternoons were spent on activities such as boat rides, hikes, visits to a Shaman and a Master Weaver and just exploring the culture of the area. I especially enjoyed our afternoon at the Otavalo Market Place and our visit to the sacred tree, El Lechero with all of the history being narrated for us by a student. Spanish classes each day and intermingling with the team followed by a delicious dinner at the Inn- what a wonderful ending of a perfect day. I will always be grateful for the opportunity given to me to be a member of that team. My book of memories is a treasure.
Marcella Bernethy
From Julie:
I have been fortunate to travel to a number of countries as a medical provider over the past few decades and each time my mother would contribute in some meaningful way, be it monetarily ,”treats for the children” or shoes for an elder. Each trip she would anxiously await news of our work, the people, the culture, and their needs! At some point I suggested she join me and from that moment she was mentally packing and planning!
I had a little concern about elevation affecting her energy but that was quickly put to rest as she eagerly joined the group in almost all activities including a climb to a picnic site on our last day of the trip. She made friends with an elderly woman in the market and they still stay connected sending their best wishes for each other and each year I’m given “a little gift for your mother” to bring home. My mother still speaks of the people and the culture with admiration and awe for their survival in the midst of poverty beyond our
comprehension. I am very grateful to have had the opportunity to share this with my mother…it’s not out of the question that we would do it again:)
Tandana’s involvement provides the venue for a rich human experience..cross culturally and without borders…and at any age if you’re willing to open your heart and mind.
Julie Anderson
Marcella, Julie, and their group enjoy Cuicocha Lake.
Drs. Hugh and Ash use a portable fetal doppler to check the health of a baby.Na takes vitals to prepare patients for seeing the doctors.
by Hugh Chapin
After confirming and re-confirming the critically high blood pressure measurement, I realized that the calm, smiling woman sitting in front of me in her traditional indigenous clothing was not aware of the severity of her situation. She only knew that she had run out of money for her medications and she might as well come see the visiting doctors since they’re here. After all, she didn’t even mention the pesky vision problems, and intense, intermittent headaches and falls until I inquired after accepting the blood pressure measurements. It harkened back to all the literature on hypertensive emergency I had studied in medical school and it was instantaneously clear that I was currently the only one cognizant of the hypertensive time bomb in front of me that could go off at any moment.
This was the beginning to one of my most memorable patient encounters during my first humanitarian medical aid mission. While living several years as an expatriate, I followed the world of humanitarian medical aid organizations with great intrigue, admiration and a feeling of purpose and was resolved to some day explore a niche for myself within that sphere when the time was right. Through a bit of serendipity I discovered the Tandana Foundation in 2011 and became intent on volunteering on one of their Health Care Volunteer Vacation (HCVV) trips and the day I had often imagined finally arrived during the HCVV of March, 2012.
Before leaving my home in New York City for a country I knew little about, I was filled with excitement and forced myself to buffer any images or expectations of what would be, with the inevitability that the reality will be vastly different from any image my mind could conjure. In essence, try not to get excited about the fast-approaching unknown. What a tall order that was!! And how wonderful the unknown turned out to be, as I continue to learn from my experience as I reflect and savor each memory.
My ‘HCVV experience’ with Tandana Foundation was just that….an experience: Personally encountering or undergoing something. A shared experience yet each person takes away their unique perspective. Here are some thoughts from my perspective on my ‘Tandana experience’.
As a young physician, the medical aspect of HCVV: providing medical care to rural, under-served communities, was my driving force to take part. Leading up to the trip I focused on what interesting cases might present, what diseases, parasites and pathologies were unique to that region, and how patient encounters would compare to what I knew from home. During the trip; however, I discovered other aspects and intricacies of the ‘HCVV experience’ apart from the medical. They were just as memorable and not quite as foreseeable. It was often unexpected moments interacting with the group that were most euphoric: a coming together….a sharing of stories…a discovery of common interests…..singing songs…a realization that someone used to work at the same hospital back home.
There was also the learning: Learning from the life experiences of others in the group and especially learning from the people of Ecuador. I suspect that each participant learned something unique from being a guest within the indigenous communities and within Ecuador itself. The cultural beliefs and customs were fascinating and educational for me from beginning to end. I could write a thesis on what I learned and experienced from their rich culture but what impressed on me most personally was the way the people in the isolated communities experienced everyday life and their attitude about it. It was certainly a life without the luxuries taken for granted in modern society which impressed me the greatest. A sort of simple living and content self-sufficiency apart from modern conveniences reminiscent of Thoreau as he took to a Life in the Woods.
Then there was the nature. I frequently think back on the sight of mountain peaks lining up as far as the eye can see as if all standing in an eternal line, the lakes hiding amongst the volcanic peaks, and my favorite by far: looking down at the world below from above the clouds. These pictures show you what it looked like, but neither photos nor words can sufficiently convey the view, the feel of the wind and clouds, and the smell and sound in the air simultaneously stimulating the senses.
Lastly, an over-arching sense from my ‘Tandana experience’ was one of coming together. Indeed, the Tandana Foundation points out the name means “to unite” in the local indigenous language of Kichua. If I had to reluctantly pick only one descriptor of my HCVV experience, it would be “unity”. The sense of unity began with the formation of one medical team out of 14 strangers with very diverse backgrounds on day one. This sense of unity continued throughout the trip as we were guests and ambassadors among many different indigenous communities.
Through no choice of my own, I was born in a country of opportunity and am fortunate to have the opportunities in medicine that I have had. During the HCVV, I enjoyed sharing some fruits of my good fortune with those that, through no choice of their own, were born into a community literally on the edge of the world; far, far away from any level one trauma center, ivy league school, or family medicine clinic.
The case of the woman with hypertensive emergency had an optimum outcome, due in large part to the donations we had received for that mission. A large part of my time with her was dedicated to drawing pictures and using help of interpreters to explain her medical condition and discuss plans for after our departure (She had up until that moment absolutely no understanding of her condition. She had thought of it like a bug bite, that goes away after a few days and a few pills). We gave her a relatively new, hypertensive medication which was donated from Direct Relief International. It enabled us to quickly remove the immediate threat to her health. Experiencing the smile on her face from being free of symptoms, and her joy of understanding her condition is hard to describe. It was a moment that reminded me why I love medicine so much and why we were there. But it was just one little moment amongst so many that together gave me my ‘Tandana experience’
Dr. Hugh
Vision screeningHugh draws blood for an H. Pylori test.
By Anna Taft (Some names have been changed to protect patients’ privacy.)
A barefoot woman in traditional Otavaleña dress wandered up to the schoolyard in Larcacunga, grey hair trailing from under her head wrap. “What are you doing?” she asked.
“We’re offering free medical consultations,” I replied. “Would you like to see a doctor?”
“Well, okay. I’m healthy, but I have pain here,” she said, placing her hand on her back. “Where are you from?”
“Very far away,” I answered in Kichwa.
“All the way from Otavalo?” she asked, eyes wide at the thought of us traveling ten kilometers from the market city.
“Even farther than Otavalo.”
“Even farther?” she asked, incredulous now. “How is it that you came all this way to my community?”
How is it, indeed? It’s a winding story that began ten years ago when I first came to Ecuador as a volunteer for a neighboring village. But even given the incremental, mostly-explicable growth in that story, the question’s underlying surprise merits remembering. It is a bizarre thing we are doing, though we often forget that in the enthusiasm and instrumental focus to our energies. We collect volunteers, including doctors, nurses, and willing assistants with no medical experience, from the United States, bring them to the Andean highlands, and each day take them and our boxes of supplies to a different village’s school or community center to provide basic health care. A bizarre thing, but a beautiful one.
Beginning my usual set of questions for arriving patients, I learned that her name was Maria Juana Perugachi Torres and that she could correctly state her age at 90. Many elderly patients weren’t sure of their age, or guessed something different than the birth date on their identity card suggested, but Maria Juana was right on. I couldn’t help grinning at her, and she responded with the most beautiful smile I could imagine.
“Open your mouth,” Katie instructed my new friend, holding out a thermometer and demonstrating with her own mouth, “under your tongue.” She gently nudged the thermometer into Maria Juana’s mouth. Maria Juana sat there, mouth gaping wide, waiting for Katie to finish whatever odd thing this was she was doing. Katie motioned for her to close her mouth, using hand gestures, forcefully closing her own mouth, saying in her brand-new Spanish, “close your mouth.” But Maria Juana didn’t understand. Finally, a middle-aged woman who had already been through this process and was waiting her turn to see a doctor came over and taught Maria Juana how it worked.
As Katie helped her roll up a sleeve to make room for a blood pressure cuff, Maria Juana repeated, “I’m healthy!”
Guessing she might fear her sleeve was being raised for an injection, I reassured her that it was only to take her blood pressure, as if that meant anything in her world. Next, she was asked to climb up onto a scale. She stepped squarely up from the side, her left foot entirely covering the plastic window where her weight would be read. Katie and the middle-aged patient managed to convince her to turn 90 degrees and then inch backwards so that her weight could be recorded, then instructed her to dismount. What an odd set of tests, Maria Juana must have thought; she would have a story to tell when she got home. Speaking of home, her breakfast was there, waiting to be cooked and eaten.
“What time is it?” she asked, as if she were late for an important meeting. Receiving her answer, she waited patiently for a few minutes and then asked again. “I haven’t eaten yet,” she offered, as if to appease our quizzical looks. Unsure of how to respond, we gave her more blank stares, and then I remembered the boiled eggs in my pocket. I pulled them out, offered one to her, and began to peel the other one for myself.
Why was she so pleasing to me, this 90-year-old I had just met? Was it the sly, toothless smile, the high voice blending Kichwa and Spanish, or her self-confident air, asserting quite indisputably that she was healthy? Perhaps it was her approach toward difference. Walking through the center of her community, she discovered strangers from a distant land there, doing inexplicable things in the name of “medical consultations.” She wasn’t afraid or angry and neither was she clamoring for a panacea or a handout. She was curious enough to try it out, and trusting enough to have her vitals taken, but not so enthralled that she forgot about her breakfast. In a sense, that attitude shouldn’t be surprising; you don’t get to be 90 in her circumstances without developing a certain self-assurance in addition to an impeccable cardiovascular system. But she had none of the complaints of loneliness or aches and pains, laments about lost joys that are the staple of some of her contemporaries. If only all of us could approach new experiences and others with that sort of calm curiosity and confident equanimity.
I was hungry too, so I gobbled up my egg and a protein bar, taking advantage of a lull in arrivals. José Manuel, the current president of Larcacunga, approached me with his bag of pills. “When do I take these?” he asked.
Reading the simple instruction sheet in the bag with the medication, I replied, “one with breakfast and one with dinner.” Many patients liked to double and triple check their instructions, so I was not surprised. I noticed his pills were for stomach problems.
“With which water?” he asked.
“Oregano,” I suggested, knowing that oregano tea was considered the best remedy for an upset stomach, “if you have it, or if not then with toronjil or cedrón or anise, any water is okay.”
“Anita!” called Joaquin, an interpreter we had hired to work with one of our doctors. “Jim has a patient with women’s problems.” Joaquin, indigenous himself and fluent in Kichwa as well as Spanish, cared about the patients and was sensitive to women’s modesty and reluctance to discuss female issues with him in the room. I bounded up the steep bank to the principal’s office, which Jim was using as an examining room. I translated for Jim as he asked a few questions, and then Molly brought in the patient’s pregnancy test results: positive, not at all what she was hoping for. Elena was nineteen and already had one child. Apparently, things weren’t going well with her husband and she was not excited to bear a second child. She hadn’t even mentioned the possibility of being pregnant, until Jim asked to make sure a prescription he had in mind would be okay.
After Elena left, eyes downcast and red, I reemerged on the sunny soccer field to the sight of the kids, out to recess, running madly up and down, kicking a tiny ball. Maria Juana was heading home with a bag of ibuprofen (she was healthy! Just had some pain in her back). She stopped to shake my hand, saying “yusul pagui.” God pay you. As we rode down in the van that afternoon, Jim related the story of one of his patients. The diagnosis was situational depression; what she needed was someone to talk to. She had talked to Joaquin for half an hour about her pain; her teenage adopted son had disappeared, perhaps to Colombia, and she wanted to make sure her younger daughter, also adopted, was healthy. Joaquin had related only the basics of the story to Jim, but both had watched her attentively as she spoke. Jim had examined the daughter, found her perfectly healthy, and told the mother she was doing a great job of caring for her. The mother spoke to Joaquin some more, reiterating her worries, and he noted her name and her son’s to see if he could help her by contacting immigration authorities about her son. She thanked Jim and Joaquin profusely, saying she hadn’t been able to tell anyone about her troubles before, and departed, her burdens at least a little bit lighter.
Sinking back in my seat, I felt a warmth in my eyes. This was the kind of medicine that touched me. I had sometimes wondered how it came to be that I, who had always been rather suspicious of medicine, was coordinating groups of volunteers and taking them out to Ecuadorian villages to practice it. My motives, I must confess, were more about intercultural interaction and education for the volunteers than medicine, when I began the program. I realized, though, that what bothered me was less about medicine itself and more about the power relations that are typically set up in the clinic and the bureaucratic structures that reinforce them. Here we were, listening to patients, sharing laughs with them, trying to respond to their needs, and asking only a 50-cents-per-family contribution for the medications we provided. Our volunteers were doing their best to learn the villagers’ languages, welcome them, play with the young ones, smile with the old ones. And many of the patients walked away with the means to improve their health.
That night, exhausted from the responsibilities of organizing the group’s work and activities, I closed my eyes. Maria Juana walking away from the school, trailing her wisp of grey hair, was the first vision that appeared.